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De nuevo sobre el porvenir televisivo, no de Santa María

television-cubanaDesde hace un tiempo en la Televisión Cubana se trabaja por lograr una nueva programación y retomar los canales con perfiles propios. Dicho así parece una buena idea, pero lo que está sucediendo -sin tomar en cuenta el criterio de los creadores- creo que llevará a la debacle de la pequeña pantalla.

En mi anterior artículo No sólo el porvenir de... Santa María, publicado en la revista El Caimán Barbudo y reproducido en otros medios digitales, como Cubadebate, luego de expresar mi opinión sobre la telenovela actual, advertí sobre el porvenir de la televisión.

Entonces dije: "Si hace un tiempo a todos se nos fue la mano en alabar algunos temas que llegaron a molestar a una parte de los televidentes, hoy sería un error caer en la ilusión de que haciendo programas light se quedaría bien con todas y todos. Recordemos como con La cara oculta de la luna se logró que en todo el país aumentaran las pruebas del SIDA, lo que no habían conseguido otros espacios muy buenos pero que no tienen la fuerza de las propuestas de ficción".

Y continué diciendo: "Llenar la pantalla a toda costa con conciertos, series u otros programas que funcionen como nitrazepam nunca puede ser una solución, porque, ¿de dónde salen los dineros que se invierten en propuestas fallidas según el propio Centro de Investigaciones del ICRT? Esa plata, que no es poca, la aporta el estado que es decir todos nosotros(as), que a este paso cada día vemos más DVDs y menos televisión cubana".

Revisando los artículos de la Conferencia del Partido, algo que realizo con frecuencia, hoy quiero compartir con lectoras y lectores el contenido del número 65 que pide abordar nuestro hoy: "Reflejar a través de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital, la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial", y también deseo volver sobre el artículo 58: "Trabajar de conjunto con las instituciones culturales, los medios de comunicación masiva, directores de programas y espectáculos, artistas e intelectuales, para evitar manifestaciones que atenten contra la dignidad de las personas o hieran la sensibilidad de nuestra población y, teniendo en cuenta sus gustos, influir en ellos, para promover a escala masiva la capacidad de apreciación artística y literaria, así como desarrollar valores éticos y estéticos".

Si no leo mal se pide "teniendo en cuenta sus gustos, influir en ellos", y más adelante se concluye "promover a escala masiva la capacidad de apreciación artística y literaria, así como desarrollar valores éticos y estéticos".

Me pregunto: Si existen programas con esas características, ¿por qué hay que mutilarlos o cambiarlos de canal? Empiezo por una propuesta premiada en el Festival de Televisión y en el Caracol de la UNEAC: De cierta manera, una revista cinematográfica concebida y hecha por el MSc. Luciano Castillo Rodríguez, uno de los críticos con más prestigio en Cuba y otros países, que tiene el aval de varios libros publicados y ser llamado a impartir clases o conferencias en diferentes latitudes.

Este hombre, al que no le sobra el tiempo, ha mantenido por cinco años el único espacio donde se han difundido películas cubanas que no se habían visto por televisión y que fueron un descubrimiento para una buena parte de los televidentes. Ahora se pretende dejar en el aire la primera parte y no divulgar el filme ¿Por qué, si nunca hay malas palabras, sexo y violencia?

En una carta enviada digitalmente, Luciano dice: "La adopción de esta medida que, evidentemente, no ha tenido en cuenta al público al que está destinada la programación, ocurre a menos de un mes de la rendición de cuenta por la dirección del ICRT ante los diputados a la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la cual, según publicó el periódico Juventud Rebelde el 12 de diciembre, fue citado el programa De cierta manera entre los que ‘han propiciado la inclusión de materiales de la más reciente producción de las jóvenes generaciones de cineastas'. Por otra parte, la decisión contradice además, los objetivos del Programa de Fomento de la Cultura Audiovisual de reciente promulgación por la dirección del país".

Juan Antonio García Borrero, otro critico de primer orden, publicó en su web Cine cubano. La pupila insomne: "No salgo todavía del desconcierto con esta nota que recién recibo en mi buzón: desaparece la tanda fílmica del programa De cierta manera, quedando apenas los 27 minutos que anteceden a la presentación del filme".

Y prosigue: "Ignoro los argumentos que puedan tener los directivos del ICRT para tomar esa decisión. Supongo que en algún momento trascenderá la versión oficial. Pero por lo pronto anticipo mi criterio: para mí uno de los grandes méritos del programa de Luciano Castillo está en la posibilidad que brinda de acceder a obras que, con anterioridad, muchas veces apenas teníamos las referencias de los libros".

"Pocos países cuentan con ventanas como estas, abiertas a sus cinematografías nacionales. El programa, además de contar con las informaciones semanales de un investigador de lujo como es Luciano Castillo, nos ha permitido actualizarnos con el devenir audiovisual de la nación. Y le ha concedido espacio a ese grupo de realizadores que deben competir abiertamente con esa otra producción adocenada que ya tiene la garantía del público, gracias a hábitos de consumo consolidados por las grandes transnacionales de la imagen".

Y concluye: "Pienso que aún cuando se mantenga la presencia de Luciano Castillo en la pantalla, hablando de cine cubano, suprimir la proyección de la película es definitivamente mutilar el alcance cultural del descomunal esfuerzo que viene desempeñando ese equipo de trabajo".

Con Juan Antonio espero una solución, pero existe otro caso increíble: el programa Sitio del arte, que por su calidad indiscutible ha merecido tres premios y el premio especial de los espacios informativos en el último Festival de la Televisión y acumula numerosos Caracoles otorgados en la UNEAC, quiere ser trasladado para el Canal Educativo.

Dirigido y peleado por Julia Mirabal, Sitio... cumpliría diez años en julio próximo. En ese tiempo ha estado en TeleRebelde y en distintos días y horarios de Cubavisión.

Razones deben tener quienes proponen estos cambios, pero si en la televisión se guían realmente por los objetivos de la Conferencia del Partido, Sitio del Arte cumple a cabalidad los artículos 57 (Promover la crítica artística y literaria, franca y abierta, con énfasis en las insuficiencias y virtudes de la obra cultural, de manera que contribuya a alcanzar la calidad que se aspira, preservar nuestra identidad y el respeto a las tradiciones) y 67 (Estimular que los medios de comunicación masiva sean una plataforma eficaz de expresión para la cultura y el debate, ofrezcan caminos al conocimiento, al análisis y al ejercicio permanente de la opinión; desarrollen un periodismo objetivo y de investigación, que permita desterrar la autocensura, la mediocridad, el lenguaje burocrático y edulcorado, el facilismo, la retórica, el triunfalismo y la banalidad).

No quiero pensar que, para satisfacer supuestos intereses del público, se piense en Cubavisión como una suerte de canal de entretenimiento familiar. Si es así entonces vale la pena colgar los guantes, porque de los famosos conciertos, anunciados con bombo y platillo y trasmitidos por ese canal, sólo el de Fito Páez ofrece una imagen en la que no reina la banalidad y el gusto frívolo, que sí es válido, pero no en dosis tan seguidas y por el canal que mejor se ve en horarios estelares.

Si realmente se tuviera en cuenta el artículo 58 de la Conferencia del Partido (ya citado en este texto), los programas Sitio del Arte y De cierta manera ocuparían horarios en Cubavisión, serían muy bien promocionados y se buscaría que tuvieran las mejores condiciones de realización, porque a fuerza de gestiones personales y dejar la piel cada semana en una propuesta, esos colectivos han logrado espacios que contribuyen al fomento de la cultura en general y la audiovisual en particular, por el mensaje que transmiten y por el empaque en el que se presentan.

(Tomado de El Caimán Barbudo)