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La Historia secuestrada

Peter Kornbluh, al frente del departamento Cuba del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, revela en este artículo publicado en The Daily Beast, que el esfuerzo legal para develar la historia oficial de la CIA en Playa Girón, que guarda curiosos secretos de la agencia de espionaje, sigue siendo demasiado difícil.

A principios de 1996, cuando se acercaba el 35 º aniversario de la tristemente célebre invasión de la CIA a Cuba, presenté una solicitud a la Freedom of Information Act (FOIA) para obtener nuevos documentos secretos de la Guerra Fría, en particular la investigación realizada por el Inspector General de la CIA donde informaba al gobierno el desastre de las operaciones encubiertas en Bahía de Cochinos (Playa Girón para los cubanos).

El informe altamente secreto echó la culpa de la fallida misión a la mala gestión de la CIA, la incompetencia, la arrogancia y el engaño. El informe fue tan feroz que el director de la CIA recuperó todas las copias y las destruyó todas, salvo un puñado de ellas en un intento por evitar que se usaran como municiones en el debate interno del gobierno sobre el futuro de la agencia de espionaje tras el desastre de Bahía de Cochinos.

Unos 37 años después de ser escrito, y después de dos años de nuestra insistencia y los llamados a la CIA para que los desclasificara, la agencia finalmente entregó el documento a la institución a la que pertenezco, el Archivo de Seguridad Nacional. Sin duda, las revelaciones generaron titulares en todo el mundo poco halagüeños. Pero ocultar información embarazosa no es una excepción de la Ley de Libertad de Información. Y el derecho del público a saber lo que se ha hecho en nuestro nombre, pero muchas veces sin nuestro conocimiento, triunfó frente a la decisión irracional de la CIA de proteger sus secretos históricos todo el tiempo que puede -a veces años, décadas, y, si la agencia pudiera,  incluso siglos.

La agencia ha publicado millones de páginas de documentos a través de los años. Pero nuestra experiencia más reciente con la "Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos" demuestra, una vez más, que obtener información de ciertos secretos históricos de la agencia puede ser el equivalente burocrático de filtrar un cálculo renal.

Por ejemplo, hasta sólo hace unos meses, la agencia retuvo ignominiosamente los documentos más antiguos clasificados en los archivos del gobierno de los EEUU: unas notas sobre las mezclas químicas necesarias para la fabricación y detección de "Tintas Secretas" y "Cómo abrir cartas selladas sin ser detectado", que fueron escritos en 1917 y 1918, durante la Primera Guerra Mundial

Fidel Castro señala algunas de las casas bombardeadas durante la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Foto: AP

Fidel Castro señala algunas de las casas bombardeadas durante la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Foto: AP

El abogado de la Agencia se opuso con éxito a una demanda bajo FOIA presentada en la década del 90 por un grupo que aboga por la transparencia del gobierno, el Proyecto James Madison. El abogado de la CIA intentó convencer a un juez de que las fórmulas de estos memorandos todavía podría ser utilizadas. Sólo en este mes de abril, cuando los abogados del Proyecto Madison apelaron al Interagency Security Classification Appeals Panel (Grupo Especial Interdepartamental de Apelación de las Clasificaciones de Seguridad),  finalmente se hicieron públicas las fórmulas de la tinta invisible y el humo para abrir un sobre, más de 90 años después de que fueron escritas.

La CIA presentó argumentos similares cuando mi organización demandó bajo la FOIA la liberación de cientos de documentos que permanecen aún secretos de la Operación Mangosta, un conjunto de acciones encubiertas y operaciones de propaganda para hacer retroceder la Revolución cubana, elaboradas después del fracaso de Bahía de Cochinos. En particular, la agencia se negó a entregar un memorándum de 10 páginas, con fecha de octubre de 1962, que revela una operación de propaganda específica contra Cuba. Ni una sola palabra puede ser desclasificada, dijeron los abogados de la CIA lal juez, ya que el documento contenía "un plan para una operación que podría ser viable." El juez echó un vistazo al documento y decidió que debería ser desclasificado en su totalidad.

El "plan" detallado por la CIA consiste lanzar pequeños globos de helio desde un barco anclado frente a las costas de Cuba. De los globos colgarían unas cestas con juguetes de plástico, discos y fotos y mensajes de propaganda contra el gobierno cubano. Un contador de tiempo liberaría la canasta y los contenidos sobre los campos de Cuba y las zonas urbanas. De acuerdo con el memorando altamente secreto, analistas de la CIA probarían antes estos artefactos y garantizarían que al caer estos materiales por el peso de la gravedad no infringirían lesiones en ningún cubano, si alguno fuera golpeado por estos en la cabeza.

La guerra se mantuvo para obtener por FOIA la "Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos", de la CIA. Durante años, la agencia rechazó varias solicitudes para la desclasificación total de los cinco volúmenes del estudio, más de una década después de que documentos más sensibles que el informe del inspector general fuesen desclasificados. Presenté una solicitud FOIA en el año 2005, con la esperanza de que la CIA hiciera un gesto con la historia y simplemente publicara el estudio por el 50 aniversario de la invasión, que se cumplían en abril de 2011. Pero esperamos demasiado. En su lugar, nos vimos obligados a acudir a los tribunales una vez más, en un intento por liberar esta historia.

Finalmente, la CIA ha publicado cuatro volúmenes de la "historia oficial". Sin embargo, inexplicablemente, todavía se niega a publicar el volumen quinto y último. Abogados de la CIA deben presentar sus argumentos ante la corte esta semana en los que indican que, por razones de seguridad nacional y otras consideraciones, cada palabra del quinto volumen debe permanecer clasificada hasta ¡medio siglo después de ocurrido el episodio examinado!

Foto: Miguel Viñas / AFP-Getty Images

Foto: Miguel Viñas / AFP-Getty Images

Se mantienen los continuos esfuerzos de la agencia por mantener de rehén la Historia, en contra de un mandato explícito del presidente Obama de abrir los archivos secretos y avanzar en el derecho que tienen los ciudadanos a saber qué ocurrió. En su primer decreto presidencial, Obama ordenó que "todos los organismos deben presumir a favor de la divulgación" cuando manejen las solicitudes para liberar Información.

"El gobierno no debe mantener información confidencial sólo porque los funcionarios públicos podrían ser avergonzados por la divulgación, [o] porque los errores o fracasos se manifiesten", declaró Obama. En una orden ejecutiva del año pasado sobre la redefinición de las clasificaciones para la seguridad nacional, Obama tocó un punto que está en el centro de nuestros esfuerzos para obtener toda la "Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos": "No hay información clasificada que pueda permanecer por tiempo indefinido."

La CIA parece no apreciar, y mucho menos aceptar, este mensaje. Irónicamente, en la entrada de su sede en Langley, Virginia, está grabado en mármol el otro famoso decreto sobre la relación entre la libertad y el acceso a la información: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

La pregunta para los historiadores, estudiantes y ciudadanos curiosos es si alguna vez sabremos la verdad.

Traducido por Cubadebate