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¿Dos mundos diferentes?

Dos mundos diferentes...

Dos mundos diferentes...

Mientras más de doscientas cincuenta mil personas marcharon en el centro de Londres durante cinco horas demostrándole al gobierno su oposición a los rápidos y profundos recortes aplicados a los gastos públicos, desempleo e inflación, en el Palacio de Buckingham no se escatimaban recursos en los preparativos de la boda real del príncipe Guillermo y Catherine Middleton.

El carruaje, las limosinas, los Roll Royce, la tiara, los anillos, los cakes y la “trascendental historia de amor” de estos dos ciudadanos –de sangre azul él, ella todavía– ocupan grandes y cotidianos espacios en los medios occidentales a un mes para el sonado himeneo.

La casa Real británica ha enviado mil novecientas invitaciones a tan fastuosa fiesta entre las que se encuentran por supuesto las del primer ministro inglés, David Cameron, así como las de Barack y Michelle Obama, Nicolás Sarkozy y Carla Bruni, reyes, príncipes y sultanes. ¡Qué viva el jolgorio real!

Poco importa la masacre que están provocando en Libia con los cientos de misiles Tomahawk lanzados desde barcos y submarinos atómicos. Ya están acostumbrados a estas prácticas asesinas. Tienen en su haber el entrenamiento adquirido en Yugoslavia, Irán, Afganistán, y Gaza, en los últimos tiempos, para no hacer aquí un interminable recuento de las agresiones militares ordenadas desde la Casa Blanca, el Pentágono y sus aliados años atrás.

En tanto, se conoció que el Premio Nobel, inquilino de la Casa Blanca, en las últimas semanas emitió una orden secreta que permite las acciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia en ese país del norte africano. Muchos saben la amplia gama de atrocidades que pueden cometerse bajo el manto de la CIA.

Obama no ha tenido recato alguno para romper todas sus promesas y ha resultado ser uno de los presidentes menos respetuoso de la vida humana y de los derechos de los pueblos. Masacran a civiles incluyendo a la población infantil. Pero pese a que ordenó la agresión militar sin consultar al Congreso, intenta disfrazar la fachada belicista de su administración, poniendo por delante a los aliados de la OTAN.

Como ha subrayado Alí Rodríguez, ministro venezolano de energía eléctrica a Cubadebate:

“Para muchos de nosotros, desde el comienzo de la administración Obama, estaba claro que el Presidente era un rehén. Él no llegó a la Casa Blanca con una fuerza propia, con un Partido estructurado, sino tras una negociación con la derecha más reaccionaria de los Estados Unidos, particularmente aquélla que controla el sector de Seguridad y Defensa. […] Por otro lado, apela también al sector más progresista del Partido Demócrata, para poder gobernar.”

Ahora, con la Cámara de representantes en manos de los republicanos y la catastrófica situación económica doméstica, el desempleo creciente, la injusta y criminal política contra los inmigrantes y muchas promesas sin resolver, Obama anuncia su aspiración al segundo período en la mansión de la avenida Pennsylvania. Veremos cuántos compromisos más tendrá que contraer con los magnates del complejo militar industrial en este segundo intento con tantos handycaps habida cuenta de su mal desempeño en el primero tanto en política interna como en las relaciones internacionales y con una carrera belicista que `promete.

Es indiscutible que el primer afronorteamericano que llega a la Casa Blanca ha sido muy sagaz. Se presentó como el hombre que iba a producir un cambio para bien, y ha resultado ser tan o más pernicioso que cualquiera de sus antecesores de los partidos del burro o el elefante. De burro no tiene nada. De elefante, las grandes proporciones de su ambición y las astronómicas cantidades de dinero que se dispone a recaudar para su reelección, al parecer a cualquier costo tomando en cuenta que sus políticas están llenando los bolsillos de los que ganan a costa de la muerte de cientos de miles de seres humanos.

No hay dudas de que ha sabido utilizar bien el poder para buscar los mejores lugares al lado de los poderosos. Las revistas del corazón se encargarán de confirmarlo con sus descripciones del atuendo que ya prepara para la boda real mientras inicia prematuramente su carrera electoral.

Este no se parece al Barak que traslucía en su libro “Dreams from my father”, dando la sensación de pertenecer a dos mundos diferentes y a la vez a ninguno. Ya está claro a qué mundo pertenece