El lanzador Yankiel Mauri mostró pleno dominio sobre los santiagueros durante las nueve entradas y colocó a los Gallitos espirituanos en la final de la Serie sub 23. Foto: Escambray.
Este fin de semana los fanáticos a este apasionante juego que se llama béisbol volvieron a sentir su magia y su mística incomprensible. El sábado, unos gallos apaleados el día anterior, psicológicamente desplumados, con las espuelas quebradas y con su mejor lanzador fuera de combate; salieron al ruedo después de mostrarse erráticos y minimizados ante su público e hicieron historia.
Sin agravios se despidieron del Yayabo devolviendo la paliza a las avispas de Santiago de Cuba, dos veces monarca en estas lides, venciendo a Yunior Tur (segundo de los lanzadores del campeonato con 1.41 PCL), en lo que parecía un escollo inexpugnable.
Algunos no estuvieron conformes. Cinco errores de la defensa rival, siete carreras sucias pasando por el home-plate y los dos mejores bateadores de la temporada conectando sólo un imparable en seis turnos al bate, no convidaban a aplausos pero la serie se había empatado y había que viajar al Guillermón, entre congas y cornetas chinas, a jugar el partido definitorio.
Más de mil quinientas personas congregadas este domingo en el estadio, Carlos Font en el montículo, y el estigma de cuarenta años sin ganar una corona en la serie nacional de mayores, parecían demasiado para los jóvenes gallos a pesar de ser la escuadra más ofensiva de este torneo.
Pero este deporte de motivaciones ocultas, de batallas donde gana el que más regrese a casa (a home), romántico y apasionante; no cree en vaticinios y se burla a menudo de prestigiosos analistas, de la lógica, del tiempo, y de las propias estadísticas que lo construyen.
Los gallos espirituanos, liderados desde la banca por Eriel Sánchez, concentraron un ataque de doce imparables para vencer 7x1 a las avispas imponiendo el silencio en las tribunas de los indómitos.
Mientras los dos mejores bateadores del campeonato: José Fonte (5-2, 2CI) y Rodolexis Moreno (5-3, 1 3B), despertaban; hombres como Dismany Ortiz (4-2, 2 2b, 1CI) y Diasmani Palacios (4-2, 1 2B) se unían al “primo” Geyser Cepeda (5-3, 1 2B, 2CI) para destruir definitivamente a sus contrarios.
Yankiel Mauri, por su parte, se encaramó en la lomita y cantó como nunca. Nueve entradas lanzadas, solo una carrera limpia y cuatro incogibles permitidos (sencillo y doble de Ricardo Ramos) y seis ponches propinados, fueron suficientes para llenarse de gloria y conseguir el pase a la final.
En los próximos días será coronado un nuevo campeón para estas lides. Los elefantes de Cienfuegos esperan ansiosos mientras los protagonistas de esta remontada de fin de semana, se sacudirán el polvo del camino antes de entrar en pugna. No hay nada escrito. Nos vemos en el estadio.