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Una doctora cubana en Arabia Saudita

Doctora Doralina, miembro de la brigada médica cubana en Arabia Saudita. Foto: Radio Reloj.

Doctora Doralina, miembro de la brigada médica cubana en Arabia Saudita. Foto: Radio Reloj.

Por Walkiria Juanes Sánchez, estudiante de Periodismo

Entre los médicos cubanos que brindan hoy sus servicios en Arabia Saudita se encuentra Doralina Sánchez Rico, una doctora a la que por su pequeño tamaño no le caben sus más de 10 años de trabajo en el cuerpo, pero como ella dice, “los lleva en la mente y el corazón”.

Dorita, como la llaman los amigos, comparte sus experiencias desde su llegada a ese país, el 26 de noviembre del pasado año, como parte de los 40 especialistas cubanos integrantes de la Brigada Médica que cumple misión en Arabia Saudita.

El primer encuentro con un mundo diferente fue cuando le entregaron la aballa y el velo.

Esa vestimenta -declara la doctora cubana a Radio Reloj- es típica de la cultura árabe y obligatoria de ser usada por todas las féminas en la vida diaria, excepto cuando estamos en consulta, donde a las especialistas del sexo femenino se nos permite utilizar la bata blanca, pues solo podemos atender a mujeres y niños.

La división en dos grupos –masculino y femenino- se aplica en todos los lugares de este país, excepto en los centros comerciales y espacios públicos en los que se permite la sección familiar, o sea, donde pueden convivir hombres y mujeres, agrega.

Actualmente Dorita labora en clínicas estatales en Yanadria, junto a otra doctora y un médico, ambos cubanos. Sobre el particular abunda:

“Casi todos los médicos que trabajan con nosotros son también extranjeros, pues Arabia Saudita es un país donde la fuerza de trabajo reside en los emigrantes: egipcios, sudaneses, filipinos e indios, entre otros, aunque todas las enfermeras son sauditas.”

Un reto profesional

La diferencia cultural o de idioma no impide a los médicos cubanos realizar su trabajo con la calidad que los caracteriza, sobre todo por las excelentes condiciones con las que cuentan.

Arabia Saudita –afirma- posee un sistema de salud de calidad, que por ser gratuito cubre toda la población.

“Las clínicas –explica- cuentan con laboratorio de rayos X y consultas de medicina general integral, atención a embarazadas y enfermedades crónicas. También brindan servicios de vacunación y de entrega de medicamentos libres de pago, todo cubierto por el Estado.

“Las consultas son muy movidas. Se trabaja desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde, de domingo a jueves, pues el fin de semana en el país se considera los viernes y sábados.

“Se atienden a muchos pacientes. En lo personal me ha tocado de cerca la crisis migratoria que actualmente enfrenta el continente. He atendido refugiados sirios que llegan huyendo de la guerra en su país, personas que, a pesar de sus desgracias, aún sonríen y agradecen a la vida las oportunidades que les regala”, confiesa la doctora.

Otras experiencias

Acerca de otras vivencias, la doctora Doralina Sánchez destaca que la religión es lo más sagrado para los sauditas.

“Tienen dos policías, la normal y la religiosa, encargada esta de hacer cumplir la moral y el respeto. Cada 50 metros encontramos una mezquita donde las personas rezan cinco veces al día, tiempo durante el cual todo deja de funcionar, la vida se detiene”, expresa.

En cuanto al idioma, Dorita manifiesta: “Sólo hablamos inglés con nuestros colegas de trabajo, y como los pacientes hablan árabe, estamos aprendiendo ese idioma para comunicarnos bien con ellos.

“No obstante, esa no ha sido jamás una barrera para realizar nuestro trabajo, y estamos estudiando mucho para demostrar que a los médicos cubanos nada los detiene para poner en alto el nombre de nuestra isla en esta alejada región ”, acota la también diplomada en ultrasonido.

A pesar de las 8 horas de diferencia con Cuba y del dolor que me causa estar lejos de mis hijos y el resto de la familia-subraya la doctora cubana- me levanto cada día con la satisfacción de poder hacer algo bueno por quienes lo necesitan.

“Espero que nuestra ayuda deje una huella en el pueblo de Arabia Saudita, donde de todos los lugares que conozco, la paz que se respira aquí solo es comparable con la que encuentro en mi Cuba”, concluye.

(Tomado de Radio Reloj)