El General Martín Dempsey.
Estados Unidos ha anunciado este jueves que evalúa enviar un grupo de fuerzas militares a Iraq bajo la excusa de que algunas operaciones del Ejército iraquí contra el grupo terrorista Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL) son complejas y necesitan la presencia de los soldados norteamericanos en el campo de batalla.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el general Martin Dempsey, ha especificado que sería posible que los asesores militares estadounidenses combatieran junto a las tropas iraquíes para tomar el control de la ciudad norteña de Mosul, así como la frontera con Siria.
El militar estadounidense de mayor rango ha estimado que la recuperación del control de la frontera entre Iraq y Siria podría requerir hasta 80 mil militares norteamericanos.
Tal estrategia y la insistencia de Dempsey en la presencia militar de EE.UU. en la frontera sirio-iraquí plantean otra vez la posibilidad de que Washington esté tramando otra conspiración, con el objetivo final de derrocar el Gobierno de Damasco.
Por otro lado, las declaraciones de Dempsey contradicen claramente las palabras repetidas en varias ocasiones por el presidente estadounidense, Barack Obama, quien alega oponerse a la participación directa de sus soldados en los enfrentamientos con el Estado Islámico.
Obama informó la semana pasada que iba a duplicar el número de fuerzas en Iraq, y aseguró que no tendrán un papel de combate, sino para entrenar, asesorar y ayudar a los soldados iraquíes, así como a las fuerzas kurdas.
Todo eso ocurre, mientras los ataques aéreos realizados por la coalición que encabeza EE.UU. contra el EIIL en Iraq, iniciados el 8 de agosto, no han tenido resultados, y el reciente avance militar contra este grupo ha sido gracias a las fuerzas iraquíes, como aseguró el pasado lunes el primer ministro de Iraq, Haidar al-Abadi.
Los analistas políticos cuestionan la seriedad de Washington para erradicar el terrorismo en Oriente Medio y recuerdan que los grupos extremistas como el EIIL se reforzaron durante los últimos años con ayuda financiera de países como EE.UU., Turquía, Arabia Saudí y Catar que buscaban derrocar el Gobierno sirio con el apoyo de los terroristas.
(Con información de agencias)