Hiroshima: Las fotografías perdidas

Una noche de lluvia hace ocho años, en Watertown, Massachusetts, un hombre llevaba a su perro a pasear. En la acera, frente a la casa de un vecino, vio un montón de basura: viejos colchones, cajas de cartón, una lámpara rota. En medio de la basura divisó un maltratado baúl. Se agachó y abrió los cierres.
Él estaba viendo algo que nunca había visto antes: los efectos de la primera utilización de la bomba atómica. El hombre miraba a Hiroshima. En un estilo desapasionado y científico, 700 fotografías dentro de la maleta conformaban el catálogo de una ciudad abrasada por una nueva forma de hacer la guerra.