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Pruebas de aptitud: Donde se miran lo real y lo subjetivo

Imagen: Alejandro Sosa / Revista Alma Mater.

Durante muchos años la Educación Superior cubana exigía requisitos especiales para el ingreso a varias de sus carreras, evaluados mediante las llamadas Pruebas de Aptitud (PA). Hubo una época en que se debatía si alguien con problemas insolubles en las cuerdas vocales o tartamudez, debía ser profesor; o quien mostrara rasgos de trastornos de la personalidad, podía entrar a la facultad de Psicología. Sin embargo, estos exámenes fueron desapareciendo y hoy solo se realizan en la carrera Periodismo, en la Universidad de las Artes (ISA) y en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI).

A una década de tal decisión, lejos de difuminarse las inquietudes, la polémica sigue abierta entre los que lamentan que ya no se hagan, en detrimento de la calidad de los aspirantes, y los que creen en su inutilidad y el sesgo subjetivo que suponen.

Sin dudas, las diferencias entre lo innato, lo volitivo, lo conductual y lo cognitivo pueden ser sutiles y resultan cruciales cuando se trata de decidir sobre el futuro de un estudiante.

Palancas y puntos de apoyos

Alrededor de 2010, una decisión del Ministerio de Educación Superior (MES) solo dejó las llamadas PA para las tres carreras antes mencionadas. Quedaban fuera las dos modalidades de Diseño — Industrial y Gráfico — , Derecho, Arquitectura y Psicología.

René Sánchez, director de Ingreso y Ubicación Laboral del MES, en exclusiva para Alma Mater, asegura que la decisión de eliminar estos exámenes no se tomó en un día. "Fueron tres años de estudio, de análisis y de escuchar opiniones", dice.

"La disposición estuvo sustentada en dos elementos principales: los problemas de logística que representaban, pero, sobre todo, la injusticia que generaban. Eran una barrera más en el camino hacia la Universidad".

En este sentido, el funcionario del MES sostiene que "los costos del despliegue de las PA eran enormes. Unido a un nivel de predictividad que no es absoluto. Y eran inapelables. Si, además, el día señalado el estudiante no las podía hacer, perdía la oportunidad. El propósito es que llegue a la Universidad no solo el hijo del intelectual, sino también el del obrero, y en igualdad de condiciones; lo mismo el de la capital que el de cualquier territorio".

A pesar de tales argumentos, las discrepancias aún persisten a lo interno de varias facultades.

En la indagación acerca de cuán certera o pertinente resultó la disposición, Alma Mater, en un primer contacto, se acercó a la facultad de Psicología de la Universidad de La Habana (UH).

"Ese es un tema muy polémico en nuestra carrera — admitió una profesora que prefirió el anonimato — . Me temo que, si me tomas como especialista, no voy a poder ser objetiva al respecto. En Psicología quitaron los requisitos especiales sin consultarnos. Así que tenemos estudiantes con desórdenes de personalidad y problemas psiquiátricos, que en algunos casos pueden graduarse de la carrera y atender a otras personas".

En cambio, Karen Sanabria Ortega, profesora auxiliar de la facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnología de La Habana (Cujae), tiene criterios encontrados — que expresa sin ambages — y sustentados por su desempeño como miembro de la comisión de su diseño y aplicación, y del tribunal de calificación de las PA en la época en que la carrera aún tenía examen de este tipo.

"No fue una decisión de la facultad de Arquitectura ni de la Comisión Nacional de Carrera — indica — , sino que convergieron una serie de circunstancias que llevaron a la eliminación del examen. Sin embargo, nosotros discrepamos en algunos puntos al respecto. En su momento se lo hicimos saber a la Dirección de Ingreso y Ubicación Laboral, pero ya la decisión estaba tomada. No tuvo retroceso, y hasta ahora no ha tenido una solución diferente".

Desde su visión, "en términos económicos consideramos que ese argumento no era de peso suficiente, teniendo en cuenta que hacía ya años la prueba de aptitud se estaba haciendo en la propia facultad de Arquitectura. Es decir, no se gastaba en transporte, combustible y demás insumos para el traslado a otras provincias. Pero en ese sentido se entiende la posición que se nos planteaba: significaba un gasto para los padres trasladarse a La Habana".

"No se nos demostró en ningún momento que fuera innecesaria o que no fuera predictiva la prueba. Nosotros no teníamos el estudio científico contundente para demostrar que sí estaba siendo predictiva, no obstante, tampoco se nos demostró lo contrario", añade la académica.

Evaluar aptitud, ¿un medidor justo?

Los entrevistados coinciden en que medir la aptitud suele ser muy difícil al evaluar requisitos especiales para el ingreso universitario. Algunos debaten sobre los ítems que cada especialidad presupone, ante el nivel de subjetividad o pertinencia.

Antonio Berazaín, profesor del Instituto Superior de Diseño (ISDi), es de quienes están de acuerdo en haberlas eliminado: "Puedo hablarte con conocimiento de causa porque fui parte de ese proceso. Las PA de entonces trascurrían en tres días: el primero era una prueba de dibujo, en dos ejercicios, uno de ellos consistente en colocar en el centro del aula un objeto; los aspirantes se sentaban alrededor y cada quien debía dibujar lo que veía, desde su posición. No podía haber dos dibujos iguales. Y era contrarreloj. Eran conocimientos que exigían competencias profesionales.

"Llegó el momento en que las pruebas de dibujo eran a partir de un texto que decía: una mesa, sobre ella un cilindro perpendicular al que se le hace una sustracción rectangular por un borde. Dibújelo como si lo viera desde un techo. Los que venían de San Alejandro, con buen dominio del dibujo, no pasaban. Evaluar la creatividad es muy complicado. La inteligencia es importante, pero la creatividad en un diseñador es condición primordial".

En el caso de Arquitectura, y según la profesora Sanabria Ortega, las PA medían la capacidad del estudiante de ver en el espacio; para identificar relaciones y proporciones, reproducir dibujos conocidos previamente o elementos de la realidad que vio, estaba viendo en el momento o que había visto alguna vez en su vida, en aras de ver si tiene o no memoria gráfica. Además, evaluaban actuaciones ante estímulos similares, con el objetivo de identificar si el estudiante es productivo y no repetitivo, si da respuestas diferentes a un problema similar. Pero, sobre todo, se medía motivación y objetividad ante una pregunta.

Otra opinión tiene la profesora Laura Domínguez, de larga data en la facultad de Psicología de la UH, quien sí accedió, de motu proprio, a la argumentación: "El problema, a mi juicio, no se trata de si eran justas o no, sino que se aplicaban, sobre todo, pruebas psicométricas. Es decir, test psicológicos que lo que pretenden es “cuantificar” contenidos psicológicos por ser técnicas cerradas que no permiten una evaluación cualitativa, ni una mirada a las posibilidades de desarrollo de una persona.

"Además, estos métodos, por partir de una concepción que reduce la personalidad a un conjunto de rasgos — Teoría de los rasgos y factores — , obvian el análisis de los contenidos más complejos de la personalidad, que son las formaciones motivacionales como la identidad personal, los ideales, la motivación profesional, los proyectos futuros, la concepción del mundo. Aunque también se hacía una entrevista, seguía siendo un momento para evaluar algo tan complejo como lo es nuestra subjetividad.

"Por otra parte, partiendo de la Psicología del Enfoque Histórico Cultural, considero que la enseñanza precede al desarrollo psicológico y lo dirige. No debe entonces decidirse el futuro de una persona por el resultado de un momento. Quizás, no ha logrado todavía un desarrollo personal que puede alcanzar en el tránsito por la carrera. No soy psicóloga clínica y lo único que podría hacerse es diagnosticar alguna enfermedad mental, porque se supone que el psicólogo no las padezca", concluye la especialista.

En tanto, un fenómeno asociado a las PA es la preparación a la cual se sometían los aspirantes. Si bien algunos se enfrentaban a estos exámenes de forma autodidacta y con bagaje natural, otros consultaban a los llamados "repasadores" en aras de aprobarlas.

Así lo confirma Sanabria Ortega, quien dice que algunos trataban de preparase por su cuenta o con amigos.

"Nosotros preferíamos que no lo hicieran, y demostraran sus habilidades y aptitudes no entrenadas. Cuando usted ejercita con alguien que no conoce qué se está midiendo en un momento determinado — que no es necesariamente lo que se medía diez o veinte años atrás — el estudiante se entrenaba en un tipo de ejercicio y no era lo que se buscaba. Lográbamos identificar, de forma real, quiénes tenían las habilidades de una manera más natural".

Miguel Ernesto Gómez Masjuán, jefe de Departamento de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la UH, defiende la idea de que para su especialidad este tipo de requisitos son un instrumento valioso. "El buen periodista tiene que poseer una comprensión tan global, que eso no se aprende en un aula universitaria. Es un proceso formativo. No constituyen pruebas de repetir consignas ni de pensamiento preconcebido. No queremos eso. Buscamos estudiantes comprometidos, con una formación, con un interés hacia la profesión y con ganas de ejercerla.

"Los exámenes han comprendido preguntas de cultura general, de redacción e interpretación de textos; y la entrevista, ante un tribunal, donde indagamos acerca de la formación de ese estudiante y sus capacidades analíticas. Es lo que medimos en los mecanismos que aplicamos dentro de este proceso de selección".

Sobre la percepción que tienen en el ámbito estudiantil estas interrogantes, Alma Mater conversa con cuatro universitarios: un estudiante de cuarto año de Arquitectura, una recién graduada de Diseño Gráfico, un estudiante de tercer año de Periodismo y uno de segundo año del ISRI. Aunque no todos se sometieron a estos exámenes, coinciden en lo fundamental.

Cristian Martínez González, estudiante de tercer año de Periodismo: "Las PA son, a mi juicio, un medidor justo y necesario. Este instrumento es un filtro indispensable que, aunque no siempre depura del todo, sí ayuda a que los más preparados y los que tienen verdadera vocación opten por la carrera. Vocación no solo hay que tenerla para ser periodista o actor. Cada profesional debe tener cierta inclinación por su carrera, de ahí que aplicar un instrumento similar en cada una, unido a un exitoso trabajo precedente en la formación vocacional, contribuirá a que cada zapatero, desde un inicio, se ajuste a su zapato".

De similar modo piensa Carla Arrieta de Armas, de segundo año del ISRI: "Las PA son también PA, porque elegir la carrera universitaria que deseas estudiar es una decisión de propiedad. Es fundamental considerar que toda profesión te exige cumplir y respetar un perfil específico. Por tanto, hacer constar esa decisión con tu actitud te garantiza que seas tú quien primero se haga la evaluación de cuán apto eres para esa profesión y es desde ese lugar que inicias tu entrenamiento".

Mientras tanto, Yliem Álvarez Falero, estudiante de cuarto año de Arquitectura, opina que entrar a la carrera con ciertas habilidades "sí ayuda muchísimo, sobre todo en los dos primeros años, porque son los cursos donde se crea una buena base con asignaturas como el Dibujo Básico, donde hay que tener mucha vista, más allá de las simples figuras planas, lograr captar interesantes volúmenes, ver más de lo que la figura te muestra. Además, de la destreza para dibujar, la limpieza y la capacidad de observación.

"El problema estaba en que, a veces, estudiantes que tenían las capacidades el día de las pruebas cometían fallos o no desarrollaban del todo las habilidades, cosa que puede lograrse en la carrera. Hay parámetros que van más allá de una prueba de aptitud como la capacidad, el desenvolvimiento de la persona, que sepa comunicar; esas cualidades que no vamos a poder medir en un examen de requisitos especiales y al final terminamos enriqueciéndolas en la propia carrera, por tanto, la prueba nunca será un medidor justo".

Delmis Arianna Delgado Ramírez, diseñadora gráfica graduada hace apenas dos años, recuerda que "en medio de la carrera veía que entraban estudiantes que venían del pre con buen promedio y excelentes resultados en las pruebas de ingresos, pero no eran creativos diseñando ideas a partir dibujos y elementos gráficos. Si no tienes “arte” para crear trazos, será difícil expresarte gráficamente con soltura y creatividad, aun cuando domines la tecnología del diseño gráfico. Para un diseñador industrial tal vez no, pero para los de gráfica la creatividad supone capacidades de expresión mediante un lápiz y un papel".

¿Sí o no? ¿Esa es la cuestión?

A la polémica acerca de regresar o no a las PA de modo generalizado, o admitirlas solo en algunas carreras específicas, se le suma la variante de cambiar el modo de tantear requisitos especiales. Sin embargo, parecen ser tres puntos de apoyo aún no bien dilucidados.

En relación con el dilema, Berazaín, académico del ISDi, considera que si bien la inteligencia es importante, la creatividad en un diseñador deviene condición primordial: "Se compone de motivación, conocimiento y condiciones innatas; medir todo eso es muy difícil. Hacerlo un día, en una prueba, es subjetivo".

La profesora de Arquitectura Sanabria Ortega, insiste en que desde el perfil de su carrera se necesita aún más: "Si usted elimina la prueba de aptitud, pero se mantiene la necesidad — porque es una necesidad evidentemente del requisito de la eficiencia vertical y la promoción limpia — , pues, en nuestra opinión, hay ahí un conflicto. Por mucho esfuerzo que haga el profesor, por mucho trabajo metodológico y modificaciones didácticas para intentar mejorar o agilizar la adquisición del conocimiento y el desarrollo de las habilidades, no tenemos garantía de que podamos lograr eso en el tiempo que se requiere.

"No creo que sea necesario otro tipo de requisito, considero, y parece ser un criterio compartido, al menos en las comisiones de carrera de los diferentes centros de educación del país que gradúan arquitectos y en la nuestra, que debería retomarse la prueba de aptitud sin eliminar las pruebas de ingresos".

En algo coincide el profesor Berazaín: "Ahora el indicador es el índice académico — promedio acumulado en el pre más resultado de las pruebas de ingreso — , que mide rendimiento, y no exactamente talento".

Desde el MES, la posición parte de una tercera alternativa. "Analizaríamos cualquier sugerencia que se presente debidamente argumentada por investigaciones — afirma René Sánchez — , pero no como tendencia. Para no levantar expectativas y para mostrar transparencia, no es posible admitir algo que promueva la subjetividad y no demuestre alta predictividad.

"Estamos perfeccionando el sistema de ingreso a la Educación Superior, para que tribute cada vez mejor a los intereses de las universidades y a las necesidades de la sociedad. Uno de ellos es el Colegio Universitario, que lo puede crear cualquier carrera. Lo aprobaríamos si está bien fundamentado, si tiene una justificación adecuada. Y es responsabilidad de la facultad y de la carrera asumirlo".

Respecto a esta variante, en ocasión de una reciente entrevista ofrecida a Alma Mater, Jorge Luis Santana Romero, Doctor en Ciencias Químicas y vicedecano docente del Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas (InSTEC), explicaba: "Desde hace varios años se realiza un proceso de selección en 11no. grado, para cursar el 12mo. en nuestro colegio universitario pero, además, a las carreras nucleares ingresan los provenientes del 12mo. por la vía de concurso. Nuestros estudiantes tienen hoy las mismas exigencias, deberes y derechos que cualquier universitario en el país".

Desde el MES, René Sánchez insiste: "Como alternativa está también el acceso por premios internacionales. Y se está estudiando que haya un período en la carrera que sirva de introducción, preparación, solidificación, motivación y orientación. Lenguas lo hace durante un año, algo que es todavía muy costoso".

Asimismo, el directivo agrega que existe una disposición reglamentaria, contenida en la Resolución №97 /14, que expone en su capítulo XII, artículo 9, lo que se conoce como Pérdida de Requisito. Entre otras regulaciones, dictamina: "Si se considera que el estudiante no tiene los requisitos necesarios para estudiar una carrera, cuando padece alguna enfermedad, presente dificultades socioeconómicas, personales, familiares u otras de carácter excepcional que le impiden cursarla en cualquier año académico o ejercer la profesión posteriormente, sea aconsejable su traslado a otra carrera, tipo de curso o universidad, teniendo en cuenta, siempre que sea posible, que el valor de su escalafón sea cercano al valor mínimo de ingreso de las carreras solicitadas".

En el desarrollo de este trabajo no se contó con la colaboración de otros académicos y directivos de carreras que ya no realizan PA; y quienes dieron declaraciones, tanto a favor como en contra, no presentan un estudio mediante cifras que avalen sus posturas. Datos de ingreso contra retención, en ambas etapas, tal vez arrojarían luz al debate.

Algo parece no tener una claridad meridiana: ¿Las pruebas de aptitud miden de manera puntual «aptitud», entendido como capacidad, habilidad o destreza? ¿Se distinguen estas de una prueba de actitud de techo intelectual o ideológico? ¿Es un medidor la inclinación política?

Luego de este debate, algo sí queda claro, debería ser decisión de cada facultad buscar los mecanismos que garanticen la selección y el ingreso de sus futuros aspirantes. Desde la postura de quienes consultamos, puede que evaluar y valorar a todos con la misma vara no sea un proceso efectivo ni justo para ninguna de las partes. La polémica sigue abierta…