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“Estoy vivo”: Trasplantes renales en Cuba durante la COVID-19

Depender de una máquina que filtre tres veces a la semana tu sangre, la limpie de toxinas y la devuelva al cuerpo para que este aguante tres días más, hasta la próxima “desinfección”, es, cuando menos, agotador. Podría decirse que “terrible”, pero si tenemos en cuenta que esa máquina mantiene con vida a una persona, entonces se vuelve una salvación, sin que por ello deje de tener sus elevados costos.

Solo quien ha vivido o tiene un ser querido en ese proceso, sabe que junto a la alegría de un día más, hay dolor, cansancio, estrés y miedos, muchos miedos.

Pero si esa persona tiene apenas 26 años y ya vive en hemodiálisis, o en términos médicos: necesita de una terapia sustitutiva de la función renal, los temores pueden ser inmensos, indescriptibles...

Lo sabe bien Raider Pascual Martínez, a quien una hipertensión con la cual debutó dos años antes y que no cuidó a tiempo, le provocó tener que ir a hemodiálisis. Los días señalados para el proceder, acudía al hospital Miguel Enríquez, conocido popularmente como La Benéfica, donde médicos y enfermeras le atendían. “Me ayudaron, cuidaron y me mantuvieron vivo”, dijo.

Fue gracias a ese colectivo de profesionales de la salud, afirma Raider, que hace apenas 15 días logró recibir un trasplante de riñón y se encuentra “exitosamente en recuperación”.

La trasplantología en Cuba  es un campo sólido, y específicamente el trasplante renal tiene en la Isla una historia consolidada, experiencia dedécadas y excelentes resultados.

Raider Pascual Martínez recibió un trasplante de riñón a sus 26 años. Foto: Cortesía del entrevistado.

A Raider le consta, aunque hoy el motivo por el cual agradece una y otra vez, es que su oportunidad haya llegado a pesar de que la prioridad en el país, y específicamente para el sistema de salud, es derrotar la pandemia de la COVID-19.

La enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha obligado a reorganizar el sistema de salud en su totalidad, concentrar esfuerzos y recursos, readecuar funciones en instituciones completas, convertir hospitales generales en centros de atención a infecciosos, y más. Pero todo ello ha ocurrido bajo una premisa: todos los servicios que impliquen un compromiso para la vida humana se han mantenido.

Ello, en esta historia, significa que los pacientes con enfermedad renal crónica en el país, dependientes de tratamientos dialíticos, continuaron recibiendo este servicio de salud. Incluso, quiere decir que en medio de la vorágine del virus, hay un equipo de trasplantes que decidió no dejar pasar el chance de dar vida.

Raider da las gracias y en su voz suenan mágicas las palabras “nefrología cubana”.  A unos metros de su cama hospitalaria, en el Instituto de Nefrología Dr. Abelardo Buch López, su mamá lo cuida y también agradece por la esperanza recuperada, por la alegría: “A los médicos y enfermeras de La Benéfica y a los de este Instituto que nos acogió, gracias”.

“Hace tres meses que mi esposa quedó embarazada y llegué a pensar que a lo mejor no iba a poder ver a mi hijo, pero con esta oportunidad estoy seguro que lo veré crecer, sano y salvo”, asegura el joven.

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Yahíma Puente Trujillo nació con un único riñón, el derecho. Tiene 36 años y desde el 2015 empezó a presentar problemas de cálculos renales.  “Me hicieron una nefrectomía, pero el riñón no aguantó más y el 3 de diciembre de 2018 tuvieron que sacarlo y entré en diálisis”, rememora Yahíma desde su cama, ubicada en el otro extremo de la misma habitación donde se encuentra Raider.

“Poco más de cinco meses después, el 19 de abril de 2019 me trasplantaron por primera vez y rechacé el órgano. Este es mi segundo trasplante, y espero que todo salga bien esta vez”, dice la muchacha, quien menciona con detenimiento a sus médicos en señal de gratitud.

Yahíma Puente Trujillo nació con un único riñón, el derecho. Recibió su segundo trasplante de riñon. Foto: Cortesía de la entrevistada.

“Mi niña está bien, marcha bien y se siente muy bien gracias a Dios y a la Revolución, a los médicos de este Instituto de Nefrología que han sido maravillosos, a las enfermeras…, todos excelentes profesionales”, agrega Maritza Trujillo, su mamá.

Yahíma es optimista. Raider también. El equipo de profesionales que hoy los cuida y se mantiene cerca— pero evitando aglomeraciones y la posibilidad de que puedan contraer cualquier otra enfermedad, en específico el coronavirus— manifiesta su alegría. A fin de cuentas, estos muchachos son la certeza de que aún en medio de una pandemia, llega la vida.

Parte del equipo del Instituto de Nefrología que atiende a los pacientes trasplantados. Foto: Cortesía del entrevistado.

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Justo en este 2020, el pasado 24 de febrero,  se cumplieron 50 años del primer trasplante renal exitoso en Cuba, nos recuerda el coordinador del Programa de Enfermedades Renales, Diálisis y Trasplante, y presidente de la Sociedad cubana de Nefrología, el profesor Jorge Pérez-Oliva Díaz.

Fue el mismo doctor Pérez-Oliva, quien en una de las recientes reuniones del grupo temporal de trabajo que evalúa diariamente el Plan nacional de enfrentamiento y control a la COVID-19, anunciaba al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la satisfacción de que Raider y Yahíma pudiesen recibir un trasplante, aún en medio de la situación epidemiológica actual.

En medio de la vorágine del virus, hay un equipo de trasplantes que decidió no dejar pasar el chance de dar vida. Foto: Cortesía de los entrevistados.

Pero el profesor, al mencionar este ejemplo, hablaba de lo que resulta un paso más, el deseado para todo paciente con una enfermedad renal crónica, pero que es una de las tantas terapéuticas que el país hoy, incluso en tiempos de coronavirus, garantiza para este grupo de personas.

“Cada segundo jueves de marzo es el Día Mundial del Riñón; íbamos a cerrar la jornada del aniversario 50 del trasplante exitoso en el país y de este día, con una actividad científica dedicada al trasplante renal. Lo más importante siempre va a ser la prevención, pero no se cumplen cinco décadas del trasplante todos los años. Queríamos que estuviesen en esta jornada nefrólogos de todo el territorio nacional”, comenta a Cubadebate el especialista.

A 50 años del primer trasplante renal exitoso en Cuba: “El milagro continúa”

Pero, dice, para ese momento comenzó la COVID-19 y en los primeros días de marzo, en medio de los preparativos de esta actividad, se reunió la junta directiva de la sociedad e hicimos las primeras recomendaciones al Ministerio de Salud Pública desde el punto de vista nefrológico de cómo enfrentar el Sars-CoV-2.

“Lo que te puedo decir sin dudas, es que el sistema de salud ha tratado por todos los medios de proteger no solo a los pacientes con la COVID-19, sino que ha hecho mucho más, ha puesto en tensión toda la red del sistema nacional de salud para garantizar que las cosas básicas no se paralicen”.

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El coordinador del Programa de Enfermedades Renales, Diálisis y Trasplante, y presidente de la Sociedad cubana de Nefrología, el profesor Jorge Pérez-Oliva Díaz. Foto: Infomed.

El profesor Pérez-Oliva enumera un grupo de acciones. Cada una diseñada y pensada para no descuidar pacientes como los enfermos renales crónicos. “No hay vidas descartables para nosotros, había que cuidar de todos”, insiste.

Se decidió, por ejemplo, que el hospital Naval, el Luis Díaz Soto, de la capital, sería para atender casos de COVID-19 nada más, porque entre otras cosas tenía una terapia muy sólida, a la cual podíamos ponerle riñones artificiales para pacientes agudos, por si la epidemia era muy intensa, como afortunadamente no ha sido hasta ahora, dijo el nefrólogo.

Se trataba de, si había necesidad de hacer hemodiálisis en los pacientes con falla multiorgánica, este proceder estuviese garantizado en las salas de terapia, refirió.

De acuerdo con el profesor, hay dos conceptos fundamentales y distintos: El primero, la afectación renal en la epidemia, que puede estar dada por un aumento de  la creatinina en los pacientes y hematuria (sangre en la orina), lo cual está asociado al síndrome inmunológico trombótico que aparece vinculado a la COVID-19.

“Cuando los pacientes contagiados con coronavirus necesitan de hemodiálisis, o de terapias de remplazo renal continua, es porque están en un fallo mulitorgánico. De ahí que hay que evitar por todos los medios que las personas lleguen a cuadros graves y críticos, porque cuando llegan a esta etapa es frecuente la falla multiorgánica, la recuperación es muy compleja y el pronóstico difícil”.

No es fortuito que el sistema de salud garantizara en todos los hospitales que iban a atender pacientes con COVID-19, tecnología de diálisis y personal capacitado que garantizara que si este proceder se necesitaba, se hiciese con calidad, remarcó Pérez-Oliva.

Así, dijo, estuvieron pacientes ingresados en el hospital militar Manuel Fajardo de Villa Clara y en el Naval también.

La otra vertiente, insistió el profesor, son los pacientes crónicos que podían contraer COVID-19  y si se enfermaban, irían a esas unidades junto con todas las medidas de precaución, para recibir sus diálisis hasta tanto fuesen negativos al virus y regresaran a su unidad de diálisis acostumbradas.

El otro tema que siempre nos preocupaba es el hecho de que los pacientes crónicos no pueden dejar de dializarse. “Hay cientos de personas en Cuba para las que es vital someterse a diálisis tres veces por semana y por ello hemos tenido que tomar decisiones complejas”, señaló.

En ese sentido, el doctor Pérez Oliva mencionó que han salido muchos protocolos de actuación en el mundo,  pero todos los países no disponen de un sistema único de salud como el cubano, que permite tomar acciones concretas y proteger a toda la población.

“Hablamos de que tanto a los pacientes crónicos en régimen de hemodiálisis como a los de diálisis peritoneal se les ha garantizado el servicio y se ha seguido defendiendo que se tiene que dializar con la misma calidad que antes de la COVID-19, y ello se ha garantizado con el esfuerzo y la atención de muchas personas del sector y colocando en los servicios recursos de protección”, dijo.

“Hay hospitales que hoy atienden pacientes con coronavirus como el Salvador Allende y el servicio de nefrología de allí se quedó como servicio, lo cual lo permite la estructura por pabellones independientes, asegurando la continuidad de la hemodiálisis. Lo que no podíamos, bajo ningún concepto, era cerrar todos los servicios de nefrología, porque eso equivaldría a poner a los pacientes crónicos en una situación de minusvalía tremenda”, sostuvo el entrevistado.

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La actividad de trasplante en muchas partes del mundo, como en Cuba se ha visto matizada por la situación sanitaria que ha impuesto la pandemia de la COVID-19, y hay países y regiones donde, desde que comenzó esta emergencia, no se han realizado trasplantes renales, explicó el especialista.

En el caso de Cuba, dijo, en la provincia de Villa Clara, mediante el traslado de órganos desde La Habana, se efectuaron seis trasplantes renales en el mes de marzo. Cerrando abril, se hicieron los dos trasplantes, el de Raider y Yahíma, en el Instituto.

“La cara bonita de la nefrología es el trasplante, cuando todo sale bien; pero lo que mantiene a las personas con vida hasta tanto ello pueda ser, y hay personas para quienes no es una opción, es el conjunto de las terapias sustitutivas de la función renal: la diálisis peritoneal, hemodiálisis y finalmente el trasplante”, dijo el profesor.

Pero, para este consagrado nefrólogo,“cuando se logra un trasplante, lo primero es agradecer a la población, a esa familia que aún en esos momentos de duelo tan difíciles, ante la pérdida de un ser querido, es capaz, altruistamente, de donar sus órganos”.

Asimismo, señaló, es loable el esfuerzo de la Organización Nacional de Trasplante, del sistema de urgencias médicas en la trasportación de los órganos, los coordinadores de trasplante en las instituciones hospitalarias, el Instituto de Hematología e Inmunología donde se busca la máxima compatibilidad posible entre el donante y el receptor.

Detrás de un trasplante, está además el intensivista que tiene que atender al donante y lo mantiene bien para que done su órgano, el coordinador de trasplante, el sicólogo, los cirujanos que entran al salón a hacer el PCR de ese fallecido, movilizar a los pacientes que están en hemodiálisis, hacerle el PCR, trasplantarlo, después seguirlos. Se plantea que al menos 140 personas pudieran estar vinculadas a un operativo de trasplante renal, mencionó el experto.

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Para poder llevar a cabo en estos días con prontitud este proceder, se siguieron con rigurosidad muchos pasos, enumera el profesor Pérez-Oliva.

“Se hizo PCR en tiempo real a los pacientes que se fueron a trasplantar y se creó la coordinación con el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), para que estas muestras fueran priorizadas. Todo ello en medio de una pandemia que tensa el sistema”, dijo.

En esta última oportunidad, comentó, en el Instituto de Nefrología (INE) todos los equipos quirúrgicos, de cirugía y urología participaron de la actividad porque se realizaron los dos trasplantes al mismo tiempo, por los dos equipos de la institución. El seguimiento posterior se lleva a cabo en la terapia intensiva del Instituto, y luego pasan a la sala de trasplante renal que está activa.

Independientemente de ser una institución del tercer nivel de asistencia, el INE  recibió un amplio grupo de los pacientes trasplantados del hospital Naval y les está dando atención, así como los pacientes del IPK y del hospital Militar Carlos Juan Finlay, agregó.

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Hoy en el país hay alrededor de 3500 pacientes en diálisis y 1500 trasplantados, refirió el especialista. Más allá de las dificultades que puedan existir, lo cierto es que el sistema de salud ha tenido en cuenta hasta la necesidad de garantizar los  inmunosupresores que muchas de estas personas necesitan, acotó Pérez-Oliva.

Precisó que hasta la fecha, han existido muy pocos casos que han llegado a ser positivos a COVID-19 en hemodiálisis, sí algunos sospechosos, pero de trasplante no se ha reportado ninguno.

"Son muy vulnerables porque tenemos muchos pacientes mayores de 60 años, diabéticos, con asma,  cardiopatías o hipertensión y la mayoría están inmunosuprimidos. Es una población de mucho riesgo", insistió.

Como una fortaleza no duda en repetir que el protocolo de actuación del país frente al coronavirus, tiene además de anexos para la atención pediátrica, a la embarazada, un acápite específico para el paciente renal, y el mismo se ha ido perfeccionando constantemente.

El grupo de nefrología, dijo, ha participado directamente de su elaboración, y estamos disponibles cuando hay algún problema en alguna terapia intensiva. “Los nefrólogos no han dejado de hacer como especialidad lo que modestamente les toca: dializar a sus pacientes, hacerlo bien, no parar la actividad de trasplantes y hemos tomado las medidas necesarias”.

“Cada día me siento más orgulloso del esfuerzo que ha hecho este país por garantizarlo todo y si te digo lo que más me ha impresionado de estas reuniones es la modestia con que el Presidente y el grupo de trabajo trata de escuchar todas las opiniones; no es solo lo que en algún momento un experto puede decirle, sino es la opinión de todos. Él insiste mucho en lo que leemos y creemos, hace que se le expliquen cosas que no entiende y facilita un diálogo ameno, en el sentido de que la exigencia con la salud esté desde la misma salud”, asevera.

Señora de 67 años, paciente de hemodiálisis. Foto: Jorge Pérez-Oliva Díaz.

El profesor Pérez-Oliva atesora muchas anécdotas de años, de lo que significa para sus pacientes un día más de vida. De ese lado, dice, está la mejor retribución. Quizá por eso como cierre a nuestro diálogo me envía el audio y la imagen de una señora de 67 años que lleva un año en hemodiálisis y ha decidido coser para sus médicos, enfermeras, amigos, nasobucos que espanten el virus.

Al doctor, le ha regalado uno con los colores de la bandera y le dijo: “Se ve lindo poder representarla, aunque seamos enfermos agradecemos a la Revolución, a la medicina cubana. Estoy viva, me siento útil, y en estos días, detrás de una máquina cosiendo he pensado en los médicos, en cuántos de ellos estarían dispuestos a brindar su propia vida, si fuese necesario”.