Todo comienza con una llamada telefónica. Siempre el mismo gesto que indica la magnitud de la encomienda, a continuación dos preguntas por respuesta: ¿cuál es el número de vuelo? ¿A qué hora firma?
Así ocurre en cada hogar de los integrantes de Cubana de Aviación, hombres y mujeres listos para apoyar en cada misión que se le asigna. Lázaro Hernández Herrera es uno de ellos.
Este capitán acaba de llegar a la patria, al frente del avión IL–96, después de cumplir la encomienda de devolver a su hogar a 200 argentinos que permanecían en el país porque las aerolíneas que debían trasladarlos suspendieron las operaciones a Cuba, a causa de las medidas tomadas para enfrentar la pandemia.
Hernández Herrera manifiesta, con sencillez y alegría, la satisfacción por el deber cumplido, máxime cuando la carga humanitaria incluía a 14 menores que, junto al resto de los pasajeros, fueron retornados seguros a su tierra.
En muchas misiones en tiempos de contingencias ha estado involucrado este capitán. Integró la primera tripulación que aterrizó en Pakistán cuando el terremoto, llevó médicos a Mozambique a raíz del huracán que afectó esa hermana nación y protagonizó con otros el puente aéreo para retirar los médicos de Brasil y Bolivia, por citar algunos de esos viajes complejos por lo que representa volar bajo nuestra bandera.
Hoy, como el resto de la tripulación, Hernández Herrera no pudo retornar a su hogar; debe cumplir con el aislamiento indicado de 14 días. Serán entonces 16 sin ver a su familia, pero consciente de que así la está protegiendo y seguro de que al volver a casa recibirá de nuevo la llamada telefónica. Y otra vez la respuesta serán dos preguntas: ¿cuál es el número de vuelo? ¿A qué hora firma?