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Sobrepeso, ¡pero a qué precio! (+ Fotos)

Traslado de equipajes en Santa Clara. Foto: Yunier Hernández/Telecubanacán.

Terminal de Ómnibus de La Habana. Son las 10:00 a.m. Una larga fila de pasajeros avanza con sus bolsas, cajas y maletas hacia el “Departamento de equipaje”. A escasos metros hay quienes pesan sus pertenencias, antes de sumarse a la cola. No pocos deberán pagar por “cargar de más”.

Una escena que se repite todos los días y a cualquier hora en las otras 125 terminales, agencias y estaciones del país, desde que el pasado 10 de enero entrara en vigor la Resolución 213/2018 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP). Ahora existe la posibilidad de viajar con más de los 20 kilogramos (kg) de equipaje gratuito (10 en el caso de los niños), pero siempre pagando el “exceso” de acuerdo a una tarifa progresiva.

Las nuevas cuotas exigen 10 CUP por el primer kg extra y llegan hasta los 750 cuando el equipaje alcanza los 30 kg. Hasta el momento este trasiego ocurría de forma irregular y propiciaba ilegalidades.

Sin embargo, los precios fijados alarman a más de un cliente y enturbian los buenos propósitos de una decisión esperada por varios años.

Punto de partida

En la Terminal de Ómnibus Nacionales de La Habana varios pasajeros aguardan para pesar su equipaje. Foto: Lissett Izquierdo Ferrer/Cubadebate.

Félix Fernández está justo al final de la extensa “cola de bultos”, en la Terminal de Ómnibus de La Habana. Acompaña a su esposa que viajará a Encrucijada (Villa Clara). Como ya sabían de la nueva medida, antes de venir pesaron el equipaje “para evitar costes adicionales”.

“Me limité a no llevar tantas cosas”, lamenta Aleida Díaz. Y es que “el precio está muy caro, a veces hay que pagar de 300 a 500 pesos y para un salario medio está duro. El que va de La Habana para el interior o viceversa siempre trata de llevarle cosas a su familia”, opina Félix.

Yuleidys Hernández tampoco considera justo el precio establecido, porque “una vive de un salario”, dice. Esta es la primera vez que viaja luego de que aprobaran el “sobrepeso” y le preocupa que su equipaje pese demasiado, porque lo comparte con sus tres niños. ¿Tengo que pagar ahora de más porque lo llevo todo en una sola maleta?, se cuestiona.

Y con otra incongruencia se topó Madelín Domínguez cuando entregaba su equipaje. “Me quieren cobrar los 10 kg por la maleta de mi niña de ocho meses, porque dicen que no tiene pasaje. Eso contradice la regulación de que menores de 10 años le permiten 10 kg, además hasta donde yo sé a los bebés no se les compra pasaje porque van en brazos”.

Para Nancy Leyva la situación es sumamente inquietante. El boleto para Guantánamo le cuesta 192 pesos, y ha tenido que pagar 400 pesos extras. “Cuando uno viene a ver a la familia intenta traerle algo, más ahora con el desabastecimiento”.

A su juicio, “esta es una medida que afecta al pueblo”. “Según dicen la aplicaron por los que viajan al exterior pero, ¿serán ellos los que más usen este servicio?”

Minutos antes de tomar el ómnibus hacia Granma, Ramón Hernández habla de posibles soluciones: “Deberían poner una guagua u otro mecanismo para enviar los equipajes grandes”.

En lo que sí coinciden todos los entrevistados y foristas de Cubadebate es en la necesidad de revisar el tema de los precios. Y se trata de una inquietud que escucha a diario Pavel Oquendo, representante de Servicios al Viajero, uno de los que “custodia” la pesa de comprobación, habilitada en la entrada de la Terminal.

Experiencias en el centro de la isla

Comprobante del equipaje. Foto: Yunier Hernández/Telecubanacán.

Por su posición geográfica, su ubicación en la Carretera Central y la cercanía a la Autopista Nacional, la Terminal Interprovincial de Ómnibus de Villa Clara es otra de las estaciones más concurridas para la transportación de personas en Cuba. Con al menos dos decenas de guaguas cada jornada y varios centenares de pasajeros movidos por día, este lugar también tiene sus historias si de sobrepeso en el equipaje se trata.

Una de ellas la cuenta Yudelmis Mas, una santaclareña de 42 años que viaja con frecuencia a La Habana para asistir a los turnos médicos de su hijo. Sentada en uno de los largos bancos metálicos del salón de espera, enumera sus pesares a la hora de preparar el maletín.

“Pagué 540 pesos y mi equipaje era prácticamente para sostenerme mientras estaba en el hospital. Para nadie es un secreto lo complejo de ingresar a un niño por varios días. Preparé alguna comida extra, ventilador, un cubo para el baño y otros detalles. Esta fue mi primera vez desde la aprobación de la medida, pero me preocupa que debo viajar así varias veces en el año y la tarifa es alta”, lamenta.

Como a ella, a varios pasajeros les inquieta no tanto la implementación de una medida útil y necesaria, sino lo elevado de las cuotas establecidas. Según dice Rogelio Menéndez, un enfermero que regularmente visita a su madre en Holguín, las excesivas tarifas lo obligan a disminuir los productos que habitualmente compra en Villa Clara y lleva hasta la casa de su mamá.

“A veces uno encuentra cosas aquí que en Holguín son más escasas. Esta medida no solo afecta a las personas que van a los hospitales en La Habana. Muchos viajamos a otra provincia a ver a familiares o sencillamente a pasar algunos días en un campismo. En esos casos los equipajes siempre son grandes. No es fácil reunir dinero para ir de vacaciones o para llevarle algo a un pariente y encima pagar tanto solo por el viaje. El salario de los cubanos no alcanza para eso”, agrega mientras señala la pizarra con los precios.

Apenas dos asientos por detrás se encuentra Esteban Moré, un jubilado que reconoce lo imprescindible de organizar el despacho de equipaje con sobrepeso. Sin embargo, no entiende por qué se aplica una tarifa tan elevada a una opción creada en primer lugar para facilitar el servicio.

“Ciertamente transportar más peso por persona era un pedido de muchos. No obstante, las tarifas tan altas no tienen ninguna justificación. Por televisión dijeron que los ómnibus podían cargar hasta 50 kg por pasajero sin afectar la seguridad o las condiciones técnicas, pero tal parece que las cuotas tienen como único propósito limitar el servicio lo más que se pueda”, comenta.

Su razonamiento no carece de verdad. Si la Empresa de Ómnibus Nacionales (EON) hubiera argumentado que las tarifas cumplen el doble objetivo de permitir el sobrepeso, pero a la vez evitar la coincidencia de muchos equipajes con 50 kg en un ómnibus, al menos las quejas encontrarían una contraparte.

De la información divulgada por la EON se infiere que ni el vehículo ni las personas correrían riesgo aun si todos los clientes llevaran maletines de medio centenar de kilogramos. Entonces, ¿por qué poner precios tan exagerados a una prestación que no daña a nadie?, como se cuestionan los clientes.

Otros entrevistados preguntan, incluso, por qué las tarifas son las mismas para todas las distancias. Algunos sugieren si no sería factible establecer concesiones para pasajeros con turnos médicos, jóvenes que estudian en La Habana o para otras situaciones excepcionales.

Según explica Giuber Díaz Espinosa, subdirector Técnico de la Empresa Provincial de Ómnibus Nacionales de Villa Clara, el cobro del sobrepeso en el equipaje no es una idea nueva, pues siempre estuvo en el objeto social de la entidad. Aunque concuerda en lo excesivo del precio y reafirma que las tarifas establecidas no provienen de una disposición de su empresa, sino de los Ministerios de Transporte y de Finanzas y Precios.

“Por nuestra parte nos corresponde asumir los precios ya definidos. Concordamos que son un poco altos, pero es lo que está regulado hasta el momento. Algunos de nuestros clientes se han negado a viajar al conocer las tarifas, e incluso otros llegaron a agredir verbalmente a nuestros trabajadores. Ahora el servicio tiene mayor orden, pero es imprescindible mejorarlo”, reconoce.

Quizás los más beneficiados con la medida sean los propios trabajadores de Ómnibus Nacionales. De acuerdo con Roberto Fernández Cárdenas, especialista de la dirección de Recursos Humanos de la Unidad Empresarial de Base Ómnibus Nacionales de Villa Clara, el dinero recaudado en todas las terminales del país va a una cuenta única y desde ahí es redistribuido según la cantidad de trabajadores de cada entidad.

“Los choferes reciben el 38%, mientras los maleteros el 11, el personal de servicio el 18 y los operarios de mantenimiento y de regulación el 17 y el 15, respectivamente. En febrero, por ejemplo, pagamos más de 21 mil pesos. Como promedio los choferes reciben  alrededor de 120 pesos”, argumenta.

Para burlar la balanza se necesita…

Entrega de los equipajes en Santa Clara. Foto: Yunier Hernández/Telecubanacán.

A diferencia de estaciones con más tráfico —como la Terminal de Ómnibus de La Habana— en la de Villa Clara no se ven grandes colas para despachar los equipajes. Aunque existe solo una pesa digital habilitada para brindar el servicio, pocas veces un pasajero demora más de 15 minutos en completar el proceso. Sin embargo, los nuevos precios obligan a muchos a tomar otros caminos.

“Una máquina particular te cobra menos de 750 pesos por un viaje hasta Cienfuegos u otras provincias cercanas. Si vas a La Habana son 10 CUC por pasajero y nos arreglamos en caso de tener mucho equipaje. Puede que sea menos seguro, pero no tengo otra opción cuando viajo con sobrepeso”, explica Marisol Rodríguez, una cuentapropista que frecuentemente se traslada hasta la capital del país.

Apenas basta llegar a la puerta de la estación y los boteros o buquenques caen como plagas. Junto a las habituales ofertas para viajar hasta Varadero, Cárdenas o La Habana, ahora se suma un mayor interés hacia quienes llegan con bultos grandes. Un chofer que dijo a Cubadebate llamarse Juan Alberto, explica los detalles de la negociación.

“Si aparece alguien que va a La Habana y no quiere dar los 750 pesos para despachar su equipaje, yo le cobro como si fueran dos personas y cuando se completa el viaje nos vamos. Al final paga 500 pesos y llega más rápido. El carro no sufre, porque el peso de su equipaje es incluso menor al de una persona promedio”.

Ese es solo uno de los rejuegos que por estos días surgen en la estación de Villa Clara. Otras personas prefieren dividir la carga entre conocidos y algunos más intentan disminuir el peso sumándole kilos al equipaje de mano. Ambos escenarios también propician inconvenientes.

Para el chofer José Luis Dinas, con varios años de experiencia en la ruta Santa Clara-Santiago de Cuba, la opción del equipaje de mano deja varios sinsabores. Aunque reconoce cuánto ayuda el cobro del sobrepeso para organizar la cantidad y el tamaño de los maletines, prefiere diferenciar a quienes viajan por negocios de los que necesitan el servicio de ómnibus por cuestiones personales.

“Antes a veces llegaba algún artesano u otras personas con mercancías para sus negocios y ocupaban mucho espacio en el maletero. La nueva medida sí ha resultado para controlar eso. Sin embargo, ahora los pasajeros quieren subir a la guagua con mochilas muy llenas, solo para evitar pasarse en la pesa. La situación es complicada, porque uno también es cubano, conoce lo caro de los precios y entiende las necesidades de las personas, pero hay reglas que cumplir”, agrega.

El otro asunto relevante es la corrupción. Aunque tanto el Subdirector Técnico de la Empresa Provincial de Ómnibus Nacionales de Villa Clara, como Heblis Rivera, uno de los maleteros de la terminal, aseguran que hasta el momento no existen sobornos para reportar menos kilogramos, nadie puede decir que no ocurra en algún momento.

Recientemente uno de los foristas de Cubadebate contaba su experiencia en otra estación del país. Y si ya sucedió una vez, bien podría convertirse en una práctica habitual.

“Hace unos días viajé y tenía de sobrepeso 22 kg, por tanto me debían cobrar 510 pesos. Entonces ¿qué pasó? Pues se me acercó un compañero que despacha equipajes y me dijo que si estaba de acuerdo en darle 300 pesos a él y me despachaba todo sin hacerme ningún vale, y por supuesto acepté, pues me estaba ahorrando más de 200 pesos”.

¿Qué dice Finanzas y Precios?

Según explicó a Cubadebate, Octavio Beltrán Castillo, director de Turismo, Comercio y Servicios del MFP, el Ministerio del Transporte presentó la propuesta de tarifas en pesos cubanos (CUP) para el cobro del exceso de equipajes en los ómnibus que prestan servicios de transportación nacional de pasajeros.

“El objetivo era legalizar este servicio que no tenía un mecanismo de cobro en el país. La Empresa Ómnibus Nacionales tiene establecido que los pasajeros pueden transportar como equipaje exento de pago hasta 20 kg para los mayores de 12 años y hasta 10 kg los menores de esa edad”, dijo.

El funcionario detalla que tal restricción provocaba serios conflictos y alteraciones del orden a la hora de recibir los equipajes, ya que a diario se presentaban casos de ciudadanos, quienes no entendían que no podían viajar con excesos de sus pertenencias, aun cuando están dispuestos a pagar por el sobrepeso que llevan.

Lo antes mencionado conduce a varias de las situaciones siguientes:

a) Que la Dirección de la Empresa de Ómnibus Nacionales por razones humanitarias tenga que intervenir para autorizar al pasajero a viajar con sobrepeso, lo cual resquebraja la disciplina.

b) Que el pasajero tenga que dejar parte de sus pertenecias a algún familiar.

c) Que se trate de sobornar al empleado para que permita el sobrepeso.

d) Que el empleado se muestre intransigente para provocar el soborno.

e) Que el empleado exija el pago del sobrepeso para su bolsillo.

“En los casos d) y e), cuando se detectan, se adoptaban severas medidas, incluyendo la separación definitiva de la entidad, pero las condiciones persisten. Por todo lo expuesto, se promovió ordenar este servicio  a fin de fortalecer la disciplina en la transportación de pasajeros y elevar el nivel de exigencia de las administraciones”, acotó el Director de Turismo, Comercio y Servicios del MFP.

De la tarifa

Desde el 2019 comenzaron los estudios para definir la posible tarifa a aplicar, donde primeramente se realizó un análisis de cuánto se podía transportar como exceso, siendo una premisa no estimular los sobrepesos.

“El ómnibus que se emplea para la transportación interprovincial está diseñado para soportar hasta 5 toneladas, repartidas entre el peso de los pasajeros y la carga en su maletero (equipaje y valija). La ocupación promedio es de 45 pasajeros y de acuerdo al comportamiento estadístico, el 9 % son menores de edad, por lo tanto, viajan 40 mayores y 5 menores. Teniendo en cuenta que el peso promedio de nuestra población es de aproximadamente 65 kg, quedarían disponibles para comercializar el exceso de equipaje: 1.22 toneladas por cada ómnibus”, detalla .

Para el análisis de estas tarifas -alega Beltrán Castillo- se realizó una comparación con la forma en que se cobra el exceso de peso de equipaje en los viajes por avión, resultando que en este la tarifa es fija por kg y depende de la distancia, la ruta y el peso, oscilando entre 1.25 y 7.50 pesos por kg. Mientras que en la del ómnibus depende del peso total del bulto, sin atender la distancia.

“Por lo que se decidió no incentivar el trasiego de bultos en los puntos de embarque, o sea, desestimular el exceso de equipaje, lo que llevó a la tarifa actual aprobada, que se encarece el último tramo del sobrepeso”.

Ciertamente el cobro del sobrepeso en el equipaje forma parte del objeto social de la Empresa de Ómnibus Nacionales y es un primer paso para regularizar un servicio existente en todo el mundo. Sin embargo, entre tantas disposiciones, balanzas, tarifas y kilogramos, la lógica, el sentido común y el recuerdo de la vocación de servicio público de todas las entidades estatales, no deberían pasar como un bulto más.