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Miriela, un cantar de luz

Feliz día a los trabajadores de la Cultura en Pinar del Río. Con esta entrevista a la cantautora Miriela Mijares, por sus 40 años de vida artística, hacemos extensiva la felicitación a todos los que conforman este sector tan importante en la sociedad.

Una mañana del año 2014 sonó el teléfono.

–Buenos días, por favor con Miriela Mijares

–Habla ella, respondió con voz adormilada todavía, porque posee el hábito de acostarse (casi) cuando el resto del mundo se despierta.

–Miriela, soy Adolfo Costales de la disquera Colibrí.

Ella tensó los músculos de su rostro por la expectativa: se trataba de la casa discográfica a la que meses antes había entregado una grabación casera con algunos temas musicales.

–Aquí hay una caja (continuó Costales) con muchos discos y hace rato que los estoy oyendo, pero cuando escuché la primera canción de ese disco suyo le digo sinceramente que es lo único que me ha saltado a los ojos.

Cuatro meses más tarde, comenzarían a grabar Cantar y decirte quiero en los estudios Abdala. El fonograma merecería una nominación en el Cubadisco 2015, en la categoría música infantil.

Finalmente la propuesta musical se materializó este año, porque Colibrí está cumpliendo los 15 y seleccionó dentro de sus grabaciones un conjunto de discos para fabricar, entre ellos y para satisfacción nuestra, el de la cantautora pinareña.

La entrevista

Esta vez, has convertido en canción los poemas de Nersys Felipe. ¿Cómo fue el proceso creativo?

“Soy una lectora empedernida de poesía. En el momento de la lectura prácticamente sale la música. Y no musicalizo solo porque me gusta el poema, hay buenos poemas que nacieron para seguir siendo poemas no para ser canción. En mi caso nacen solos.

“No tengo mérito alguno en el proceso de creación. Nací con eso, como canas tengo en mi cabeza y como mis ojos son carmelitas, no me demora ni cinco minutos, no es difícil.

“Así he musicalizado la poesía de Nelson Simón, Alberto Peraza, Néstor Montes de Oca, Marcia Jiménez, Aurora Martínez, Lorenzo Suárez y otros autores y textos para niños y adultos.

“Nersys llama mucho la atención. Es un ser humano al que todos vuelven los ojos por su manera de ser, vivir y escribir. Admiro de ella que no necesita del mundo para ser quien es. Ha vivido su tiempo creativo de la puerta de su casa para adentro y su literatura ha trascendido hasta los lugares cimeros de este país y fuera de él. Tiene una luz que le abre el camino.

“Su poesía posee algo singular: es como si estuvieras viendo una historia. Su literatura se parece mucho a mis historias. Viví de niña como Nersys vive de adulta. No necesitaba relacionarme con el mundo para tener cosas, mi familia llenaba todos los espacios del amor posibles.

“Una de las cosas que más añoro de mi niñez es que no tenía que hacer nada, solo ser yo. En aquel entonces me sucedieron cosas muy importantes y las viví con la inocencia de un niño.

“A los cuatro años grabé por primera vez en la radio en la emisora vieja que quedaba en Máximo Gómez. A los cinco aprendí a tocar guitarra, a los seis me acompañaba yo solita; mi papá me enseñaba. A los ocho gané mi primer concurso en Pinar del Río. A los 11 viajé al extranjero a participar en el concurso de Jóvenes talentos en Alemania, fui el primer lugar entre competidores de 44 países. A los 12 años canté con la gran orquesta del ICRT. A los 17 gané el premio de la popularidad en el concurso Adolfo Guzmán...

“Pasa el tiempo y te das cuenta que a veces no consigues ni la mitad de esas cosas. Por ejemplo, siendo aficionada viajé más al extranjero que siendo profesional”.

¿Por qué durante tanto tiempo te opusiste a la profesionalización?

“Decidí hacerme profesional solo porque iba a profesionalizarme junto a mi familia. Si no hubiese sido así quizás no lo hubiera hecho. Me resistía a la idea de que tenía que cantar para ganarme un salario.

“Me gradué de licenciada en Español y Literatura y di clases. Nunca estudié música, aunque hago arreglos para mi agrupación Estilo propio y he tenido muchachos muy preparados, estudiantes de la Escuela de Arte. No es que ellos tengan que llegar a donde estoy y yo a donde están ellos; cada uno sabe hacer una cosa diferente.

“Muchos artistas todavía insisten en que aprenda las notas y las figuras en el pentagrama. Hice mis intentos con Amalia Millares, la madre de Noel Villar. Ella me enseñaba piano y solfeo. Yo estaba entusiasmada hasta que me dijo ‘dentro de tres o cuatro meses aprendes todo esto’.

“No dejo de reconocer que estudiar lo hace a uno más completo. Pero mira tú lo que me ha dado por pensar: si yo aprendo me parece que en el momento en el que empiece a mirar la sonoridad de una manera diferente, no me va a salir”.

¿Cuándo ocurrió ese intento por instruirte?

“Muchacha, hace cinco o seis años. Hecha una vieja ya, después de todo lo que había hecho”, me responde risueña, con naturalidad.

“Personas de mi generación como Mayito Rivera y Raúl Paz se hicieron reconocidísimos artistas. Estuvimos juntos en todos esos momentos de los que te hablaba, pero ellos se fueron a estudiar a La Habana y yo me quedé aquí.

“He pasado más trabajo porque todo lo he aprendido sobre la marcha, pero lo escogí así. Nadie es culpable, nadie me lo impuso, así he sido feliz”.

¿Por qué te quedaste y no seguiste ese camino?

“Cuando pequeña pasaba mucho tiempo viajando o en teatros, nunca tenía vacaciones, a veces estaba meses completos fuera de la provincia en festivales… y cuando crecí, quise permanecer en mi casa”.

¿Hoy estás más dedicada a la música infantil, cierto?

“Escribir para niños es difícil porque ellos no mienten y pierden el interés si algo no les atrae. Simplemente se levantan y dejan de prestar atención.
“Yo no sabía que podía hacer música para niños. Cuando era chiquita cantaba canciones muy adultas; mi papá las escribía para mí. Por eso, cuando comencé a componer lo hice para adultos.

“Pero la escritora Lidia Meriño en una ocasión, hace muchísimo tiempo, me dijo: ‘Por qué no musicalizas un poema mío y lo presentamos al Planeta Azul’. No estaba segura pero lo hice. Aquella canción, Papalote azul, obtuvo el Gran Premio en Pinar del Río y después uno de los cuatro a nivel nacional.

“Durante tres años lo hicimos y nos llevamos el mismo premio. Hasta que me di cuenta que yo no soy una compositora de concurso. A mí no me gusta estar cantando para que alguien me diga si soy o no soy mejor que otra persona. Pero descubrí que a los niños les gustaba lo que hacía”.

Miriela se dice también amante del cine y la fotografía. El gusto por esta última lo heredó de su abuelo "el fotógrafo de Consolación", y le ha permitido documentar la historia familiar en el transcurso de una generación a otra.

Ama cuando los niños le dicen maestra o cuando sonríen en sus espectáculos. También le habría gustado ser doctora, pero hubiese sido un desastre, pues se desmaya ante la sangre. Busca la perfección en lo que hace, en lo que entrega.

“La profesión la vivo de una manera muy extraña porque canto pero sigo haciendo las cosas que me gustan, en las que creo, aunque son utópicas en los tiempos en que resulta obligatorio que busques, muestres y salgas a promocionar. Por eso a veces tengo, a veces no, a veces consigo, y otras no.

“Me gustan las cosas que me pertenecen. No todas las hago yo, porque no todas salen de mi pensamiento, de mi garganta: como país, mi provincia, mi música, que es la ínfima parte de la música de esta isla. Y en esas creo… Creo en las que soy capaz de conseguir, y en el amor de mi familia que ha sido decisivo en mi vida personal y profesional”.

El disco

Sobre un fondo color pergamino resaltan siluetas negras, cual sombras chinescas. En la portada, un árbol desprolijo extiende sus ramas y entreteje el nombre del álbum, entre lagartijas, cocuyos y zunzunes. Algún toque de rojo y amarillo se convierten en contraparte de la sobriedad visual, mientras la tipografía simula un manuscrito de aliento desprejuiciado.

Producido por Adolfo Costales, Cantar y decirte quiero es el primer fonograma de Miriela Mijares y su grupo Estilo propio. Incluye 12 temas: poemas de Nersys Felipe hechos canción.

Además de los músicos de Estilo propio (Mairena, Juan Manuel y Juan Mijares, Susana Lastra, Eddy Pérez Cruz y Yerandy García Arencibia), el disco contó con los invitados Liván Labrador, Benicio Lezcano, Andiley Mojena, Rafael Guedes y la Camerata del Son. Participaron también los niños Maikel F. Urra Licourt y Saíd Jerson Sotolongo.

Los arreglos pertenecen a Miriela, Noel Villar, Luis Ángel Sánchez y Liván Labrador.

Cantar… se asegura el éxito no solo con la elección de los textos de la autora Premio Nacional de Literatura, sino por el virtuosismo armonioso de la música, esa que seduce el oído más crítico y el meritorio diseño gráfico a cargo de Katia Fernández y Enrique Smith.

Atractivo visual, pluralidad sonora y calidad poética, hacen de él un producto musical sublime para educar de manera lúdica a los más pequeños.

(Tomado de Guerrillero)

¡Y no lo olvido!