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Cajas cuadradas: ¿Qué pasa con algunos pitchers cubanos? (+ Tablas)

De altos quilates ha sido el pitcheo de Casanova en este inicio. Foto tomada de Vanguardia.

De altos quilates ha sido el pitcheo de Casanova en este inicio. Foto tomada de Vanguardia.

El artículo que lo cambió todo:

Hay algo en la sabermetría que podría reducirse a la cuarta oración de un artículo de Voros McCracken, Pitcheo y defensa ¿Cuánto control tienen los lanzadores?, publicado en 2001: "He sido acusado de ser Aaron Sele[1] escribiendo bajo un seudónimo". Cualquier lanzador podría advertir, como es lógico, que cuando la bola escapa de su mano, poco puede ser capaz de controlar. En resumen: las estadísticas convencionales siempre han sido injustas con los pitchers aunque estos nunca hayan creado un comité para protestar contra ello.

A sus detractores, McCracken respondió, por ejemplo, que los hits permitidos no eran una estadística significativa en la evaluación de lanzadores. Habló luego de la responsabilidad de la defensa y la influencia de los fildeadores en los números de sus compañeros en los montículos. Se planteó, entonces, la idea de dividir las estadísticas de los pitchers a partir de dos grupos: las que pueden ser afectadas por la defensa al campo y las que no. Independientes de la acción defensiva quedaban los boletos, bases por bolas intencionales, ponches, jonrones y deadballs. Con influencia directa de los jugadores al campo estaban los ganados, perdidos, innings lanzados, carreras, carreras permitidas, hits, hits y flies de sacrificios. Tanto habló McCracken que años después ganaría una Serie Mundial trabajando con los Red Sox.

Creó algo a lo que llamó Estadísticas de Pitcheo Independientes de la Defensa (DIPS, por sus siglas en inglés), con la idea de comparar las actuaciones de los lanzadores sin tomar en cuenta lo que hicieran quienes se ubicaban detrás de ellos (o delante, en el caso del receptor). Tomó los números de Dave Burba en el 2000 con los Indios de Cleveland y notó que las cifras variaban. Concluyó, entre otros aspectos, en que:

1.- Existe una pequeña o ninguna posibilidad de que los lanzadores por sí solos puedan prevenir conexiones que permanezcan dentro del campo de juego (pequeña, quizás, en el caso de las superestrellas).

2.- Puede predecirse el promedio de pelotas puestas en juego por el average que posea el resto del cuerpo de lanzadores. Siempre estará detrás la misma defensa.

¿Qué cosa es el BABIP?

Algo sospechoso debe haber en el BABIP (Batting Average on Balls in Play) al medir la frecuencia de las pelotas puestas en juego. No aparece el cuadrangular. En la fórmula lo obvian porque la defensa, generalmente, no puede intervenir en ellos.

En el caso de los lanzadores, esta cifra busca evaluar la capacidad para evitar que los adversarios conecten sus envíos y no sobrepasen las vallas de los jardines.

Se calcula de la siguiente manera: (H - HR)/(VB - HR - SO + SF) [(Hits – Home Runs)/(Veces al bate – Home Runs - Ponches + Flies de sacrificio)].

Los detractores de esta estadística hablan de la suerte: el bateador, por ejemplo, puede conectar una línea casi invisible y que salga de frente al defensor de la tercera almohadilla. Ahí pudo ir un posible hit que no llegará a la cuenta del pitcher. Existe el caso de otras conexiones, que a pesar de grandes lanzamientos y excelentes defensas, caen en zona de nadie. No existe el control absoluto de dónde puede caer una pelota.

Neil Weinberg, uno de los articulistas del sitio FanGraphs, explica que de acuerdo con la web de Inside Edge, en una temporada de la MLB hubo más de 200 jugadas en las que el bateador pudo conseguir hit en el 90% de las veces pero el jugador a la defensa realizó una gran atrapada. Refiere también que en ese propio año, 1000 batazos aparentemente fáciles para sacar out se convirtieron en hit.

Los bateadores, por su parte, no tienen control sobre la defensa rival y en algunos casos,  pueden, hasta cierto punto, dirigir sus conexiones hasta una zona determinada. Por otro lado, si el lanzador tiene buenos jugadores de posición detrás, es probable que permita menos bolas en juego. También influyen, por ejemplo, las condiciones del terreno (ya sabemos lo que puede hacer una piedra o alguna zona con lodo), la velocidad del hombre en turno, las dimensiones del estadio…

Según los números, aproximadamente el 30% de las pelotas en juego terminan en hit y solo los mejores bateadores pudieran llegar a colocar el 35.

El BABIP pudiera ser más importante para evaluar a los pitchers porque apenas tienen control sobre lo que sucede con la pelota una vez que sale de su brazo de lanzar. De alguna forma, relativamente, un lanzador puede controlar sus ponches y boletos y, a través de ello, una pequeña parte del número de bolas que son puestas en juego, pero una vez que la pelota golpea contra el bate, cualquier cosa puede suceder.

De lo anterior, podemos concluir que el BABIP para los hombres del montículo está fuertemente influenciado por la defensa y la suerte, lo cual reafirma la idea de que los hits permitidos, las carreras limpias y otras consecuencias están influidas por elementos fuera de sus dominios.

Veamos cómo funciona con dos lanzadores con números similares. Vayamos a una comparación entre Jake Arrieta (Chicago Cubs) y el fallecido cubano José Fernández (Miami Marlins) en la temporada de 2016 en la MLB. De acuerdo con los cifras de FanGraphs: Arrieta (197,0 inn; 18 G- 8P; P.C.L. 3,10; 194 de average en contra). Fernández (182 inn; 16 G- 8 P; P.C.L. 2,86; 220 de promedio en contra). A continuación, ¿una rareza o algo similar?:

BABIP de Arrieta: 241

BABIP de Fernández: 332

Lo anterior querrá decir que (1) ¿Arrieta tuvo más suerte que Fernández? Quizás, pero también gran dominio sobre sus envíos (2) ¿que lo acompañó una mejor defensa? NO, la defensa de los Marlins promedió 985 y la de los Cubs, 983 (3) ¿que los estadios en los que lanzó tenían menores dimensiones?, NO domino esa estadística (4) ¿que los batazos de los contrarios se encontraron menos cantidad de piedras?, NO, difícilmente las piedras tengan algo que ver en este caso.

Fernández tuvo el onceno BABIP más alto de la franquicia en la campaña pasada. Cuando la pelota salía de su brazo derecho cualquier cosa podía pasar. A fin de cuentas, poco podía hacer (Fernández, Nolan Ryan, Roger Clemens…) después del wind-up.

Una pista que podría ser valiosa: en el 2016, al derecho de los Marlins el 40,2% de los batazos que le conectaron salieron de roletazos y el 28% en líneas. Según las investigaciones, estas son las conexiones dentro del terreno más propensas a convertirse en hit.

Ahora se vuelve a complicar la historia: contra Arrieta, en ese mismo año, el 52,6% de los batazos salieron de rolling y solo el 19,2% en líneas. Dos cosas pudieron pasar allí: o bien la defensa de los Cubs tuvo una mejor colocación (ya vimos que average defensivo, no); o Fernández fue poco afortunado.

Conclusión definitiva y real: cuando los hombres al bate conseguían conectarle dentro del terreno a Arrieta tenían más posibilidades de regresar cabizbajos al banquillo.

***

Foto: José Raúl Concepción Llanes,

Clayton Kershaw tiene uno de los mejores BABIP en los últimos años de la MLB. Foto: José Raúl Concepción Llanes (Archivo).

Hace unas horas conversé vía Twitter con Neil Weinberg, colaborador de sitios especializados como The Hardball Times y FanGraphs. Me explica que si el BABIP de un lanzador está muy por debajo del promedio de la liga (300 en el caso de la MLB), generalmente se dice que quizás esté recibiendo el beneficio de una buena defensa o buena suerte, lo cual implica que es poco probable que ese bajo promedio se mantenga. Lo mismo ocurre con un BABIP alto.

Si un lanzador está propinando muchos ponches, permitiendo pocos boletos, y manteniendo la pelota en el terreno, pero todavía tiene un PCL alto, se puede atender a su BABIP y si es bastante alto, tal vez no tenga toda la culpa.

“En otras palabras, a menudo usamos esta estadística como una manera de ver si el lanzador está teniendo mala o buena suerte. Sin embargo, estas son pautas básicas y no siempre se aplican. Algunos lanzadores son capaces de controlar su BABIP más que otros (Kershaw, por ejemplo) y su 270 es probablemente más un reflejo de su capacidad que de la buena suerte o la defensa”, aclara.

¿Qué pasa ahora mismo en Cuba?

Después de 13 partidos disputados por la mayoría de los equipos, los líderes en este departamento (con más de 14 entradas lanzadas, compiladas antes de los juegos de ayer) son los siguientes:

Archivo del autor.

Archivo del autor.

Si nos guiamos por la defensa de Santiago de Cuba (acumulan un 960 colectivo y es de las que menos dobles matanzas completa en el campeonato, con 10), probablemente haya que seguir de cerca a Yosmel Garcés. Saca demasiados outs cuando consiguen ponerle la bola en juego.

Ha subido al box en tres oportunidades (contra Holguín el 7 de agosto, vs Industriales el 14 y ante Artemisa el 19 de este mes). En los partidos donde ha lanzado, el equipo ha cometido cuatro errores -no entran en la fórmula del BABIP pero ofrecen pistas sobre la defensa. Si nos guiamos por lo anterior, hasta ahora, no debe ser la defensa el factor que está ayudando a Garcés. Vayamos a las conexiones:

Archivo del autor.

Archivo del autor.

Con sus envíos ha obligado a los bateadores (o quizás haya sido cuestión de suerte; si ha sido una u otra probablemente lo sepamos cuando avance más el torneo) a conectar pocas líneas (el batazo con más posibilidades de convertirse en hit). Pese a ello, los contrarios le golpean de roletazo en el 70% de las oportunidades en las que se le enfrentan (aquí sí debe incidir la colocación defensiva o la suerte), pero sigamos indagando. Según otras cifras, la mayor cantidad de rollings se lo dirigen hacia la parte izquierda del terreno (21 de 30) donde han jugado la mayoría de los partidos Maikel Castellanos (3B) y Adriel Labrada (SS). Castellanos en la tercera almohadilla promedia para 886 y Labrada en el campo corto ha fildeado para 919. ¿Será suerte, defensiva o talento? Ahí se los dejo.

Miremos ahora el caso de Yosver Zulueta, que tiene un promedio de carreras limpias elevado (5,19) para un BABIP tan bajo. Ha iniciado tres encuentros (6 de agosto contra Granma, el 12 vs Santiago y el 19 frente a Holguín). Cinco errores ha cometido su defensa en esos partidos (para 974 fildean en orden colectivo durante todo el certamen, 1 punto por encima de la media). Aquí viene una muestra de talento y olvídense o disminuyan la incidencia del resto de otras posibles condicionantes: dieciséis ponches ha propinado el derecho villaclareño. Según la matemática fácil, la cantidad eliminados por la vía de los tres strikes provoca que se reduzca la cifra de bateadores que pueden poner la bola en movimiento dentro del terreno (como es lógico, los jonrones también la reducen). De los diez primeros en BABIP es uno de los que, teóricamente, más rivales ha enfrentado pero al restar los ponches y los jonrones, de 65 que se pararon a un lado del homeplate, 47 pusieron la pelota dentro del estadio y 11 de esos batazos acabaron en hit.

Yosver Zulueta es un jugador a seguir. Foto: Ramón Barreras

Yosver Zulueta es un jugador a seguir. Foto: Ramón Barreras.

De ahí pudiera predecirse que con una defensa sobre la media y un talento como el de Zulueta, difícilmente le conecten gran cantidad de batazos dentro del terreno que finalicen en jit.

***En el caso de César García y Vladimir García podríamos decir que la defensa debería tener un papel importante (GRM: 989; CAV: 986) y también el número bajo de líneas que permiten (7 y 6, respectivamente).

***Excelente el trabajo de Roger al colocar a Yunser Corrales como abridor. Puede ser esta su temporada consagratoria. Los contrarios le conectan para 191 y ha ponchado a siete. Debe mejorar el control: 11 boletos en 14 y un tercio. Algo curioso: cinco de los batazos que ha permitido han sido flies e igual número han salido de línea (31% del total); dos de ellos han sobrepasado las cercas, lo cual significa que cuando no le pegan la bola al suelo, el 20% de las conexiones son cuadrangulares. Quizás poco aporte este número, porque la cifra no debe vovlerse proporcional según vayan avanzando las jornadas. Quizás solo indique que Corrales debería localizar más sus lanzamientos en la zona baja; lo que coloque fuera de ahí pudiera ser un peligro.

***El artemiseño Ricardo Martínez, antes de este campeonato, tenía un BABIP de por vida de 375, lo cual, con pocas series a sus espaldas podría ser poco predictivo y significar que en el actual año está teniendo solo un buen comienzo. Cuenta, además, con una defensa un poco por encima de la media y si sigue bien este lanzador, podría continuar con un BABIP bajo. Habrá que esperar unas semanas más.

***Una reflexión breve: Con los lanzadores que no permiten jonrones, la estadística puede ser incluso más útil.

vladimir garcia exploto en el 9no ismael francisco

De acuerdo con este servidor, Vladimir García será el líder en BABIP al finalizar la temporada. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

A continuación les dejo otras predicciones:

1.- Vladimir García terminará como líder en BABIP. Tiene una gran defensa detrás, es ponchador, permite pocas líneas. Solo ha concedido tres hits más que el líder y se ha enfrentado a cinco hombres más.

2.- El BABIP de Yosmel Garcés debe subir. Probablemente solo esté inmerso en una buena racha, lo cual hace que me pregunte por qué Kindelán no lo aproveche más. Solo lo ha dejado completar cinco innings en cada uno de los tres partidos que ha iniciado. En el choque contra Holguín lo envió al banco en la quinta entrada sin permitir carreras y el equipo, en el séptimo, permitió racimo de cuatro y perdió el encuentro.

3.- Algún otro lanzador pinareño debe colocarse entre los diez primeros dentro de pocas subseries. Yosvany Torres (24 jits en 92 turnos, con 8 ponches y un jonrón) debe ser el que llegue. Está teniendo un buen inicio de temporada (los ha tenido mejores, por supuesto) y será cuestión de tiempo verlo entre los líderes en BABIP.

4.- Ojo con el lanzador de Industriales Denis Castillo, acumula en 13,1 innings, 9 hits en 47 turnos (hasta ahí, similar a Yunser Corrales) con un ponche (196 de BABIP). El avileño permite más jonrones y poncha más. El 35% de las conexiones que permite Castillo no son roletazos y nadie ha podido sacarle la esférica del parque. Apuesto porque este joven tendrá un gran año.

Notas:

[1] Aaron Sele fue un lanzador que formó parte de diferentes equipos durante su carrera en la MLB. En el momento en que McCracken escribe el artículo, Sele jugaba para los Marineros de Seattle y tuvo la mejor temporada de su vida (15-5; P.C.L: 3,60; 114 K; WHIP: 1,33)

[2] Podríamos decir que este u otro lanzador mejoró su BABIP con respecto a sus números de por vida porque (1) introdujo algún nuevo lanzamiento en su repertorio, (2) se enfrentó a una mayor cantidad de bateadores lentos, (3) actuó en días donde no hubo doble juegos y la defensa se cansó menos (4) llovió poco o no llovió cuando le tocó lanzar o (5) tuvo la mejor de las suertes posibles pero, lamentablemente, todo comienza cuando el pitcher termina el wind-up y nadie sabe dónde caerá una pelota, y quien lo sepa, difícilmente ejercerá el periodismo o algo parecido.