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Cristina, dos encuentros antes de la Cumbre regional

Dilma y Cristina en La Habana. Foto: Itamaraty.

Dilma y Cristina en La Habana. Foto: Itamaraty.

Por Victoria Ginzberg, de Página 12

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner está aprovechando los días previos a la II Cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac) en La Habana. Ayer almorzó con Fidel Castro y su familia: según trascendió, hablaron sobre seguridad alimentaria y los conflictos que atraviesa Latinoamérica. Luego, CFK mantuvo una entrevista bilateral con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien la recibió en el hotel donde se hospeda casi enseguida después de bajar del avión. “Ambas coincidieron en que hay movimientos especulativos sobre los países emergentes”, contó un funcionario argentino.

La Presidenta salió al mediodía del Hotel Nacional. Su primera reunión fue con una niña argentina de nueve años que la había estado esperando en la puerta para saludarla y le hizo llegar una cartita (ver aparte). A las doce y media, mientras los huéspedes salían a sus excursiones en micros, autos antiguos y coco taxis (una mezcla de moto con auto: tres ruedas y un techo), CFK, vestida con un saco blanco y negro, se subió a un Jaguar oscuro. Antes de abrir la puerta, confirmó el encuentro que hasta ese momento se había mantenido en reserva.

–¿Va a ver a Fidel? –alcanzaron a preguntarle los periodistas.

–Sí, me invitó a almorzar –contestó sonriente.

Tres horas después, regresó, pero no dio detalles. “Muy rica la comida”, dijo simplemente. El menú había sido tasajo de cordero, un pescado al que aquí le llaman perro, ensaladas y tamales.

El encuentro, en un domingo a pleno sol pero no demasiado caluroso, fue familiar. CFK fue con su hija Florencia. Fidel estaba con toda su familia: su mujer, sus hijos, su nuera, sus nietos y un bisnieto. La Presidenta recibió un libro de fotos de uno de los hijos de Fidel, que es fotógrafo. Cristina Fernández le llevó unos vinos que el líder cubano considera los mejores del mundo y a su esposa una chalina hecha por asociaciones cooperativas argentinas.

Según informó la agencia Prensa Latina, CFK y Fidel “hablaron sobre seguridad alimentaria, los conflictos armados que amenazan la paz en la región y recordaron al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y su esfuerzo por consolidar la unidad latinoamericana con la creación de la Celac en 2011”.

Alejado del gobierno desde 2006, cuando le cedió el mando a su hermano Raúl, no son muchas las apariciones públicas del líder revolucionario, que ya tiene 87 años. La Presidenta se encontró con él el año pasado, cuando estuvo en la isla para ver a Chávez, que había sido operado aquí. Y antes se entrevistaron en 2009, cuando CFK hizo una visita de Estado con la que se retomaron y normalizaron las relaciones con Cuba. Una de las últimas imágenes que se conocieron de Fidel fue cuando, en febrero del año pasado, votó en una escuela del Vedado.

Jon Lee Anderson, en su biografía del Che Guevara, dice que tres rasgos característicos del joven Fidel eran “hacerse esperar hasta el hartazgo”, el “gran carisma personal” y la “capacidad para pontificar durante horas”. Sesenta años después, no hizo esperar a la Presidenta argentina, pero parece conservar sus otros dos atributos.

Luego del almuerzo, CFK fue al Hotel Meliá Habana, donde se hospeda la presidenta brasileña. A diferencia del Nacional, que es tradicional e histórico, el Meliá fue inaugurado en 1998 por Fidel Castro y tiene un lobby de mármol lleno de plantas. Rousseff acababa de llegar a La Habana desde Davos. También vino antes de que empezara la cumbre, ya que hoy inaugurará junto a Raúl Castro el puerto del Mariel, construido con inversión brasileña.

En la reunión con Rousseff, estuvieron los cancilleres Héctor Timerman y Luis Alberto Figueredo, el ministro de Industria brasileño, Fernando Pimentel, y el asesor de temas internacionales Marco Aurelio García. Por la Argentina, además de Timerman, participaron el embajador en Brasil, Luis María Kreckler, el subsecretario de Desarrollo de Inversiones y Promoción Comercial de la Cancillería, Carlos Bianco, y el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri.

La reunión se extendió durante una hora. Un funcionario argentino señaló que el principal tema analizado por las presidentas fue la situación de los países emergentes y que en ese marco coincidieron en apreciar movimientos especulativos sobre esos Estados. En ese contexto, Rousseff mencionó que todos los países emergentes ajustaron su moneda respecto del dólar y que Brasil estaba séptimo en un ranking sobre esa materia.

Mientras se producía la reunión, funcionarios brasileños recordaron que cuando en Davos Rousseff fue consultada por la situación de la economía argentina, dijo que la miraba con atención y que esperaba que cuando se liquide la cosecha (la zafra) haya un flujo de dólares. Recalcaron que no se refirió a la existencia de una “crisis”.

CFK y Rousseff mantienen un diálogo fluido. Se habían visto en septiembre del año pasado, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, y antes, en abril, habían mantenido una reunión bilateral en la Casa Rosada.

- Milagros. Milagros tiene 9 años. Es argentina y estaba de vacaciones en Cuba con su mamá. Ayer fue su último día en La Habana. Ambas fueron hasta la puerta del Hotel Nacional con ganas de saludar a la Presidenta. “Es por ella, que la quiere ver”, se escudó un poco su madre y señaló a la niña. Las dos hicieron guardia junto con los periodistas durante algunas horas. Luego, con cámara de foto en mano, subieron hasta el piso octavo, donde se hospeda CFK y, como no pudieron verla, le dejaron una nota con funcionarios de protocolo. Allí explicaban que Milagros nació el 24 de marzo de 2004, “mientras Néstor bajaba los cuadros”, dijo su madre, en alusión al día que el presidente Néstor Kirchner ordenó retirar el cuadro del dictador Jorge Rafael Videla de la escuela militar. Milagros le escribió: “Cristina, ya sé que sos la Presidenta, pero ¿podés bajar?”. La gestión dio sus frutos. Un rato después, un miembro de la delegación se acercó a la puerta y las llamó: “La Presidenta la va a recibir”. Y así fue. Salieron las dos sonrientes. “Fue un momento muy hermoso. Me voy muy emocionada”, dijo la madre y contó que la Presidenta prometió invitarla a la Casa Rosada. “Y yo me voy muy bien”, contó Milagros.