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El bloqueo en una historia otra

Documental cubanoEl joven Juan Carlos Travieso es un experimentado hombre de los mundos audiovisual y radiofónico (empezó en la radio a los ocho años) que en cada entrega trata de superarse a sí mismo. Solo así se explica cómo logró una verdadera joya con su documental A pesar de todo que nos muestra una vez más, pero de modo distinto, lo injusto del bloqueo.

Fundador del Canal Habana, por su singular manera de decir hemos disfrutado de exquisitos spots (Habaneros); espacios sobre cine (Secuencia); promocionales (Coordenadas); juveniles y de opinión (Paréntesis); humorísticos (El motor de arranque) y musicales (Entre manos).

Entre sus documentales, Juan Carlos puede enseñar Historia de una flor (2001); Frank Delgado, una nueva trova (2002); Con las cuerdas de la vida y Wemilere, tradición y vida, ambos realizados en 2003.

Ahora se atrevió a adentrarse en el tema bloqueo, sobre el cual se está escribiendo y filmando desde hace 50 años. Y logró conmover con su A pesar de todo, un documental de 30 minutos coproducido por el ICAIC y el Centro Memorial Martin Luther King Jr., que se exhibe en las salas de cine y fue estrenado en la televisión cubana en el espacio Mesa redonda.

A esta presentación Juan Carlos no pudo asistir porque se encuentra en Venezuela; pero el correo electrónico sirvió de puente para contestar estas preguntas:

¿Por qué aceptaste este reto?

En primer lugar, lo hice porque tengo plena conciencia de que el bloqueo es algo muy injusto que se nos ha impuesto -en mi caso desde el mismo día en que nací-.

De muchas maneras ese fenómeno nos ha impedido desarrollarnos o llevar nuestras vidas lo más normalmente posibles, y cuando pienso en eso no dejan de aparecer en mi mente, ahora que soy padre, las consecuencias que traerá para las futuras generaciones.

Pienso en mi hija, y me gustaría verla crecer sin las ataduras que hemos tenido mi generación y otras; porque el 70% de los cubanos ha crecido y vivido bajo los efectos del bloqueo. Y no es una cifra por decir un número, es que cuando te pones a analizar, mis abuelos vivieron o viven bajo el bloqueo, mis padres, los amigos de mi generación y los nuevos que llegan como Lucía, mi hija, también sufren las penurias causadas por esta medida.

Y me pregunto, ¿Cuándo cambiarán esas circunstancias? ¿Cuándo tendremos el derecho a equivocarnos por nosotros mismos?

¿Cómo escogiste esas historias de vida?

Desde que pensamos el documental, identificamos posibles lugares donde encontrar historias de vida que estuvieran marcadas directamente por el bloqueo, y que esas historias tuvieran también un aporte visual como complemento importante para mostrar al mundo sus efectos en la vida cotidiana de la gente.

Entonces, buscamos en esos sitios a jóvenes con historias para contar, con talento, y con el poder de comunicarse verbalmente; pero también, y sobre todo, desde su arte y su capacidad de sobreponerse a las dificultades. Algo que desde el plano humano nos muestre lo que hace Cuba como país.

En este proceso fue determinante la labor de la periodista Leslie Salgado, quien me ayudó en la investigación.

Háblame de tu relación con el pintor Maykel Herrera y su papel de hilo conductor en A pesar de todo.

Maykel y yo somos amigos desde hace unos cuantos años, eso me posibilitó una muy buena comunicación para poder decirle lo que yo estaba buscando; pero, sobre todo, desde que comencé a trabajar en la idea y le consulté a Maykel, él me dijo: "¡Adelante, yo confío en ti!". Cuando se deposita tanta confianza, uno intenta no defraudarla y eso te obliga a superarte mucho.

En una entrevista me dijiste: "Me gusta mucho hacer documentales. Creo que es lo que más tiene de uno mismo y donde uno pone todo lo que lleva dentro. Pero es muy difícil hacer documentales en Cuba. Primero, porque nunca te llaman para hacerlos; segundo, porque muchas veces cuando son temas preestablecidos por alguien, no coincido con su mirada, su óptica, estéticas o sus enfoques y eso me hace no entrar en el juego. Prefiero no hacer, a hacer algo para complacer a los demás y que no me complazca a mí". ¿Cómo funcionó esta concepción en tu última obra?

Fue interesante. Primero, el ICAIC nunca me había solicitado trabajar con ellos directamente, y eso ya era un reto. Segundo, me estaban pidiendo hacer un documental que hablara de un tema muy maltratado y eso era otro reto. Los desafíos siempre me han gustado.

Entonces, les propuse acercarme al tema desde la óptica del impacto que tiene el bloqueo en la vida de los niños y adolescentes cubanos para el desarrollo de sus vidas, la idea funcionó y comenzamos a trabajar de inmediato.

Vale la pena destacar que el trabajo fluyó muy bien, y que tuve mucho apoyo del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr. en La Habana y del reverendo Raúl Suárez, así como del MINREX y las instituciones donde filmamos el documental.

Aún no he escuchado a alguien cuestionando tu acercamiento al bloqueo, ¿qué dices tú, el mayor y mejor crítico de tu propia obra?

A todo el equipo le dejé bien clara la idea de que era un documental que no sería nada fácil. Trabajar con ese nivel de conciencia nos hizo crecer -aunque en mi caso particular, las personas apenas lo noten-.

Se crecieron conmigo Angel Piedra como productor, Yoel Melián como editor, Abdis Rodríguez como fotógrafo, el sonidista Jaime Canfux y los músicos Ariel Barreiros y Ernesto Cisneros, por solo mencionar a algunos miembros del equipo. Todos tuvimos mucha libertad de creación y esa es la clave. Cada quien desde su especialidad aportó al documental lo mejor de sí.

El documental, como toda obra artística, tiene sus propios derroteros y eso también me gusta. No pretendo hacer una obra que no deje margen o espacio para la polémica, eso la hace crecer como hecho artístico y es de algún modo el proceso donde la obra adquiere un mayor nivel, justo en el momento en que se comienza a discutir. Es un proceso de crecimiento constante que me encanta.

(Tomado de La Jiribilla)