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Vicentico ¡no faltaba más! (+ Video)

Vicentico Valdés, Marta Valdés, Giraldo Piloto y Rosendo Ruiz (1957)

Vicentico Valdés, Marta Valdés, Giraldo Piloto y Rosendo Ruiz (1957)

Como de costumbre, me asomé a leer los comentarios que ha provocado el tema de la semana anterior y, en un momento dado, me di el gusto de encontrar a alguien que reclamaba  espacio para Vicentico Valdés. Ya había reparado, al confeccionar mi calendario de aniversarios dignos de tenerse en cuenta en el año que está comenzando, que el primero de todos sería, el lunes 10 de enero, el aniversario 90 de este cantante cubano que hizo época a mediados del siglo XX en el gusto del público latino amante de las nuevas corrientes que impulsaban al bolero a finales de la década de los 40.

Vicentico (así le hemos estado llamando desde que entró en nuestras vidas)  nació en La Habana, el 10 de enero de 1921, según consigna el Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Cantó en orquestas danzoneras y en conjuntos de mayor o menor formato, práctica profesional que le hizo transitar por esa variedad de expresiones rítmicas, melódicas y estilísticas que caracterizan a la música cubana y que tanto exigen de quien pretenda interpretarla con éxito ante el reclamo de un público que se siente bailador y que, cuando baila escucha; un público cuyo gusto recorre todas las gamas habidas y por haber entre lo romántico y lo picaresco. Luego de una primera etapa que cubre alrededor de tres lustros cantando en su país, Vicentico Valdés, dueño de una voz peculiar y de un perfecto dominio sobre las formas del repertorio latino, encuentra trabajo en México y, finalmente,  pasa a Estados Unidos donde --siempre vinculado a conjuntos y orquestas de primera categoría-- despliega una incesante actividad en vivo que culmina en Nueva York. El creciente mercado del disco apuesta por él y comienzan a llegarnos su nombre, su canto y ese sentido de pertenencia que es preciso reconocer en aquel muchacho de barrio que no olvidó a los suyos. Pienso que, con toda seguridad, en el ambiente musical de los años anteriores a este momento su nombre debe haber sido valorado con justicia mientras que, a niveles de la gran difusión radial entre nosotros, eran otros los cantantes que disfrutaban de reconocimiento y popularidad.

La lejanía no fue un obstáculo para que un buen día aquella voz timbrada y abierta, aquel sentido de la cadencia rítmica que asomaba lo mismo en un bolero que en una guaracha o un bolero-mambo cuando la voz de Vicentico Valdés cortaba el viento y se nos encajaba en el oído de una manera nunca antes conocida, después de haber trepado por el balcón desde la victrola  que no paraba de sonar en el bar de la esquina, en la caficola que estaba a medianía de cuadra o en los espacios radiales preferidos por toda la familia.

Los autores más modestos, aquellos que no estaban firmados con la editora de los americanos sino que, en su mayoría, habían decidido agruparse en una pequeña editora instalada en la salita del domicilio de Rosendo Ruiz Jr, en la esquina habanera de Campanario y Ánimas, se valían del más noble emisario que he conocido, el padre de Giraldo Piloto, residente en Nueva York, para hacerle llegar al cantante sus boleros. La voluminosa discografía de Vicentino Valdés incluyó también, en versiones memorables, la más reciente producción de reconocidos autores cubanos radicados en Estados Unidos como René Touzet y Bobby Collazo. A mí, recién nacida al mundo de las canciones, me tocó  gozar del privilegio de recibir un buen día, orquestada por René Hernández,  arropada entre flautas y violines sazonados por los solos de piano de ese gran músico, la primera grabación de una composición mía, puesta en la voz enorme del gran Vicentico.

Finalizaba el año 1957; igual suerte --a la par de las más recientes piezas de mi amigo Piloto-- corrieron algunas otras de mi naciente producción, ahora seleccionadas por el propio intérprete, de visita en su tierra y sentado delante de mí en el rincón de trabajo que las vio nacer, el mismo desde donde hilvano estos recuerdos para la amiga que tuvo a bien pedirme unas palabras para evocar el paso por nuestra música del entrañable y fiel habanero.

Párrafo aparte, aclaro que el bolero Añorado encuentro, tema de la telenovela de igual título escrita por Mayté Vera, no es de mi autoría sino de la firma de mis inolvidables amigos Piloto y Vera.

Almendares, 16 de enero de 2011

Vicentico Valdés canta "Añorado encuentro"