Serpentinas desde el Teatro La Caridad

Se anunciaba para la noche de este sábado la transmisión en directo desde el Teatro La Caridad, de Santa Clara, de la Gala conmemorativa por el 26 de julio. La invitación a quedarnos frente al televisor, dejaba entrever dos detalles que no pasé por alto: actuaría una orquesta infantil y, en un momento dado, escucharíamos música de Alejandro García Caturla. Más que la intuición, puedo decir que la convicción de que algo gratificante podría esperarse de la velada fue el motor que me obligó a colocarme en esa postura receptiva tan necesaria para quienes aspiramos a ser retribuidos de vez en cuando con un sorbito de alimento espiritual.

Mis impresiones, vaciadas en palabras, llenarían demasiado espacio; no sería justo cargar con ellas el tiempo de los demás pero más injusto hubiera resultado pasar por alto las dimensiones del acto de fe en nosotros mismos, verdadera lección de dignidad en todo lo que tiene de sensible y auténtica, que se desprendió de aquella copiosa lluvia de talento reinante en el ámbito del recién restaurado teatro. Madera resistente la de instituciones orquestales y corales de la región villaclareña, anfitrionas de primera como para recibir la fecha que ha servido de motivo a esta muestra. Al amparo de figuras como el director Rubén Urribarren o la pianista Freyda Anido, vimos salir de un mismo tronco la noche de este sábado, enmarcada en una diversidad de formatos vocales e instrumentales donde la presencia femenina y el altísimo índice de talento joven pueden considerarse como el rasgo predominante, el alma de ese centro de la Isla que merecería hacerse presente con natural asiduidad y de manera muy explícita, en toda la gama de eventos y espacios que constituyen la armazón de nuestra vida musical.

Fiel, impecable homenaje, prodigó al inmortal Manuel Corona la cantante María de los Ángeles Santos a quien se unió, con el virtuosismo acostumbrado de su segunda voz, Mayelín Pérez. No menos apreciable resultó el tributo coral que recibió Alejandro García Caturla por su Canto de los cafetales bajo la dirección de la Maestra Yolanda Martínez. Uno tras otro, saboreamos el arte joven del grupo Trovarroco, la espléndida fusión entre unidad y diversidad desplegada por los integrantes de la Trovuntivitis, la alentadora presencia de trabajos instrumentales como el que está acometiendo el joven compositor Henry Pérez (por mencionar solo uno en la nutrida y promisoria lista de noveles creadores villaclareños); impresionante regalo el dúo Yanet y Quincoso.

En mis años de juventud, tuve noticias acerca de la hipótesis de un sabio que dijo haber descubierto una coordenada cuyo punto de origen partía de una pirámide egipcia y tocaba a la Isla nuestra por un punto situado en Topes de Collantes. Por esa razón --siempre he pensado-- a los cubanos de la región de Villaclara les asisten especiales poderes en el dominio del arte musical; al parecer ellos nacen, entre otras cosas, conociendo los secretos que hacen posible armonizar a voces los sonidos. Voto por Remedios, por Sagua y Camajuaní, por Caibarién, por todos y cada uno de los puntos de ese territorio y, en especial, por la bella Santa Clara. Voto por Leonardo, Rachid y Maykel; por Irina y Yaíma; voto por Juan Carlos y Eliot, armadores de la insigne nave. Voto por quienes, desde el Teatro La Caridad de Santa Clara, lanzaron al aire como serpentinas los hilos maravillosos de su arte para hacer de esta fiesta, más allá de la anunciada "gala político-cultural" una memorable conmemoración patriótica.