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Los caminos son las diferentes situaciones en que el Oricha te puede ayudar

orishas1Entrevista con la santera Regla (3)

Rosa María: ¿Ha oído hablar de los caminos de Yemayá?

Regla.: Sí, los caminos son 7, 21 y 35.

R.M.: ¿Cómo es eso?

R.: Son 7 en la primera aproximación al oricha, o sea, de los primeros contactos nuestros con los santos conocemos 7 caminos. Cuando llevamos cinco o seis años en la religión, uno tiene más visión de todo lo que esto implica, entonces alcanza a ver 21 caminos de Yemayá. Y ya yo puedo ver hasta 35.

R.M. ¿Y cuáles son esos caminos?

R.: Esos caminos son las diferentes situaciones en que el oricha te puede ayudar.

R.M.: No entiendo.

R.: Mira, los orichas son orichas porque ellos ayudan a los seres humanos a resolver sus problemas. Uno que empieza en la religión, que desconoce muchas cosas, puede nada más conseguir ver siete caminos de Yemayá; y en la medida en que uno gana en experiencia, puede lograr más de ella.

R.M.: ¿Usted conoce a Yemayá Asesú, Yemayá Konlá...?

R.: He oído hablar de ellas. Pero como la mía es Yemayá solo, es de la que te puedo decir. Aunque yo no he pensado mucho en eso, creo que eso es una barbaridad, que eso de que existan tantas Yemayá es absurdo. Yemayá es una. Pero no te puedo decir bien de dónde sale eso.

R.M.: No entiendo su idea de que su Yemayá es sólo Yemayá y no tiene un camino...

R.: Porque mi Yemayá es esa... Yo he estado averiguando, y es verdad que los santos, que los orichas tienen caminos, pero eso es en los cuentos que se hacen de ellos para enseñar a los demás la religión. Imagínate, si tú a los nuevos no les haces las historias pasadas, ¿cómo pueden saber lo que pasó hace miles de años? Entonces, por eso son las historias. Pero yo de eso no sé mucho, porque mi madrina y mi padrino tampoco sabían mucho de sus historias. Entonces, en eso no te puedo ayudar. Hay algunas cosas que podría averiguarte, pero que ahora yo no sé muy bien.

R.M.: ¿Usted siempre supo que era hija de Yemayá?

R.: No, antes de meterme en esto no lo sabía. Nadie me lo dijo.

R.M.: ¿Es verdad que los hijos de los orichas se parecen a ellos?

R.: A veces.

R.M.: ¿Y los hijos de Yemayá se parecen a ella?

R.: Bueno, lo que relatan las anécdotas es que Yemayá es inteligente, trabajadora, sufrida, muy misericordiosa, emprendedora. Pero esos son los cuentos acerca de la religión, y de la certeza de eso yo no te puedo dar fe. Para mí las cosas son más sencillas, es lo que yo vivo y lo que a mí me sucede. Yo nunca me he preguntado si me parezco o no a Yemayá. Yo soy como soy. Lo demás no es mi problema.

R.M: ¿Cómo son las hijas y los hijos de Yemayá?

R.: Los hijos son amanerados y las hijas somos gente trabajadora y muy sufrida. En general, son gentes que resuelven y buenas amas de casa. Les gusta tener hijos y, a veces, criar los hijos de las demás. Mira, yo tenía tres hijos chiquitos cuando traje para mi casa a un sobrino y lo tuve hasta que se hizo hombre, aunque tenía mamá, papá y otros hermanos.

R.M.: ¿Todos los hijos de Yemayá que usted conoce son amanerados?

R.: No, hay algunos que no. Pero eso dicen...

R.M.: ¿Es cierto que en las anécdotas Yemayá comete adulterio?

R.: Mira, eso es muy delicado. En realidad, uno no debe decir lo que no sabe. Yo no sé mucho de eso. Pero la gente que habla esas cosas, ¿de dónde las saca?

R.M.: ¿Y cometen adulterio sus hijos humanos?

R.: Sus hijos sí puede ser que cometan. Eso no es extraño, y más ahora que las cosas están como están. Nunca había pensado en eso, pero es perfectamente posible.

R.M.: ¿Conoce algún caso?

R.: No, pero es posible que existan.

R.M.: ¿Son maternales todas las hijas de Yemayá que usted conoce? ¿Son todas voluntariosas, inteligentes, justas?

R.: Mira, decir "todas" es muy peligroso, porque absoluta nada más es nuestra fe. Yo no diría que todas las hijas de Yemayá son inteligentes, pero la mayoría lo son. Lo mismo te digo, no todas deben ser voluntariosas, pero la mayoría lo es.

R.M.: ¿Y cómo son las que usted conoce?

R.: Son inteligentes, desenvueltas, dispuestas, muy sufridas al igual que yo, y así... Pero decir que todas lo son no me parece bien.

R.M.: ¿Qué relación guardan Yemayá y la Virgen de R.?

R.: Bueno, mi hijita, la Virgen de R. es de los católicos y Yemayá es de los santeros. No tienen ninguna relación.

R.M.: Pero usted sabe que se dice que Yemayá es la Virgen de R....

R.: Esa es gente inculta que no sabe lo que dice. Yemayá vino de África y la Virgen de R. vino de España. Ah, bueno, que después se encontraron en Cuba...; pero eso no les da ninguna relación. Para mí no es lo mismo. Yo creo en Yemayá.

R.M.: ¿Y usted no cree en la Virgen de R.?

R.: Sí, también, pero es porque soy creyente, pero a quien yo le pido es a Yemayá, y a quien tengo en mi casa es a Yemayá. La Virgen de R. está en la iglesia.

R.M.: ¿Conoce algún patakí que hable de los castigos y los premios de Yemayá?

R.: Mira, tanto como patakí, no. Pero te puedo hacer algunas anécdotas de Yemayá. Una es cuando Yemayá se casó con Obatalá y tuvieron a Changó, y Changó resultó que quería tener a Yemayá por mujer. Entonces Changó fue castigado a estar de por vida atado al fuego, al calor eterno. Y otra anécdota es cuando Yemayá deja de crear. Ya lo había creado todo, y empieza a dedicarse a la atención de los quehaceres de su casa. Pero como su casa es el mar, de pronto aparece Yemayá como la gran guía de todo lo que tiene que ver con los asuntos marinos.

R.M.: En esas anécdotas Yemayá se comporta como mujer, se casa, atiende la casa, etc. ¿Es la misma Yemayá, la suya, de la que me está hablando?

R.: No, mi hijita... Esas son historias que se hacen, que hacían los negros. Mi Yemayá sólo me atiende a mí y a los míos.

R.M.: Pero, ¿Yemayá siempre es la misma en las anécdotas?

R.: No, unas veces se pone y ayuda a todo el mundo, y otras veces se ocupa de sus problemas particulares. Bueno, eso es lo que yo he oído a mis padrinos y a todo el mundo.

R.M.: ¿Se puede decir que Yemayá muestra características humanas, tales como el odio, el amor, el espíritu de venganza, etc.?

R.: Bueno, fíjate, en las anécdotas sí. Pero eso a mí me confunde, porque para mí no es una persona como es el Dios de los cristianos. Lo que sí parece es que a la hora de contar sobre ella no hay otra manera de ponerla. Tiene que tener características humanas, como tú dices.

R.M.: ¿Cómo es posible compaginar en una misma santa posiciones tan diversas como el amor hacia los hombres y la ira que los destruye?

R.: ¿Y quién dice que así es Yemayá?

R.M.: Bueno, en las anécdotas sale...

R.: El problema de las anécdotas es muy sencillo: no podemos explicarnos algunas cosas en nuestra religión y recurrimos a la inventa.

R.M.: ¿A la qué?

R.: A imaginarnos cosas y decir que es cosa de los santos. Y yo te decía que los santos y los orichas no son lo mismo. Los santos tienen figura de humanos, pero los orichas no. A menos eso siempre me enseñó mi madrina. Entonces, en las anécdotas -que es lo mismo que cuentos- se puede decir cualquier cosa, con tal de enseñar a los creyentes que hagan el bien, a que no pequen, a que sean amistosos. Y cuando enseñan cosas negativas, es para que les sirvan de ejemplo también. Eso es lo que yo creo.

R.M.: ¿Entonces usted me está diciendo que las anécdotas en la santería salen de los hombres religiosos?

R.: Claro. Los orichas no pueden hacer una cosa semejante. Somos nosotros, los hombres, los que hacemos y deshacemos. Los orichas también hacen, pero no ese tipo de cosas, sino cosas más grandes. Los orichas hacen y componen la vida de los hombres. Ya yo te dije que en, mi caso, Yemayá lo es todo.