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Ochún regala amor y alegría a todos los cubanos, pero con cordura

Baile Ochún

Rosa María (RM) - ¿Qué lugar ocupa Ochún en la santería?

Remberto (R) - Ochún es una de las deidades que forman parte del panteón yoruba; es la diosa del amor, de las cosas dulces, de las voluptuosidades. Ochún derrama miel. No obstante, yo te diría que es una de las divinidades más consideradas y admiradas en Cuba, y una de las que inspira un mayor respeto. Es indiscutible que el hecho de que se le haya sincretizado con nuestra patrona católica de la Caridad del Cobre, contribuye de forma decisiva a que sea muy venerada y querida por todos los santeros y los cubanos en general. Por otra parte, los babalaos respetan mucho a Ochún. ¿Por qué? Porque también Orula la respetaba, y mucho. Se cuenta que Orula, ya viejo, en una de sus andanzas por la vida no tenía qué comer, ni tenía con qué resolver otros problemas que lo aquejaban. En esa circunstancia, Ochún, que era su mujer, se atreve a adivinar, en contra de toda tradición y costumbre. Cuando Orula regresa a casa, encuentra sobre la mesa pescado, huevos, vegetales; y le pregunta: "¿Dónde conseguiste todo esto? O has metido a un hombre aquí que te ha pagado todas estas cosas, o has tenido que ver a alguien..." Y ella responde: "Vino un señor, y decidí hacerle una consulta..." Orula la mira pensativo y vuelve a preguntar: "¿Con cuál letra adivinaste? ¿Qué letra te permitió lograr que él quedara satisfecho con tus respuestas?" "Oché, el cinco" Y dice él: "Bueno, de ahora en adelante ese número será tuyo". Por eso Ochún es tan importante para los babalaos. Ahora bien, no todas las Ochunes son iguales, ni todas las Ochunes que vinieron a la tierra, en sus distintos avatares o caminos, fueron de la misma condición. Unas eran muy serias y otras, quizá un poquito más alegres.

RM - ¿Es cierto que las hijas de Ochún son las mejores apetebbí [compañera y ayudante ritual del babalao]?

R - Unos dicen que las mejores apetebbí son las hijas de Ochún; otros aseguran que son las hijas de Yemayá, quien también fue apetebbí de Orula. De modo que eso es cuestión de criterio. Siempre he conocido a través de personas mayores y de más tiempo que yo dentro de la religión (mis mayores), que la verdadera apetebbí de Orula fue Ochún. ¿Por qué lo fue? Quizá precisamente por ser intrépida. Sin embargo, Yemayá -si mal no recuerdo, Yemayá Achabbá- fue en un tiempo apetebbí de Orula; y lo ayudó también.

RM - ¿Qué representa Ochún para usted?

R - Ochún es mi madre de santo, y a la vez era el santo que tenía hecho mi madrina, y también el de mi oyubbona [segunda madrina en el proceso de iniciación]. O sea, por tradición, ella ocupa un lugar muy meritorio y -¿cómo decirte?- de mucha consideración, dentro de mi tribu de formación yoruba. No es que resuelva mis problemas, pues yo diría que lo que caracteriza la actitud de Ochún hacia mí es precisamente lo contrario: cuando le pido algo o me dirijo a ella para resolver un problema, por lo general no logro un beneficio al ciento por ciento. Con Yemayá ocurre distinto: cualquier problema que yo le plantee, ella me lo resuelve, quizá por su condición de madre. Ella me ampara. Ochún es más enérgica, es más mujer, más conocedora de las actitudes y vicios de los hombres en la tierra. Quizá por eso me echa abajo muchos sueños y proyectos.

RM - Yemayá está más dispuesta a pasarle la mano a sus extravíos...

R - ¡Anjá! Ochún es más severa; a tal extremo que en el itá mío de santo [tercer día de la ceremonia de iniciación], cuando me estaban leyendo y me salió Ochún como madre, ella me dijo que había venido a mí, no para que yo la domine, sino para dominarme ella a mí. Ya Ochún venía con un conocimiento de mi manera de ser. Ahora bien, ella es una santa que me atrae, porque todas sus cosas son muy llamativas, muy bonitas...

RM - Remberto, ¿qué significa en términos prácticos que ella sea su madre de santo?

R - Yo me imagino (no tengo una seguridad extrema en eso, puesto que no he podido hablar con ella directamente, sino a través del caracol y el coco, y siempre con sumo cuidado y respeto)..., yo me imagino que el hecho de ser ella madre mía en santo significa que es quien vela por mí, me controla, si te parece bien decirlo así. Ochún dijo en un momento determinado que yo podría descarrilarme por un lado o por otro, y que sería ella quien me pondría las riendas, para que eso no pase. Eso es lo que yo me imagino.

RM - ¿Usted le hace a Ochún algún culto específico por el hecho de que ella es su madre?

R - No es que le haga algún culto específico, porque yo adoro a todos los santos por igual, aunque cada uno tenga sus peculiaridades. Pero sí la respeto mucho, porque da la casualidad que fue la madre de santo de mi madrina, la madre de santo de mi oyubbona, la madre de santo de mi abuela y mi bisabuela de santo... Si bien no es menos cierto que le hago a los otros la misma pleitesía y la misma gala, siempre me esfuerzo un poquito más con ella, con el objetivo de agradarle más y de ganarme más su simpatía. No por otra razón.

RM - ¿A qué le atribuye usted el hecho de que ella haya sido sincretizada con la Caridad del Cobre?

R - En estas cosas uno tiene que remontarse a épocas pasadas. El hecho de ser la dueña del oro, del color amarillo, el hecho de surgir (te hablo ahora de la parte católica, de la Caridad del Cobre) en la Bahía de Nipe en Santiago de Cuba, y de caracterizar el prototipo etnológico de la mujer oriental, como la mulata bonita, sensual, bullanguera, de festividad..., me imagino que esa haya sido la visión que nuestros antepasados en la religión hayan tenido de ambas, de Ochún y de la Caridad del Cobre; y por eso las fundieron en una. Esa es mi suposición. Además de las consideraciones usuales que siempre se hacen acerca de por qué y bajo qué condiciones se produjo el sincretismo entre santos y orichas en general.

RM - Cuando usted le reza a ella, ¿le dice Ochún o Caridad del Cobre?

R - Indistintamente: mi madre, Ochún y Caridad del Cobre.

RM - ¿Le parece legítimo que se haga un paralelo entre Ochún y lo que representaba Afrodita para los griego antiguos?

R - Yo creo que sí, que tienen algo que ver, no sé hasta qué extremo ni con qué profundidad, pero me parece que sí, porque si te adentras en la figura de Ochún y en las características de la mayoría de las hijas de Ochún -no de todas-, se aprecia cierta similitud o cierto parecido con la Afrodita de la religión griega: belleza, esbeltez,  desenvoltura, dominio de sí.

RM - ¿Podría considerarse que es una misma deidad, que los diversos pueblos nombraron y le hicieron culto de manera diferente?

R - No sé hasta qué punto. Hasta ahí no he llegado, pero por ahí debe haber algo.

RM - En general, ¿qué simboliza Ochún?

R - Ella simboliza el amor, es la cadencia, es la voluptuosidad, es la dulzura... La sexualidad también. Aunque se considera que las hijas de Ochún son las más zalameras, las más eróticas y sensuales..., yo conozco hijas de la Caridad del Cobre que no son así, que son serias, que tienen un respeto, una manera de conducción social muy respetable, muy normada, muy estricta, muy estoica. Y sin embargo, son hijas de la Caridad del Cobre, y en el momento de registrarse, Ochún fue la que salió a defender su cabeza. Por algo fue. La mía, la Caridad del Cobre mía, que se llama Ibú Yema, es la mayor de todas las Caridad del Cobre, de todas las Ochunes, por lo tanto, todo lo tiene doble, todos sus atributos: en vez de tener 10 manillas, tiene 20 manillas, en vez de tener una mano de caracoles, tiene dos manos de caracoles, en vez de tener cinco piedras, tiene diez piedras, y así... La Ochún mía es de respeto, de consideración. Es vieja, mayor, muy rica. No pasó trabajo cuando estaba en la tierra, en ese camino donde ella aparece. Es una Ochún que vive en las profundidades del río tejiendo; es tejedora, fabrica cosas de barro, del mismo lodo que arrastra el río. Es la que les da la red a los pescadores, desde un punto de vista simbólico, para que lleven el sustento a la mesa de sus hijos.

RM - El río entra también en su simbolismo.

R - El río entra porque es agua dulce, y quien gobierna todas las aguas dulces es Ochún.

RM - ¿Podría decirse que Ochún es el río?

R - Yo considero que Ochún es el río. Hay una unificación, no sé cómo explicarlo, algo..., ese carácter tempestuoso, esos riscos, esa frescura, esa dulzura, esa agua, esa realidad cristalina a mí me representan a Ochún, me trasmiten la imagen de Ochún. Así también, cuando estoy en el mar, el oleaje y las olas me representan a Yemayá.

RM- ¿Ochún ha tenido un papel importante en su vida, en términos de advertencias, castigos, premios...?

R - ¿Ochún como tal? ¿Directo por manos de Olofi u Ochún con sus hijos?

RM - En su vida personal.

R - En mi vida personal, sí. La iniciación mía fue precisamente por una premonición que yo tuve en un sueño, en el cual veía a una mulata bailando alrededor mío con los senos al aire. Yo estaba muy enfermo, y eso fue lo que me hizo llegar al santo, coronar santo. Pero yo no tuve la visión de que Ochún sería mi madre de santo, porque siempre adoré a Changó; y sin embargo, cuando fui a hacer el santo, fue ella quien salió, lo cual para mi madrina, para mis mayores, fue un orgullo tremendo, porque con ello yo seguía la casta de los Ochunes y la tradición de los Ochunes. Por lo demás, no hay razón para ponerse triste porque no me haya salido Changó. Ochún es la patrona de Cuba, y el cubano tiene una fe muy grande en ella, todo su entusiasmo se basa en esa deidad. Porque si la nombraron patrona de Cuba...

RM - Ella es patrona por la parte católica...

R - Por la parte católica, sí... Pero, me estás hablando ¿por qué parte? ¿Por la parte yoruba? Ochún siempre ha sido Ochún, ya sea en La Habana, en Pinar del Río, en Oriente, en España, en Bélgica, en Holanda, en Venezuela y en Nigeria, donde quiera. Es Ochún, es la Caridad del Cobre, es la patrona de Cuba. Y es la que regala amor y alegría a todos los cubanos, pero con cordura.