A la tercera… ¡Abdala!

Esta vez me citaron para la mañana y fui muy temprano. Antes de que comenzara. Alguien desde la calle dijo: Mira esa cola... No me dio tiempo a decirle que sí, qué cola, qué cola tan distinta a las que se reportan en las noticias para acceder a un respirador o para rellenar un balón de oxígeno, por ejemplo. Qué cola esta tan grandiosa...

Es mi tercera dosis del candidato vacunal Abdala; la última del ensayo de tercera fase. El 19 de mayo debo volver para la extracción de sangre. Luego se develarán los códigos, se sabrá qué he recibido y todo lo demás. Hoy mis exámenes vitales estuvieron bien, antes y después de la inyección. Quería, además, esa foto con mi vacunadora estrella (la misma en las tres ocasiones, y quien sabe si la misma si debo repetir la puesta de hombros).

Mis vecinos estaban más relajados, si cabe, con el sentimiento común de que nos acercábamos al final de algo hermoso, hecho en bien de todos. Varios de ellos fueron compañeros o alumnos de mi papá en la Interarmas José Maceo. Me contaron a mi padre de un modo que dice cómo lo recuerdan aún, por el ser maravilloso, humano y humanista que fue.

Fui a enseñar a una de las vecinas la foto suya que puse en mi post anterior, y me dijo alegre: ¡Me vi en Cubadebate! La sorprendida fui yo, que no la imaginé enredada en redes.

Así, con esas pequeñas vivencias y diálogos, transcurrió la mañana. Cada quien volvió a su espacio cotidiano, a sus batallas. Un poco más unidos, eso sí. Un poco más seguros de que estamos más cerca. Desde ya agradezco a todo el personal del Policlínico 30 de Noviembre su profesionalismo y empatía.
¡Qué cola tan maravillosa la que hicimos!, ¿cierto?

 

(Tomado del perfil de Facebook de la autora)