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Trumpantojos y el imperio Google

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El espíritu de Silicon Valley, en palabras de Eric Sadin, engendra una colonización –una silicolonización– de nuevo tipo, más compleja y menos unilateral de lo acostumbrado, al presentarse como natural y aparentar inmutable. Así, en la llamada “sharing economy” y la cultura colaborativa, pareciera que disfrutamos de un espacio liso, abierto y democrático.

Existe una idea sobre el poder e influencia de las nuevas tecnologías tan asumida como inductora de erráticas lecturas que permean nuestro imaginario con nefastas consecuencias para la autonomía social. Al respecto, cabe recordar al padre de la cibernética moderna, Norbert Wiener, que insistía en advertirnos, no sin conocimiento de causa, que en tiempos de alumbramiento de la inteligencia artificial hay que dar al hombre lo que le corresponde y a la máquina lo que le pertenece. Ni más ni menos.

El fetichismo tecnológico que nos invade por las fantasías electrónicas ha popularizado sin embargo una concepción de la galaxia internet más bien idílica. El concepto de red se ha convertido, de hecho, en la noción explicativa para comprender todos los fenómenos de nuestra contemporaneidad, sin discutir las formas de acoplamiento y ensamblaje que tienen lugar en la estructura social y el tejido económico y cultural de nuestros pueblos y que resultan determinantes por la posición monopólica que sostienen los GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft).

En este contexto, la iniciativa del Gobierno republicano contra Google no deja de ser un nuevo trumpantojo, sabiendo como sabemos que el lobby tecnológico forma parte del poder corporativo del complejo industrial-militar del Pentágono, que ha dominado la política estadounidense desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

Toda iniciativa antimonopolio ha terminado por lo mismo reforzando la posición de las grandes empresas de comunicación que nos dominan en la UE y el hemisferio occidental. De ahí la guerra comercial contra China y la persecución de Huawei mientras se pregona el sinsentido de narrativas al uso sobre la contribución de las empresas punto.com al desarrollo nacional.

En algunos discursos de los apologetas de la sociedad digital pareciera, como critica Morozov, que Google y los GAFAM son una suerte de Cruz Roja Internacional. Pero no es posible entender internet y las nuevas técnicas de comunicación sin comprender que, de la lógica del transporte a la ingeniería social, la gobernanza de la cibercultura es una cuestión política antes que técnica o instrumental. La geopolítica de la red de redes así lo ilustra si el usuario busca, por supuesto en Google, el mapa del ciberespacio y observa que la supuesta equidad y la estructura distribuida y horizontal no existen, salvo como falacia.

Una estricta lógica de dominio

La estricta economía de hierro del capital imprime un modelo de desarrollo de internet dominado por operadores privados transnacionales e intereses político-militares, con sus brechas y dispositivos de poder que Estados Unidos, activo y dominante usuario de la red, ejerce en los golpes mediáticos y los apagones informativos en revueltas como la Primavera Árabe o la resistencia contra el golpe de Temer en Brasil.

Las reglas, operadores, formas de organización y prácticas de intercambio están no solo glosadas sino prescritas con una lógica de dominio tan estricta como fue la guerra aeroespacial en la disputa satelital de la Guerra Fría. Por otra parte, además, tal y como explicara Mandel, el auge de la economía digital es resultado de una respuesta a la crisis de sobreproducción y la caída tendencial de la tasa de ganancia.

El gran capital monopolista ha tendido recurrentemente a impulsar su productividad por medio de la revolución científico-técnica. La innovación y aplicación tecnológica impregna desde entonces, en especial a partir de los años ochenta, todos los espacios de producción y reproducción social.

Esta lógica se ha venido desplegando desde la programación del trabajo (Kanban, círculos de calidad, teletrabajo…) al ocio (televisión interactiva, videojuego, internet, móviles…), la innovación científica (ingeniería genética, biotecnologías, inteligencia artificial…), la planificación territorial (tecnopolos, ciudades digitales, economía creativa…), la transformación de los productos (nuevos materiales, obsolescencia planificada…) hasta la participación política (marketing electoral y ciberdemocracia), la organización administrativa y las formas de consumo y representación cultural.

Una alternativa democrática en este sentido pasa por cuestionar la soberanía tecnológica, la autonomía informativa, la disposición de medios de innovación y codificación propios y el diseño de políticas activas de acceso y apropiación social de la economía digital por los sectores populares.

En suma, internet no es la nueva Alejandría ni un espacio libre y liberado de todo control. Antes bien, más de veinte países han venido regulando, en los últimos años, para interferir en la red y los intercambios descentralizados. Pero nada sobre la posición de monopolio que en el caso de Donald Trump obedece más a estrategia electoral que a voluntad de cambiar el muro de Wall Street y el complejo industrial-militar, que sigue imperando dentro y fuera del país para hacer uso de la fuerza según sus intereses. Nada que ver, en fin, con la libertad de la información pregonada.

(Tomado de mundo obrero)

Se han publicado 4 comentarios



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  • El Montero dijo:

    Fíjese usted, Francisco; si lo militar impera, que le costó la reelección a Trump, el no haber proporcionado una GUERRA en que invertir sus enormes dineros y lo utilizaron junto Biden y compañía y todos los países interesados en una presidencia Demócrata para un flagrante fraude, muy bien hecho, pero fraude al fin y al cabo, se hicieron donaciones e inversiones enormes en youtube, y facebook y todo era a favorde Biden y en cointra de Trump,al punto de bloquear y apagar muros por apoyar a Trump.

    • Sergio dijo:

      Que a TRUMP le costó no haber hecho una guerra en 4 años?,, pero de que habla usted,,,, a Trump lo condenaron otras cosas, pero no eso,,,

      Hay que informarse mejor, si lo desea, claro está. Hoy en día no es difícil,

      Saludos,

  • guillermo ramirez dijo:

    POR FAVOR1111 Tan solo hay que leer el libro de Ignacio Ramonet "El Imperio de la Vigilancia" editado en el 2015, para percatarse de que las GAFAM son los mercenarios del Gobierno Mundial en su labor de controlar todo el planeta, y NO ES TEORIA DE LA CONSPIRACION, es una realidad desagradable, vease sino los libros de Daniel Estulin y lease en Wikipedia "Club Bilderberg".
    Informacion veraz es poder, ya lo dijo Maquiavelo......

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Magnifico artículo. El futuro solo existe en positivo, una actitud propia de revolucionarios. Mientras más grandes y complejos son los problemas, más debemos recurrir a las soluciones simples y sencillas posible.
    Unido a esa denuncia de expansión tecnológica que debemos seguir combatiendo, debemos concéntranos también en resolver definitivamente el problema en su base, tanto para enfrentar los actuales, como los venideros retos tecnológicos, para ello debemos estar centrados con agresividad 100% en el DESTINATARIO de esa digitalización. En el actual contexto la solución transita por ESA TRINCHERA DE IDEAS que es la escuela y su sistema educacional.
    Conocemos perfectamente el problema, son cinco las grandes empresas que dominan la industria de la atención global; Google, Facebook, Amazon, Alibaba, Baidu. Ellas conocen a la perfección su sistema, saben cómo manipular. Conocen claramente que la clave para atrapar la atención de las personas en las redes sociales es sencilla, es su ego. A partir de tu EGO como destinatario, te trabajan y te hacen creer que defiendes tu razón, te proyectan tu razón como algo moral e incontestable. Nos hacen creer y nos convencen de que al hacer ese ejercicio en las redes sociales nos hace mejores personas. Ahí está todo el motor y la energía que alimenta la red social, el ego. Ellos apoyados en la ciencia se han hecho expertos en el comportamiento humano y lo manejan según sus intereses.
    Muchos estudios confirman que las redes sociales nos provocan una ansiedad insuperable, que están deliberadamente diseñadas para generar insatisfacción, nunca para maximizar el tiempo de interacción. Compiten con nuestro entorno afectivo, familiar y profesional, amigos, hijos, trabajo, horas de ocio y de descanso. Sustituyen lo que nos da placer por algo que solo imita los mecanismos del placer. El big data un combustible de algoritmos predictivos de inteligencia artificial que quieren intermediar en todos los aspectos de la sociedad. Ellos, llamémosle el “enemigo”, conoce el sistema, pero nosotros no, puesto que para entender un sistema hace falta poder verlo. Nuestra visión como destinatario de ese sistema está deliberadamente nublada por una madeja de capas todo en el terreno de supuestos, diseñada para fertilizar emociones y ocultar objetivos. La mayor parte de las discusiones sobre internet son sobre sus metáforas, no sobre su estructura, funcionamiento o función. Los algoritmos como herramientas que son, pueden actuar de forma implacable, solo dependen de que mano maneja esa herramienta. Ese desarrollo tecnológico en general hoy no se puede parar, LIMTARLO en alguna medida quizás, pero él siempre se expresara libre, creciendo exponencialmente, solo nos queda aceptar el reto y enfrentarlo con mucha ciencia.
    Por ejemplo, Facebook primero robó la privacidad, ahora hurga en los bolsillos con su nueva moneda. Facebook quiere desarrollar la versión occidental de Alipay/Zhima, el sistema de pago que facilita el sistema de crédito social chino. Puede parecer exagerado, solo hay que entender que Facebook tiene 2.380 millones de usuarios hasta junio de 2019, más del 30% de la población mundial, un estado digital dirigido por líderes no electos, gestionado por leyes internas. Renunciar a la soberanía de infraestructuras críticas es un suicidio, pero también estamos obligados a insertarnos en ese concierto global, que no aporta muchas alternativas, solo existen dos caminos. El mundo global en materia de tecnología con sus defectos y virtudes, se debate entre dos direcciones, la tecnología Norte Americana o la tecnología China, ambas arquitecturas centralizadas por donde debe pasar todo a través de ellos. Un modelo que aporta eficiencia, pero por su naturaleza lo que más proporciona es control.
    Una puerta para el desarrollo tecnológico que hay que SABER cruzar, un reto como sociedad que debemos enfrentar para no ser “devorados digitalmente” preparando científicamente al sujeto destinatario de ese servicio, EDUCACANDOLO, BLINDANDO SUS EMOCIONES, fortaleciendo sus defensas, centrándonos en formar una nueva actitud, más que cultivar inteligencias, enseñándolos a ser fuertes en su EGO, a construir su AUTOCONTROL y su AUTOMOTIVACION, armas claves en la batalla de las ideas en la actual contemporaneidad. Esas tres fortalezas del ser humano enseñadas y evaluadas regularmente en nuestro sistema educacional; el ego, el autocontrol y la automotivación, blindan definitivamente para siempre a esos jóvenes en el campo de las emociones y cementan el camino para formar una conciencia superior. A partir de ello, esos niños y jóvenes se convierten en activos protagonistas 100% de su propio proceso de formación, con ello les entregamos las “llaves” de su PROPIA FORMACION, un obligado primer escalón para poder formar al hombre nuevo. El conocimiento y la información hoy existen fuera de los muros de cualquier sistema educacional y de cualquier frontera de un país, nos desborda. La clave entonces es formar un hombre nuevo apto para elegir, más libre en el sentido amplio y contemporáneo de la palabra, LIBRE ante la actual colonización digital que vivimos. Una solución SENCILLA y SIMPLE, complemento DETERMINANTE del sistema de enseñanza centrada más en el ser humano, rompiendo tradicionales esquemas, un examen que debe aprobarse, el EXAMEN de “YO”, una actitud que debe exigirse para poder graduarse, ganancia 100% para la sociedad. Las ciencias sociales deben aportar más a los programas educacionales, se NECESITA una mirada diferente desde afuera del gremio de los educadores, más científica que posibilite ver mejor el “bosque”.
    El desarrollo tecnológico no podemos frenarlo, estamos obligados a asumirlo, y la prioridad debe estar centrada en el destinatario de esa digitalización, desde edades tempranas formando y construyendo fortalezas claves en ese ser humano; el ego, el autocontrol y la automotivación. Por ahí iniciamos científicamente el proceso de formación de un hombre nuevo apto para los desafíos tecnológicos contemporáneos.

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Francisco Sierra Caballero

Francisco Sierra Caballero

Catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla. Presidente de Unión Latina de la Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura. En Twitter: @fsierracb

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