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La voz humana

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Vida diaria en tiempos de pandemia. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Yo también esperaba con impaciencia el anuncio del ingreso en la primera fase de la recuperación. Durante las interminables jornadas de reclusión forzosa, dispuse de tiempo para meditar. Me preguntaba si nos habíamos hundido en una pesadilla o si, por el contrario, la violenta sacudida producía un despertar del adormecimiento y un rescate de valores esenciales.

La eficaz conducción de las políticas públicas centradas en la prioridad concedida a la preservación del ser humano, la fortaleza de un sistema de salud articulado desde la comunidad, y la participación del saber científico acumulado en la toma de decisiones nos han preservado de sufrir la pandemia en todo su horror.

No hemos visto el derrumbe de los moribundos en las calles, el abandono de los pacientes por el colapso de los hospitales y por falta de recursos para acceder a la atención médica. Tampoco conocimos el desbordamiento de la capacidad de los cementerios. En suma, escapamos al espanto y a la sensación de desamparo.

Sin embargo, hemos percibido los efectos sicológicos del aislamiento, tanto por carencias afectivas como por esa necesidad, característica de la especie, de un intercambio vivo y plural. Recuerdo un lugar del Piamonte donde los hombres se reunían en un café para seguir en la televisión los partidos de fútbol. Todos disponían de equipos en sus hogares. Hubieran podido contemplar el espectáculo acomodados en un butacón con vestuario casero. Apremiados por el pequeño estratega sujeto con demandas participativas y protagónicas que todos llevamos dentro, preferían desplazarse para compartir opiniones apasionadas, sobre todo cuando se trataba de un desafío entre el Juventus y  el Milán. Algo similar sucede con nuestras animadas peñas de la afición pelotera. Locuaz y callejero, el cubano tiene la capacidad poco frecuente en otros países de entablar diálogo fluido con desconocidos y comunicar su  parecer sobre lo humano y lo divino. Solidario, también informa sobre la inminente llegada de la mercancía que todos esperan. Al iniciar la jornada laboral, indaga sobre el estado de salud de los familiares de los colegas más cercanos, comenta el último episodio de la telenovela y transmite las noticias más recientes, por no mencionar la pequeña y lamentable dosis de brete intercalado. Todavía no se ha generalizado la adicción esquizoide al móvil que induce a ignorar la presencia del amigo sentado en la cercanía.

El intercambio múltiple favorece la práctica del ejercicio del pensar. Años atrás, los campesinos del Escambray tuvieron la opción de decidir acerca de un cambio radical en sus estilos de vida. Se les ofrecía la posibilidad de incorporarse a pueblos de reciente construcción, dotados de todos los beneficios que ofrece la modernidad: servicios de agua corriente y electricidad, así como escuelas multigrado para sus hijos, lo cual significaba romper con el tradicional apego al terruño propio. En la zona, estudiantes universitarios recogían sus historias de vida.  Los campesinos solicitaban su presencia para que el diálogo los “ayudara a pensar”. En otro plano, lo saben bien los sicólogos, contribuye a la búsqueda de soluciones y al reconocimiento de la verdad.

En todos los campos del saber, el debate en caliente revela la complejidad de la interrelación multicausal de los fenómenos, plantea nuevas interrogantes y, por ende, abre nuevas vías al conocimiento. En el intercambio se va entretejiendo la cultura, esa señal identitaria de nuestra especie. El teatro vive en el intercambio activo entre la escena y su público. La participación multitudinaria en los festivales de cine evidencia que siguen respondiendo a una necesidad profunda, del magnetismo que emana de la vivencia compartida. Algo similar sucede con los conciertos de Silvio en los barrios.

A pesar de todas estas consideraciones, la pandemia está ahí. Hemos logrado conjurar su expansión, pero formamos parte de un  mundo interconectado. Es un mal invisible que se transmite por portadores asintomáticos. Hay que mantener las precauciones y encontrar el justo equilibrio entre las medidas sanitarias y las exigencias de la economía y de la subjetividad humana.

La pandemia ha descorrido el velo interpuesto sobre la realidad oculta de una humanidad enferma, situada al borde de un abismo sin regreso, enajenada por ilusorias promesas de felicidad, por la creencia en la universalidad de una errónea visión de la modernidad sustentada en la acumulación de bienes perecederos. Bajo el dominio del capital financiero, los medios de comunicación masiva y buena parte de las redes sociales modelan conciencias y fabrican demandas fútiles con olvido del fundamental derecho a la vida. Algunos pretenden salvar la economía. En verdad, procuran el rescate de las empresas con sacrificio de derechos sindicales conquistados en lucha secular y entrega del dinero de los contribuyentes al salvataje de las compañías en quiebra. Pocos se plantean la restauración de políticas públicas para garantizar el acceso a la salud y a la educación.

Pero, en medio del caos reinante, una voz humana se dejó escuchar. Fue su último aliento mientras le ahogaba la rodilla del policía clavada en el cuello. Fue un disparo solitario de enorme resonancia, porque encarnaba la voz de muchos otros, aparentemente silenciosos. La llaga purulenta del racismo seguía estando ahí como subsisten los prejuicios que se levantan en su condición de muros insalvables entre los hombres. Por otra parte, mientras las llamas devoran aceleradamente la Amazonia, es hora de refundación y recomienzo. Es hora también de encontrar, en la voz humana, la palabra congregante.

(Tomado de Juventud Rebelde)

Se han publicado 8 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • rafael emilio cervantes martínez dijo:

    100 por ciento de acuerdo con usted,"...es hora de refundación y recomienzo. Es hora también de encontrar, en la voz humana, la palabra congregante."

  • Rodolfo González dijo:

    Es tan fácil identificarse con Ud. , compartir sus criterios, entender como escribe para todos, piensen como piensen, que sólo lamento al leerla, que no pueda multiplicarse y hacernos llegar su opinión sobre cada uno de los.temas que colectiva o individualmente nos cuestionan casa día. Mís respetos

  • Yo dijo:

    También en medio de la pandemia los cubanos hemos estado haciendo largas colas que además es impredecible la posibilidad de obtener los productos requeridos, dígase aseo personal, y comida porque lo demás ni atreverse a preguntar los precios tanto estatales como particulares. Esto también debía estar en este artículo

    • superhero dijo:

      toatalmente de acuerdo con Ud, el articulo excelente, pero le falto eso....

  • Claudia Sánchez dijo:

    Sin palabras ...usted lo ha dicho todo !!! Mis más sinceros respetos

  • @ivecubana dijo:

    Muchas gracias profesora, por este excelnte trabajo. Coincido con usted que es la hora de refudar, peo no basta con nuestros deseos y voluntades cuando el capital resite embates y embobece a las personas que increiblemente apoyan a Trump o a Bolsonaro, aunque su apoyo lo lleva a tener conductas lesivas para su salud e integridad física.

  • Armando Enrique dijo:

    Al tocar en el primer párrafo la frase ‘’rescate de valores esenciales” pensé que continuaría abordando este importante tema, ausente totalmente en muchos lugares, momentos y en personas durante el enfrentamiento a la pandemia.

  • FERNANDEZ dijo:

    " CRONICA DE LOS EMBUTIDOS EN UNA MAÑANA DE VERANO"

    Valores esenciales en concreto, hoy fui a la cola obligada de la tienda que esta en linea entre paseo y 2 frente a la gasolinera, habia una cola aceptable, marque y espere el primer teniente que estaba alli la ordeno y casi llego a la calle 2 que es a donde se estira, en unos 20 o 30 minutos los 50 o 60 que estaban delanjte de mi , entraron , cuando casi me tocaba, dijo una voz popular, solo queda jamonada y jamon, a mi me daba igual dios que un caballo,lo mio era llevar algo de regreso para los que en casa me esperaban, entre a un area proxima a la puerta donde siempre se vende perfumeria y alli habia algo mas que lo anunciado, habia pasta de bocaditos.y logre comprarla junto con la jamonada. al indagar con la dueña de la voz popular, al fondo habia otra colita de 5 personas para el "jamon rapido", no se si es dios o el caballo y me monte en la segunda cola, alcance casi al fin de la mercancia. al recostarme sobre un mostrador que hace de divicion para un area restringida, observo una agil maniobra de despacho paralelo de quienes en uniforme del centro ponian en una mochila lo que se habia acabado desde que estaba afuera en la ultima etapa de la cola, "las hamburguesas", conmine a la voz popular a ver lo que yo estaba mirando y con la velocidad de un rayo , fue sobre quienes se depachaban de un frezzer, bastantes piesas de las que no alcance.senti fuerza moral para parar el relajo y lo hice , no reclame ninguna para mi p q casi que pense que seria algo como un chantaje y no me pàrece un valor esencial. Que mas debi hacer ?, cada cual puede hacer una lista, pero pense que si cada dia que llegue a un lugar voy a parar en la policia con la oreja en la mano de los muchos que no tienen valores esenciales , me voy a rebentar y voy a cabar un poco mas loco, el solo aguantarme me ha hecho sentir muy mal, y no tengo solucion para dar seguimiento al desparpajo. el cuento puede ser mas largo , pero lo voy a dejar aqui p q no tengo medicamento para reponerme del disgusto,al salir ya no habia policia.LOS VALORES, EL POLICIA, LOS JEFES, LA VOZ POPULAR, LA GENTE IMPÒTENTE, Y LOS DESCARAOS QUE HACEN LA COLA MUCHAS VECES. LA LISTA DE MANDADOS ES INFINITA , Y NADIE LA QUIERE ASUMIR. EN MI CARNICERIA CON EL MISMO DINERO Y EN LA CANTIDAD POSIBLE NO ME HABRIA PASADO ESO , NI LA COLA HABRIA SIDO EN VANO,
    "COLA , LOS QUE VAN A MORIR TE SALUDAN".

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Graziella Pogolotti

Graziella Pogolotti

Crítica de arte, ensayista e intelectual cubana. Premio Nacional de Literatura (2005). Presidenta del Consejo Asesor del Ministro de Cultura, vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y presidenta de la Fundación Alejo Carpentier.

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