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Cien días que sacuden a Estados Unidos

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Manifestantes en Washington DC, frente a la Casa Blanca.

El pasado y el futuro se enfrentan en las calles, dentro de lo que es en los hechos un Estado fallido (uno que no puede o no quiere solucionar las necesidades básicas de su pueblo), donde un régimen con tintes neofascistas cada día más desesperado y, por tanto, más dispuesto a hacer lo antes impensable para mantener su poder se enfrenta con una ola novedosa de rebeldes y disidentes que buscan transformar, por fin, un sistema de violencia social, económica y política. O sea, el sistema estadunidense está (¿cómo evitar ese palabra sobreusada y casi eterna, crisis?) en un momento de implosión —algo que podría ser muy peligroso para todos más allá de las fronteras si resulta ser explosión— o de transformación.

Aun no se sabe cual.

La defensa del pasado se coordina por un bully asustado en un búnker subterráneo en la Casa Blanca. El comandante de las fuerzas oscuras del pasado es responsable de más de 100 000 muertes evitables (mil de ellas de mexicanos en Estados Unidos) por su manejo criminal de la pandemia, de entre 20 y 40 millones de desempleados, de un aumento en los crímenes de odio racial, del aumento, según el FBI, de actos de terrorismo de agrupaciones de ultraderecha; de colocar a familias con niños en jaulas, de calificar a todos sus opositores como traidores al país (incluyendo su antecesor), de amenazar con reprimir con fuerzas militares a ciudadanos estadunidenses que se manifiestan en las calles, de acusar a los inmigrantes de todo el crimen, las violaciones, y ahora de la COVID-19, desmantelar normas y medidas para protección del medio ambiente y la salud pública, y ni hablar de la destrucción de acuerdos y normas multilaterales.

Es seguramente el único presidente que ha logrado que coincidan desde ex generales, incluyendo jefes del Estado Mayor, a figuras como Noam Chomsky y Angela Davis de que Trump es una amenaza a la democracia de Estados Unidos y la sobrevivencia del planeta, una amplísima gama de voces han concluido que es el presidente más peligroso de la historia de Estados Unidos. Esa defensa del pasado de dominio blanco y lo más salvaje del capitalismo implica aplastar todas las fuerzas que rehúsen someterse, suprimiendo sus voces, amenazando represión o deportándolos del país. El presidente ha declarado a todos los que lo cuestionen o se atrevan a frenarlo como enemigos del pueblo.

El rescate del futuro está ahora en las calles con un grito de basta ya (con 400 años de ecos) contra la violencia racista sistémica. Aunque las expresiones masivas en las calles que llevan más de un mes sin parar fueron detonadas por otro acto más de violencia racista oficial, el nuevo movimiento surge de años de organización por varios sectores que de repente se encuentran juntos en las calles. Y es que es una respuesta que evoluciona de un incidente más de violencia por la policía a uno contra la violencia de un sistema económico, político y social, construido desde sus orígenes sobre el sometimiento y explotación brutal violenta de esclavos africanos, de indígenas estadunidenses y después, hasta hoy día, de olas de inmigrantes de todo el mundo.

Es esa historia de violencia la que se modifica en estos días, hasta de manera física. No sólo se derriban símbolos de la historia racista e imperial, sino se ha obligado a instituciones de cúpula y de la élite a reconocer su complicidad histórica. Por ejemplo, en días recientes la Universidad de Princeton anunció que quitaría el nombre del presidente Woodrow Wilson de sus instalaciones y programas por su historia imperial y racista.

A mediados de marzo, se declaró oficialmente una emergencia nacional y Estados Unidos se convirtió en el epicentro de la pandemia mundial; como resultado de la tardía y caótica puesta en marcha de medidas de mitigación, se provocó una magna crisis económica, y hace un mes, un hombre afroestadunidense con una rodilla de un policia sobre su cuello articuló sus últimas palabras, no puedo respirar. Son 100 días que han sacudido a Estados Unidos.

(Tomado de La Jornada)

Se han publicado 3 comentarios



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  • Juan Andrés dijo:

    Realmente Estados Unidos "no puede respirar". Quién lo iba a decir, el imperio más grande de la historia, puesto de rodillas. En calamidad total, descabezado el gobierno, por la mala gestión, del inquilino de la Casa Blanca. De imperio, a estado fallido. Que momentos de la historia estamos viviendo. #UnMundoMejorEsPosible.

  • isa 2020 dijo:

    La mejor almohada .
    ¿A quién de nosotros nos gusta dormir y apoyar nuestra cabeza en una suave y delicada almohada?, ellas nos dan comodidad, paz, un sueño tranquilo, serenidad, seguridad… aun así por muy cómoda que sea si no tenemos una conciencia tranquila NO SIRVE DE NADA. Luego cuando despertamos tenemos que luchar con los problemas y dificultades de la vida que se pueden tornar mucho más difíciles, y ahí es cuando necesitamos algo en que apoyarnos que nos de comodidad, tranquilidad y SEGURIDAD EN MEDIO DE LA TORMENTA. Jesús dijo: “mi paz os dejo, mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”, las escrituras también dicen: “tu guardaras en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”. Solo entregándole nuestras cargas a Jesús podemos sentirnos seguros y protegidos, dejemos que ÉL tome el control de nuestra vida como mismo controla la naturaleza, es necesario saber que por mucho que creamos tener el control de todo en realidad no es así, por nuestros propios pies solo iremos al abismo. Solo a sus pies hallamos paz, seguridad, perdón, misericordia y AMOR VERDADERO por toda la eternidad, ESA ES LA MEJOR ALMOHADA

  • La Aguja dijo:

    Y sin embargo...otros blancos racistas, supremacistas igual , se atreven a escenificar manifestaciones de apoyo a esa conducta, para colmo sobre carritos de jugar golf, símbolo de la imperiocracia más rancia estadounidense, incríble.
    Pero también se observan muchos blancos y otras personas, en las grandes manifestaciones en contra del desastre trumpiano, del que recuerdo muy bien sus palabras a mediados de la crisis pandémica : " si tenemos 200 mil muertos habremos hecho un buen trabajo.." simplemente un animal de la selva o un microbio podría compararse... !!!!si es capaz de jugar golf, cuando miles de ciudadanos mueren por Covid ese mismo día!!!!!

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David Brooks

David Brooks

Periodista mexicano, corresponsal del diario La Jornada en los Estados Unidos.

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