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A propósito del Día de la Psicología en Cuba

Una misión compartida: el bienestar y la felicidad de las cubanas y los cubanos. Foto: icesi.edu.co

Un destacado psicólogo cubano, Alfonso Bernal del Riesgo, fundador de lo que pudiéramos llamar la Psicología organizada en Cuba, decía que la Psicología era una de las ciencias de más amplio espectro. Tiene sus raíces conceptuales y las de sus prácticas profesionales, en la neurona, en el sustrato material de la vida anímica, y está igualmente vinculada a las complejas y necesarias investigaciones sobre la espiritualidad, el universo mental de la humanidad. Por si esto fuera poco, especialmente después de la primera mitad del siglo pasado, su vínculo con la realidad social, con el devenir de los fenómenos de la sociedad, implicados en los complejos procesos de construcción de la vida, han expandido el espectro disciplinar de la ciencia psicológica más allá de casi cualquier frontera imaginable.

Es por eso que la presencia de los profesionales de la Psicología en los más diversos escenarios, no resulta algo extraño. Cuando comencé a acercarme al ejercicio profesional de la Psicología, hace cerca de cincuenta años, en muchos lugares, en los que éramos ubicados como trabajadores, se preguntaban: “¿Y para qué me hace falta un psicólogo aquí?”. Hoy, constantemente escucho: “Aquí hace falta un psicólogo”.

Pero quiero llamar la atención, que entre la posibilidad de estar (posibilidad científica, profesional, o también institucional) y el estar mismo, hay un elemento importante. No basta con poder, no basta con saber, hay que querer estar, hay que sentir la profunda necesidad y deber de estar. Y quien puede, sabe, quiere y siente es el profesional de la Psicología. Allí, para realizar cualquier posibilidad, incluso para crearla cuando no se percibe, está el ser humano dotado de los conocimientos, las capacidades, las habilidades para hacer en esa diversidad de escenarios, desde el dominio de su riqueza profesional. Está sobre todo la actitud de los profesionales que optan por estar (que optamos por estar), instigados no solo desde su profesionalidad, sino y sobre todo desde su sensibilidad, desde sus compromisos, desde sus convicciones, desde su vocación de esencia humanista.

Eso me hace sentir muy orgulloso de mi profesión, me hace sentir muy orgulloso de mis compañeras y compañeros de la Psicología. Psicólogas y psicólogos con diferentes pertenencias institucionales, pero con una razonable y sentida unidad profesional, con una misión compartida: el bienestar y la felicidad de las cubanas y los cubanos.

Imposible listar todos los espacios institucionales desde donde movemos nuestras fuerzas profesionales y científicas: la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana (mi segunda casa, mi espacio de identidad: soy, sobre todo, profesor de Psicología), los departamentos de Psicología en Santa Clara, Santiago de Cuba, Holguín, Pinar del Río, y otros; los diversos Centros asistenciales, Centros de Investigación y de Formación del Ministerio de Salud Pública; los Ministerios de Educación y los Institutos Pedagógicos; las instituciones de la Cultura física y el deporte; los Centros del CITMA, el CIPS; los Ministerios de Trabajo, Turismo, del Orden interior, de las Fuerzas Armadas, el Sistema empresarial prácticamente en todas sus ramificaciones; la Sociedad cubana de Psicología, y la Sociedad cubana de Psicología de la Salud, sus capítulos y grupos provinciales, espacios de convergencia y de proyección gremial fundamentales. En todas ellas, y muchas otras que no alcanzo a incluir, pero que están presente, los miles de psicólogos y psicólogas profesionales que existen en el país, hacen su labor de reparadores de sueños, de constructores de sueños, de acompañantes activos, partícipes, de los sueños de quienes hacemos Cuba.

Solo con algunos ejemplos, quiero testimoniar que ha sido y es esa vocación humanista, esa decisión de estar no solo donde potenciamos el bienestar y la felicidad, sino también, y con mayor decisión y sacrificio, dónde es severamente obstaculizada su consecución, la que nos llevó a estar presentes en los difíciles momentos que vivieron decenas de familias campesinas al abandonar, con ambivalencia emocional, formas de vida dictaminadas por la pobreza rural, y pasar a la convivencia en pequeños centros urbanos, con mejores condiciones; la que nos ha hecho estar, como hasta hoy, en barrios y zonas desfavorecidas potenciando la desarticulación de la violencia, de la disfuncionalidad familiar, del consumo de sustancias tóxicas, y favoreciendo el disfrute pleno, colaborativo y solidario de la existencia.

Ha sido ese modo de ser profesionales cubanos de la Psicología, lo que nos ha hecho presentes en la Asistencia de Salud a los niños y familiares llegados de Chernóbil, luego de la devastadora tragedia con múltiples efectos colaterales; lo que nos llevó hasta las personas de edad avanzada y junto a ellas crear las Cátedras del Adulto mayor, y un movimiento superador de obsoletas representaciones, y así acompañar a los adultos mayores (en muchos casos a andar juntos, porque ya estamos en ese venerable grupo) a conquistar nuevas perspectivas y sentidos a la vida, convencidos de que la felicidad no tiene edad.

Es el compromiso con el desarrollo humano quien nos has hecho abrazar los procesos de perfeccionamiento de la economía nacional, porque solo el desarrollo económico hará potente y estable lo que podamos anticipar con nuestras prácticas en materia de bienestar subjetivo. Por eso nos posicionamos como convencidos y convincentes en la necesidad del cambio de mentalidad, porque no habrá una Cuba mejor que la que ya tenemos –merecida, querida, construida entre la mayoría– si no es avanzando desde nuestra historia, construyendo nuevas formas de pensar, abriendo las puertas a la innovación, la creatividad, la criticidad constructiva, la diversidad en la unidad. Por eso estamos en la propulsión de las demandas socio psicológicas de la efectividad en el trabajo, en la producción de bienes comunes. Acompañando y dando continencia a la continuidad y ruptura, las resistencias y resquemores, que suponen los procesos de cambio.

Esa sensibilidad intrínseca a nuestra profesión, en nuestro país, fue la que puso en Santiago de Cuba a decenas de profesionales santiagueros de la psicología junto a los pobladores, en sus zonas de residencia, cuando el temor, la incertidumbre, y la angustia emergió tras una cadena de movimientos telúricos que desbordó lo acostumbrado conocido; Así ha sido cuando las inclemencias de la naturaleza, a lo largo y ancho del país, han obligado a abandonar las casas, a refugiarse en lugares más seguros, pero no los familiares; y lo mismo nos hizo llegar a las zonas afectadas por el tornado pernicioso que atravesó varios barrios de nuestra capital, primero para decirle a las personas afectadas: Aquí estamos contigo!, luego para brindarles nuestras buenas prácticas profesionales, y compartir la alegría de la reconstrucción. Porque, además de las prácticas desde lo institucional. Somos ciudadanos comprometidos en este país, y nuestra acción ciudadana profesional anticipa en tiempo, claro que no en volumen ni en impacto general, a las institucionales. Pero no hay, ni habrá conflictos entre ambas. Sus actores son, somos, los mismos.

Coherentes con este ser psicóloga, ser psicólogo en Cuba, nos posicionamos hoy ante la emergencia de una pandemia de visos apocalípticos. Lo hicimos desde los primeros momentos, porque, aunque muchos de los efectos psicológicos vienen después, estamos convencidos que la prevención es mejor que la cura, el aprendizaje de formas positivas de afrontamiento para alejar el sufrimiento, es mejor que su padecimiento.

La Psicología cubana (gentilicio que hace referencia a la dimensión geográfica, y también a la intencionalidad de la disciplina tal y como la construimos aquí) ha estado, está y estará en el frente de batalla de las prácticas organizadas, y también de las de generación espontánea bajo el accionar de todo el país en la lucha contra la pandemia.

Psicólogas y psicólogos están trabajando en los Centros de aislamiento, en los hospitales, allí donde su labor ha sido requerida y propiciada. Esto lo considero como fundamental. En la misma comunidad “Camilo Cienfuegos”, en Consolación del Sur, Pinar del Rio, allí donde se instauró el segundo evento de trasmisión local, el ejercicio profesional y humano de los profesionales de la Psicología se hizo presente junto al equipo de Salud Mental.

Pero esta situación pandémica, es un momento de especial requerimiento a la mirada psicológica, a movilizar los recursos de la subjetividad y el comportamiento. Hoy la batalla se gana en el terreno del comportamiento, de las actitudes, de lo que hagamos las personas. Todo el enorme y titánico esfuerzo que se hace en el país, el Gobierno, el Ministerio de Salud Pública, los miles de trabajadores de la salud (incluido los y las psicólogas) se puede multiplicar, o lamentablemente reducir, con y por la actitud de todos y cada uno de nosotros. Por eso cobra un significado fundamental, el trabajo orientador de la Psicología a través de todos los dispositivos multiplicadores, abarcadores de las grandes poblaciones en riesgo. Tenemos clara conciencia de esto, y estamos actuando en consecuencia.

Los espacios de comunicación comunitaria, provincial, nacional a nuestro alcance, han contado con el saber de la Psicología, y con el hacer de sus gestores.

La Agencia cubana de noticias, Radio Morón, Radio Rebelde, el Periódico Guerrillero, Cubadebate, Juventud Rebelde, y otros muchos medios de prensa y radio han contado con las colaboraciones orientadoras de psicólogos y psicólogas a lo largo y ancho del país. El afrontamiento efectivo y positivo de la pandemia, está contando con las consideraciones profesionales y científicas de la Psicología.

No menos está sucediendo con los espacios televisivos en los que está la Psicología extendiendo sus manos hasta la población: Revista de la mañana, De tarde en casa, Hola Habana, Cuba por la Salud, el mismo Noticiero Nacional de Televisión. Nos convocan, o nos convocamos responsablemente. Desde oriente hasta occidente. En nuestros espacios geográficos.

Todo va emergiendo y siendo puesto a disposición de todas y todos: Cuestiones operativas –asociadas a la convivencia en condiciones de aislamiento sostenido, el uso de los medios y las prácticas de protección, las tácticas de organización compartida del tiempo, el reforzamiento de la tolerancia, la paciencia, las técnicas de relajación física y mental, el manejo de los niños en el aislamiento, las formas de actuar ante la aparición de excesos de ansiedad, estados emocionales reactivos, aumento de los consumos tóxicos, por solo citar algunos; Cuestiones reflexivas y actitudinales– escritos reflexivos, inspiradores y motivadores, conocimientos psicológicos, alertas y llamados a construir comprensiones y percepciones adecuadas, etc.

La presencia de psicólogas y psicólogos en los medios televisivos y la radio ha sido una constante. ¿Podría ser mayor? No hay duda que sí. La disposición es total.

Pero siguiendo el principio operativo de actuar con lo que esté al alcance inmediato, más si es un instrumento de socialización e intercambio de amplio diapasón, quizás de lo más participativo y novedoso, habría que señalar el uso de las redes sociales, de la red de redes, de la comunicación vía telefónica con el uso de los datos móviles.

Las páginas de Facebook, los sitios web institucionales (el de la Facultad de Psicología, el de su Centro de Orientación psicológica a la población, los de las Sociedades, el de la Sección de Orientación, etc.) están publicando textos orientadores de ayuda a la población.

Bajo la plataforma digital de Guerrillero, en colaboración con el Grupo Provincial de la Sociedad Cubana de Psicología y la Universidad de Pinar del Río, un grupo de especialistas de la Psicología del territorio pinareño están haciendo una consultoría psicológica online, abierta a las preguntas de las personas que acceden. Así mismo se ha hecho extensivo el trabajo en torno a la Consultoría psicosocial en línea, del departamento de Psicología de la Universidad de Holguín, y el Capítulo provincial de la Sociedad.

Focalizado en asuntos de empresas, aunque también con más amplio espectro, el grupo PSIGEDO, tomado como dispositivo de interacción la red WhatsApp, se propone contribuir al enfrentamiento psicológico a la covid-19 en las empresas. Mantener ciertos niveles de producción, redirigir los productos a producir, afrontar la ralentización, lograr una minimización de los efectos económicos de la paralización o el retraimiento por la pandemia, los vínculos laborales contraídos, y sobre todo pensar hoy en lo que habrá que hacer mañana luego del paso por una situación traumática, y durante el transcurso de la misma, son acciones que desde la Psicología se trabajan.

De las diversas experiencias que conozco, y aseguro que no son las únicas, quizás la más conocida y abarcadora está en los Psico Grupos en WhatsApp: psicólogas y psicólogos, convocados por la Sección de Orientación de la Sociedad cubana de Psicología, que asumen la tarea de ejercer su compromiso y deber profesional con el bienestar psicológico de la población. Participar en la movilización nacional desde lo institucional, desde lo ciudadano, desde lo profesional, para disminuir los efectos previsibles de la situación que vivimos. Se han montado diversos servicios que trabajan como grupos coordinados por profesionales de la Psicología. Como señalan los profesionales asociados a los Psico Grupos, esta es una iniciativa que incluye diversas áreas temáticas de interés en la población. Solo a manera de ejemplo: Adultos y adultas mayores que no perciben el riesgo y andan por la calle sin la debida protección. Personas que tienen temores y se ponen muy ansiosos, tristes; Familias que se preguntan ¿Qué hacer ahora con los niños todo el día en casa? ¿Cómo podemos lograr que los pequeños asuman las conductas adecuadas?; ¿Cómo están afrontando los jóvenes el aislamiento físico necesario?; ¿Qué piensan y sienten las personas que no se pueden quedar en casa porque tienen que ir a trabajar, a brindar servicios de salud, servicios sociales? ¿Qué sienten, piensan y hacen las familias con parientes migrantes en la situación de crisis actual? Ciertamente, se trata de hacedores de una Psicología que está siempre del lado del bienestar y la felicidad de los cubanos y las cubanas.

Aun cumpliendo con las condiciones de aislamiento (sobre todo porque algunos pertenecemos a los de alto riesgo en esta situación sanitaria: por los años, por las enfermedades crónicas, porque quizás de haberle puesto tanto corazón a todo lo que hacemos, parafraseando a Galeano, se nos ha roto alguna vez en pequeños infartos, o en una funcionalidad hipertensiva), insisto que aun cumpliendo el aislamiento nos mantenemos en activo, porque seguimos siendo psicólogos, y seguimos siendo puentes, porque enlazamos los sueños con la realidad. El derecho al bienestar subjetivo, a la felicidad, es un derecho inalienable.

El pasado 13 de abril, Día de la Psicología en Cuba, no tuvo las formas de celebración que en años anteriores se han organizado. Estábamos muy ocupados haciendo Psicología junto a los cubanos y cubanas, en la tarea central: el control y la eliminación de la pandemia. En lo que nos toca, y más allá. Cierto que no faltaron las felicitaciones, que se agradecen sobre todo porque son formas de retroalimentación de nuestro trabajo, porque en ellas nos dicen que nuestras actuaciones profesionales –el esfuerzo, dedicación, compromiso, el profesionalismo y la cientificidad con que lo hacemos, así como los efectos que se logran– son bien recibidos y valorados. Son agradecidos. No necesitamos más. Nada enaltece más a las buenas almas, a los buenos profesionales, que saber cumplido el deber y la misión humana.

Entonces, me tomo la atribución de decir, en nombre de mis colegas, mis compañeras y compañeros de tantos años de trabajo, que hacer y pensar con Psicología Vale la Pena.