- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Sobre “Con 2 que se quieran”

Amaury Pérez en "Con dos que se quieran". Foto tomada del Portal de la TV cubana.

Tuve el privilegio de asistir a la gestación de este proyecto al que Amaury ha dedicado tanto tiempo y energías. La suma de sus dotes de comunicador, su preparación para cada programa y la rigurosa selección de las personalidades entrevistadas le han permitido hacer un aporte relevante a la difusión de lo mejor de la cultura cubana (aunque ha incursionado además en otros campos).

“Con 2 que se quieran” ha calado en nuestro pueblo de un modo muy particular. He sido testigo en más de una ocasión de las muestras de simpatía que recibe su director y conductor de las personas más sencillas. Y es que se ven reflejadas de algún modo en la sensibilidad humana y el itinerario vital de los entrevistados.

La gente descubrió con este programa, por ejemplo, que alguien tan admirable como el doctor Berlanga, inventor de un medicamento milagroso, es de una nobleza, modestia y generosidad ilimitadas y que rechaza todo tipo de protagonismo; o que la extraordinaria actriz Isabel Santos creció en un pequeño batey sin luz eléctrica y vio una película por primera vez a través del cine móvil del ICAIC, en el almacén donde guardaban los sacos de abono; o que un artista de la talla de Roberto Fabelo, nacido en el seno de una familia campesina muy pobre, tenía que fabricarse sus propios juguetes; o que ese otro grande de la plástica cubana, Nelson Domínguez, era “un guajirito de la Sierra Maestra” cuando ingresó, asustado, en la Escuela Nacional de Arte; o que una figura mundial de la música coral, Digna Guerra, vino al mundo “en Centro Habana, un barrio muy humilde, cerquita del Ameijeiras, donde antes estaba la Beneficencia” y que es “hija de padres muy humildes, un albañil y una ama de casa”.

Recuerdo el extraordinario impacto que causó la entrevista al excepcional bailarín y coreógrafo Carlos Acosta y cómo toda Cuba comentó la llegada al Olimpo de la danza del hijo de un camionero. Tampoco es posible olvidar la anécdota que cuenta Choco sobre su viaje a la Habana, siendo un niño, desde un barrio marginal de Santiago. Se había ganado una beca para formarse como instructor de arte y, como todos sabemos, terminó convirtiéndose en un creador imprescindible de nuestra cultura.

Sobran los ejemplos en “Con 2 que se quieran” de figuras que han crecido como personas y como profesionales gracias a las oportunidades abiertas por la Revolución. Gracias también a esas oportunidades y a su esfuerzo y capacidad, por supuesto, han hecho aportes inestimables a la patria.

El programa ha ido construyendo, sin grandilocuencia, sin retórica, un homenaje a la obra educativa incomparable de la Revolución y a aquella idea de Fidel de que no debe perderse ningún talento. Este es, sin ninguna duda, uno de los mensajes centrales de “Con 2 que se quieran”.

Otro mensaje principalísimo del programa tiene que ver con la devoción hacia Cuba. Cuba como inspiración permanente, como destino, como materialización de nuestros sueños de justicia, emancipación y solidaridad. Una Cuba dulce y risueña, inclusiva, ecuménica; ajena desde su raíz al dogma, al racismo, a la intolerancia, a la insidia.

El tercer mensaje que quiero destacar se asocia a Fidel. Entre Amaury, su esposa Petí y Fidel nació una amistad muy hermosa. En “Con 2 que se quieran” brota continuamente este hondo sentimiento de afecto. El entrevistador guía muy a menudo a sus entrevistados hacia Fidel, y ellos no ofrecen resistencia. Hasta que se produce una chispa incontrolable.

Después de diez años de trabajo en este empeño, tenemos que agradecer a Amaury y a su equipo por este paisaje tan abarcador de la creatividad y la nobleza de Cuba y de sus hijos.

(Tomado del blog El vuelo del gato)