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¿Por qué si es buena la escoba barre mal?

Escobita nueva, ¿siempre barre bien? Foto: Internet.

El refrán popular dice que escobita nueva barre bien; pero si además es buena, entonces por qué barre mal. Pobre escoba que carga con toda la culpa. Afirmar que la mayor responsabilidad es del que barre se puede convertir en una verdad tan obvia que paraliza el pensar. Entonces intentemos razonar para sacar conclusiones útiles y aplicables. La escoba será una variable o un símbolo que puede ser sustituido por muchos otros para diseñar y lograr un resultado planificado.

Se comparte la teoría de las cuatro emes, para la solución de un problema. Materia prima, Método, Maquinaria y Mano de obra. Ya saben que a mí me gusta decir mano y mente de obra.

Hay manos que echan a perder lo que crea la mente, pero es más grave las mentes que echan a perder lo que hacen o pueden hacer bien las manos.

Otro refrán dice que la mejor marca es la “Nueva”; esto tiene su excepción, ya que hay marcas con productos de varios años en el mercado que superan con creces a un producto nuevo de una marca inconsistente; por supuesto, con prestaciones similares.

La calidad de la escoba impacta de manera importante en la calidad de la barrida. En no pocas ocasiones las sábanas cortas en las finanzas (si te tapas los pies se te destapa la cabeza y viceversa); o la ineptitud de compradores y productores lleva a comprar o producir escobas baratas que duran poco y no propician buen resultado. Lo barato entonces sale caro.

Uno de los problemas graves que tenemos en nuestra sociedad es el fijador de la calidad de los servicios  ofertados o prestados esos que cuestan pero no se venden como es el caso de la salud y la educación pública, aquí viene como anillo al dedo lo de escoba nueva barre bien. Estamos llenos de ejemplos de servicios lanzados con gran publicidad, que son efímeros, a los que no se les aplica el control proactivo, que comienzan a deteriorarse a los ojos de todos y que nos resignamos a su desgracia.

Recuerdo que en los años ´80 cuando tenía como responsabilidad de gobierno apoyar la informatización del Hospital Hermanos Ameijeiras, el entonces director general, el Doctor Raúl Gómez Cabrera, decía que si un insignificante bombillo en un ascensor o una luminaria en un pasillo dejaba de funcionar, había que reponerlo de inmediato, para evitar que lo supuestamente no indispensable abriera el camino de la no reposición de lo más significativo. No aceptaba justificaciones.

Entonces una vez más acudo a la tríada del buen hacer. Para hacer bien las cosas hay que saber, poder y querer hacer bien las cosas.

Saber como expresión de conocimientos y habilidades.

Poder como expresión de posibilidades materiales y permisos.

Querer como expresión de motivación, de deseo, de convicción.

El que puede, quiere, pero no sabe, es un inepto.

El que sabe, puede, pero no quiere, es un desmotivado.

El que sabe, quiere, pero no puede, es un frustrado.

De las tres variantes la segunda es la más difícil de curar.

La respuesta a la pregunta del título es obvia: Se trata del factor clave del éxito de las cuatro M. Manos y mente de obra.

El enfoque debe ser en sistema, como es la vida, por tanto es necesario que todas las partes del sistema funcionen bien.

El que barre debe saber qué es y cómo barrer bien, debe autoevaluar su trabajo para que consultando con su conciencia determine si el trabajo está bien hecho, conforme a los requisitos e indicadores de medida acordados, no ajenos a él.

El que barre debe disponer de los recursos para hacer bien su tarea, buena escoba, buen recogedor y depósito para lo barrido, que no necesariamente es basura. En un taller se puede barrer residuos aprovechables. Debe contar con la confianza de jefes y supervisores para poder innovar, gestionar riesgos y salir airoso en la tarea.

El  que barre debe estar motivado en su oficio, en su misión. Tener conciencia de la utilidad e importancia del trabajo que realiza. Sentirse recompensado moral y materialmente por los resultados que alcanza con el trabajo que realiza. Sentirse atendido en cuanto a su salud mental y física; en cuanto a la comunicación interpersonal con todos los que deben propiciar el mejor desenvolvimiento de su oficio. Como tantas veces nos dice el cubadebatiente HECTOR Y EL HERMANO; el factor emocional ha de estar presente en esas relaciones interpersonales, sin confundir herramientas con objetivos.

Pronto entraremos en la etapa final de las fiestas por el 500 aniversario de nuestra Habana, la de los 15 municipios. Se están alcanzando resultados loables en objetivos relevantes en varios municipios, que se agradecen. Pero insisto en que el éxito se ha de medir por multiplicar lo bueno en cada barrio; por llegar a noviembre con un salto cualitativo y con fijador en el complejo objetivo del orden y la higiene de toda La Habana.

Hace poco escribí sobre el ejemplar cuidado de la jardinería en el Edificio de Camagüey y Pastora, en el reparto Antonio Maceo, del Cerro. También hablé de un serio problema de salud ambiental por roturas en el sistema de aguas negras. Al fin vino una brigada de Aguas de La Habana la brigada de Ricardo el Yabó así me pidió que lo identificara; y realizó un buen trabajo correctivo. Al verme Marcos, el jefe de la operación, tomando unas fotos desde el celular, me llamó para decirme que yo estaba cometiendo una violación de la Ley, ya que no tenía autorización para tomar fotos. De inmediato razoné con él, y otros trabajadores de la Brigada y les expliqué que no pretendía subirlas a las redes sociales con intenciones dañinas a nuestra Revolución. Entonces todo cambió y me dijeron que si era para reconocer el trabajo, era bienvenida mi participación.

Brigada de Ricardo el Yabó. Foto: Néstor del Prado.

El carismático Ricardo me dijo que podía poner su nombre, ya que su Brigada se caracterizaba por trabajar bien. Eso me dio confianza en los resultados, ya que una autoestima alta por lo general es algo bueno. Recuerdo que le dije a Marcos, que mi mayor preocupación era la cultura del detalle en la terminación del trabajo, dejar las cosas mejor que antes de la reparación. Hubo que romper la acera y destrozar el jardín de la parte en que se trabajó. Pregunté quienes se encargarían de restañar los daños propios de la reparación, pero no hubo una respuesta. Luego de casi un mes de la reparación, han venido fuertes lluvias y esa parte de la acera se vuelve intransitable.

La acera quedó dañada tras la reparación del sistema de aguas negras. Foto: Néstor del Prado.

No es la primera vez que este problema de la restauración luego de una reparación de cierta envergadura se critica en los medios de comunicación pública. Se produce una especie de peloteo en la responsabilidad. Aquí también cabe el mensaje del artículo, pero va más allá de barrer bien; cuando se hace una reparación hay que dejar el entorno igual o mejor que antes, tal como reitera públicamente nuestro presidente Díaz-Canel.

No quiero ser injusto ni con Marcos, ni con Ricardo y sus trabajadores, ya que la reparación tuvo calidad, utilizando maquinarias, materiales y métodos de calidad; pero no me quedó claro si la restauración les toca a ellos o a otra brigada. Ojalá alguien pueda responder.

En las fotos anteriores, se podrá apreciar lo positivo relativo a la intervención de los equipos tecnológicos y materiales utilizados; pero también la parte negativa de cómo quedó el entorno. En una de las fotos se puede apreciar que hay varias heridas sin curar en esa deteriorada acera.

Termino reiterando que el ejemplo de barrer puede ser sustituido por cualquier obra pública en que el objetivo sea lograr mayor funcionalidad, orden, higiene y belleza en la Capital de todos los cubanos. Y para evitar protestas justas procedentes de cualquier otra ciudad o poblado de Cuba, afirmo que esto debe ser algo para todo nuestro querido archipiélago.