- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Andar de bebés

Algunos bebés inician la marcha más temprano, mientras que otros serán más remolones e irán pasando los meses sin que adquieran independencia al andar. Ilustración: Edilberto Carmona Tamayo/Cubadebate.

El paso del gateo a andar es una de las etapas más emocionantes que he tenido la suerte de vivir como madre. Mi Ernesto ya cumplió sus 19 meses fuera del vientre de mamá, dice más de cincuenta palabras e incluso pide que lo dejen dormir solo, pero nada me ha emocionado tanto como ese día en que se lanzó a andar sin pedir mi mano para agarrarse.

Es cierto, todos caminamos y esta es una evolución que se espera de los bebés a la altura del primer año de vida, pero nos siguen causando asombro esas efímeras semanas o meses en que, a golpe de prueba y caída, nuestro pequeño se va haciendo más fuerte y termina andando sobre sus dos piernas.

Los temas relacionados con el desarrollo motor del niño por lo general empiezan a preocupar a los padres cuando el bebé va llegando a las 6 meses y algunos se atrasan en sentarse, o cuando rozando el año el pequeño no hace el menor intento por desplazarse. Aquí por lo general ya muchos comenzarán a inquietarse pues, en el primer cumpleaños, no faltará una pregunta:¿Y ya el bebé camina?

Algunos inician la marcha más temprano (incluso antes de haber cumplido los 12 meses), mientras que otros serán más remolones e irán pasando los meses sin que adquieran independencia al andar. El secreto, quizás, esté en que cada bebé tiene su propio ritmo, y también en que cada contexto de estimulación familiar es diferente y no siempre todos los padres favorecemos el desarrollo motor de nuestros hijos.

Los primeros pasos de mi hijo demoraron un poco, y quizás por eso mi emoción fue tan grande cuando un buen día me soltó la mano. Ese mágico proceso que va del gateo al andar comenzó en nuestro caso desde que con 8 meses se puso de pie, hasta que poco a poco fue irguiéndose, arrastrando sus pies mientras se sujetaba con las manos al sofá, y con unos lejanos 15 meses comenzó a soltarse ya sin miedo.

Hay imágenes de este proceso que no se apartarán nunca de mi mente. Recuerdo todavía su temor (y el nuestro) a una caída, el primer grito de mamá ante el roce de su cabeza contra el piso... No olvido a papá en una esquina y a mamá en la otra, llamándolos para que llegara solito en busca de un abrazo, tampoco el gateo como su medio de transporte predilecto, ni la emoción de nosotros ante cada paso más firme. Nadie dijo que fuera fácil. En toda historia de bebé que anda alguna lágrima hubo, o alguna marca de guerra en la frente o la rodilla. En cada familia tampoco ha faltado la desesperación y la comparación constante de su hijo con Juancito o Carlitos, porque todos sus amiguitos caminan y el pequeño nuestro se va quedando atrás.

Mi consejo a los madres y padres que atraviesan este momento es no desesperarse, pero sí estimular mucho a sus bebés desde que nacen para que puedan vencer cada hito del desarrollo motor en tiempo. Para caminar, el niño mucho antes tendrá que haber sostenido la cabeza, tener la fuerza para voltearse en la cuna, saber sentarse solo y pararse también con ayuda; habrá tenido que desplazarse en puntillitas alrededor de un mueble, haber tenido el atrevimiento de atravesar la cuna de un lado a otro sin que nadie lo aguante. Cada detalle es importante, y lo que en un principio puede ser una nimiedad puede terminar atrasando a tu hijo en un hito importante de su evolución. Algo muy importante es proporcionar cada día un lugar adecuado para el juego y la estimulación del niño, que no debe ser la cuna; sino más bien una superficie dura como un corral, para que este pueda adquirir fuerza (Sí, necesitará mucha fuerza y equilibrio para sostener todo su cuerpo sobre sus piernas)

Es una etapa difícil, pero siempre termina con la sonrisa de los padres, aunque también, con una familia en cuatro patas tapando tomacorrientes, recogiendo cables, ventiladores, y velando porque no caigan al piso moneditas, granitos de frijol o toda cosa peligrosa que se pierda, porque cuando los bebés ya caminan son un verdadero problema.

Mi Ernesto tiene ahora 19 meses y ya tiene su andar de bebé bastante entrenado. Pide a gritos sus “pato minar” (zapatos para caminar en su idioma), y cuando los ve en sus pies pequeños la risa se apodera de sus ojos y aprieta el acelerador sin miedo a posibles caídas o golpes. Anda con las manos libres, tocando y explorando todo, con una figura tan esbelta que ya parece un niño grande. Quiere trepar, patear una pelota durante horas al mejor estilo de Messi, y entonces cuando lo veo sé que ya no es mi bebé pequeño, el que antes se caía y quería estar cargado. Nos toca ahora como padres ir a su lado y disfrutarlo perfeccionar, a cada instante, ese salto evolutivo que a nuestra especie le costó millones de años.

Hasta aquí mi historia de hoy para madres y padres, pero ustedes seguramente tienen mucho más que contar sobre el tema  ¿Se demoraron mucho sus bebés en caminar? ¿Qué estrategias siguieron para su estimulación? Bienvenidos a comentar, y nos vemos en una próxima entrada.