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La democracia y la naturaleza

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El comportamiento espontáneo de cualquier sistema natural lo lleva invariablemente a alcanzar la mayor diversidad de formas posible de existencia. A la temperatura en que vivimos, las moléculas de agua se mantienen asociadas y se nos manifiestan como un líquido. El agua líquida que humedece nuestra piel cuando sudamos se lleva con ella calor de nuestro cuerpo y así nos refresca al evaporarse con una ráfaga de viento. Ese calor que nos roban las hace alcanzar la energía suficiente que les permite ser libres y pasar al estado o forma de existir particular que les corresponda como un gas. Se trata de un proceso natural absolutamente espontáneo. El líquido del sudor era mucho más organizado. Usando un lenguaje elegante, aunque críptico para muchos, el sudor que se convierte en gas gana en entropía.

La vida es excepcional en el vasto escenario de nuestro universo. Los sistemas vivos mantienen una estricta organización donde cada componente cumple una función necesaria en el tiempo y lugar que le corresponde con la finalidad esencial de mantenerse existiendo. Los estados en los que nos mantenemos estables son mucho más limitados y parecería como que no seguimos esa ley de tender siempre espontáneamente a la diversidad, sino todo lo contrario. Pero en realidad no podemos escaparnos de ella.

Adquirimos mediante el metabolismo la energía que necesitamos con el fin de mantener controlada la entropía que nos conduciría espontáneamente a estados en los que ya no podemos existir. Asimilamos gases (como puede ser el oxígeno del aire al respirar), agua líquida y también sustancias más complejas en forma de alimentos. Los transformamos quitándoles la energía y desechando sus restos muy entrópicos. Así seguimos vivos, impidiendo nuestra propia descomposición. Cuando ese proceso se desequilibra, morimos, y nuestros restos vuelven a estar a expensas de la entropía que hace que los materiales de los que nos componemos se diversifiquen libremente. Somos un hermoso ejemplo de equilibrio entre la espontánea tendencia a la multitud de estados y la costosa pero eficiente energización. Además, la vida sigue existiendo solo después de que el primer sistema vivo que apareció sobre la tierra seleccionó la capacidad de reproducirse en otro ser similar, antes de morir.

Las sociedades humanas suelen comportarse de forma similar. Una multitud reunida en un parque o una plaza se ubicará y acomodará corporalmente de acuerdo con la conveniencia de cada individuo en cada momento. Solo una voz de mando con determinado tipo de disciplina militar puede lograr que las personas permanezcan de pie, rígidas y en formación.

Cuando surgió nuestra especie, la inteligencia que se nos había seleccionado nos permitió comprender que asociándonos, organizándonos, podíamos subsistir mucho mejor que como individuos aislados. Un gran animal, con sus apetitosas carnes, era más fácil de cazar entre todos que por un cazador individual. Igual ocurrió con el cultivo de la tierra. Esto fue conduciendo a nuestras actuales sociedades organizadas, que mientras mejor se estructuran y siguen reglas de común acuerdo, más progresan y proporcionan felicidad a sus ciudadanos. Y cuando se desestructuran, solo conducen a la miseria y a la propia muerte de sus integrantes. La cooperación para el bien común, la socialización del bien, es probablemente una de las claves del progreso y supervivencia de homo sapiens en esta Tierra.

En la ciencia se suelen desarrollar ideas sobre la base de las llamadas “hipótesis”, que son presupuestos para llegar a conclusiones que pueden ser útiles. Las hipótesis deben comprobarse, aunque haya muchas que se expongan y demoren mucho tiempo en verificarse.

Hipoteticemos entonces que la conducción de un colectivo humano, el liderazgo, para llegar a un determinado propósito es algo así como la energía que necesita una sociedad para organizarse en contraposición con la entropía que la empuja a la diversidad de estados. Podemos establecer entonces la hipótesis de que la libre diversificación y el liderazgo, con su debido equilibrio, serían las que permiten una sociedad estable y próspera, de forma parecida a la vida que se estabiliza balanceando entropía y energía.

Cuando la persona o grupo de personas que lideran una sociedad o colectivo humano cualquiera ponen los intereses individuales por encima de los de los muchos que les corresponde conducir, aparece explotación, miseria y sufrimiento de las mayorías para un bienestar incomparable de minorías. Este desequilibrio conspira contra cualquier sistema social humano. Desafortunadamente, hasta el advenimiento de las ideas más revolucionarias del siglo XIX, esta fue la forma predominante de gobierno, y perdura hoy en día en la mayoría de los casos. Ciertamente ha conducido a progreso, y también a revoluciones. En una famosísima obra1 Marx y Engels expresaban “Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases.”

La democracia, tal y como se la entiende de gobierno del pueblo, sería la fórmula ideal para resolver esa contradicción. Si se hace bien, se puede tener una sociedad que progrese, que garantice felicidad y toda la libertad posible para todos con una adecuada combinación de liderazgo y de diversidad. ¿Puede eso lograrse si los que gobiernan son los más poderosos económicamente o sus sirvientes?

Por este camino del razonamiento con nuestra hipótesis se hace evidente que el liderazgo de una sociedad no puede ser secuestrado por ningún sector o clase con intereses económicos privilegiados. Y eso conduce a la idea de que no puede existir sociedad más democrática que una socialista, donde el poder lo ejerza realmente todo el pueblo. Desafortunadamente, intentos anteriores de la historia contemporánea que adoptaron ese nombre y que comenzaron a partir de entidades esencialmente democráticas, como fueron los soviets de la Rusia prerrevolucionaria, degeneraron en sistemas donde algunos grupos se adueñaron directa e indirectamente de riquezas de todos. Como consecuencia, estos supuestos socialismos se desintegraron. No lograron equilibrio por no cultivar una mejor democracia. Lamentablemente, esto desacreditó ante muchos la palabra, pero realmente no parece existir una mejor que “socialismo” para denominar una verdadera organización social libre, democrática, próspera y estable.

Los cubanos estamos elaborando mucho acerca de esto recientemente con una reforma constitucional medular. Con las raíces transparentes, desinteresadas y honestas que la Revolución Cubana ha ostentado desde hace ya siglo y medio tenemos que intentarlo. Pero siempre al tanto de que las instituciones de gobierno sean verdaderamente democráticas y que nunca caigan bajo la influencia de grupos privilegiados por lo económico o cualquier otra causa que no sea el interés de las grandes mayorías. Parece que así sería la única forma en la que el liderazgo y la diversidad de nuestra hipótesis logren un equilibrio estable y feliz.

Nota:

  1. Marx, C.; Engels, F., Manifiesto del Partido Comunista. Fundación de Investigaciones Marxistas: Madrid, 2013.

Se han publicado 14 comentarios



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  • Jose R Oro dijo:

    Poderoso documento del eminente científico cubano Dr. Luis A. Montero Cabrera. Coincido completamente que la sociedad que deseamos no tiene mejor forma de llamarse que socialismo, la palabra no tiene la culpa de haber sido mal usada. Concurro también en que la democracia, como dice correctamente el autor, "el gobierno del pueblo" es el único vehículo que legitimiza al socialismo, como "una verdadera organización social libre, democrática, próspera y estable"
    El último párrafo es particularmente elocuente, cierto y exacto “Los cubanos estamos elaborando mucho acerca de esto recientemente con una reforma constitucional medular. Con las raíces transparentes, desinteresadas y honestas que la Revolución Cubana ha ostentado desde hace ya siglo y medio tenemos que intentarlo. Pero siempre al tanto de que las instituciones de gobierno sean verdaderamente democráticas y que nunca caigan bajo la influencia de grupos privilegiados por lo económico o cualquier otra causa que no sea el interés de las grandes mayorías. Parece que así sería la única forma en la que el liderazgo y la diversidad de nuestra hipótesis logren un equilibrio estable y feliz”
    Pienso que cuando hablamos en el socialismo de “grupos privilegiados por lo económico, etc.” El término “grupos privilegiados” no se refiere solamente a la apropiación de la riqueza, sino también al uso caprichoso y voluntarioso de esta, a la toma de decisiones económicas inconsultas (con el pueblo) y en fin a la violación de la democracia en la práctica, en la vida diaria. La democracia real es una praxis creciente, no solamente un concepto intangible, doctrinario.
    En el capitalismo, las contradicciones se tratan de resolver con mas dictadura, lo que solo conduce a su debilitamiento y ulterior desaparición. En la construcción del socialismo, hay que hacerlo con más democracia, con más participación popular. Felicito al autor por su profunda visión, conexión de la sociedad y la naturaleza. Y también por su característica y permanente sinceridad.

    • sachiel dijo:

      Me adhiero a su penúltimo y ultimo parrafos, buen concepto de las realidades objetivas.

  • Gumersindo Acebo Nerey dijo:

    Excelente articulo. La democracia es el poder del pueblo o los ciudadanos para estar a tono con la declaración francesa de derechos del hombre y del ciudadano. El pueblo es representado por el Estado que son todas las instituciones del poder organizado de los ciudadanos. El gobierno solo es una de esas instituciones. Por tanto democracia es una forma de Estado y no de Gobierno. El Estado es todo y el Gobierno una parte de ese todo. El Gobierno se incluye en el Estado. Habitualmente las personas usan las palabras Estado y Gobierno indistintamente y no significan lo mismo.
    Según la teoría de Montesquieu los poderes del Estado son legislativo, ejecutivo y judicial. A esos poderes hay que sumarle otros como el electoral, control del ejecutivo y defensa ciudadana.
    En correspondencia con la teoría Marxista el Estado de una nación, patria o país es quien ejerce esos poderes públicos.
    En Cuba por razones históricas de unidad debemos preferir que nuestro Estado socialista y de derecho tenga un solo poder público que es el Poder Popular del cual se deriven las funciones o su poderes constituyentes, legislativos, electorales, ejecutivos o administrativos del Estado, judicial, de defensa ciudadana y de control de los recursos materiales.
    Todas estas cuestiones deben quedar claras en la nueva Constitución para tener claridad de donde venimos y hacia donde queremos planificada mente ir. Es muy importante ordenar las instituciones centrales del Poder Popular del Estado cubano para después reorganizar al resto de las instituciones, empresas y organizaciones y garantizar la eficiencia y el desarrollo de nuestro país.

  • Eduardo Ortega dijo:

    Me gusta este artículo del Profesor Montero. Dice muchas cosas que siempre debemos tener en cuenta en la sociedad. Es muy importante la idea de “que las instituciones de gobierno sean verdaderamente democráticas y que nunca caigan bajo la influencia de grupos privilegiados por lo económico o cualquier otra causa que no sea el interés de las grandes mayorías.” Pero no solo en las instituciones de gobierno. En este sentido el compañero Raúl nos alertó “Si hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el ejemplo dentro de las filas del Partido”. SALUDOS!

    • Jose R Oro dijo:

      Muy de acuerdo con usted, estimado Eduardo Ortega!

  • Arturo Menéndez dijo:

    Didáctico, analítico, profundo, comprensible, brillante... Muy buenos los comentarios. En ese espíritu debemos acometer la tarea histórica a que estamos convocados, en ese espíritu deben basar su accionar los cuadros administrativos y políticos a todos los niveles.

  • Salustiano dijo:

    Montero: Usted afirma que: “Adquirimos mediante el metabolismo la energía que necesitamos CON EL FIN de mantener controlada la entropía que nos conduciría espontáneamente a estados en los que ya no podemos existir.” Yo hubiera puesto “lo que nos permite mantener” (la evolucion nos condujo a ello) pues “con el fin de mantener” suena un poco teleologico, no cree? En 1943 (en plena guerra!!) Erwin Schrödinger publico, a manera de libro yen lenguaje muy simple, una serie de conferencias populares (para el ciudadano medio) sobre las caracteristicas de la vida (vistas por un especialista en Mecanica Cuantica). En el libro (“What is Life”) tuvo una forma genial de describir esto: “La celula se alimenta de entropia negativa”. Estamos de acuerdo en que, MANTENER EL ORDEN Y UN ESTADO ESTABLE ALEJADO DEL EQUILIBRIO, tiene un costo energetico importante. Y yo precisaria algo. Usted escribe: “Cuando ese proceso se DESEQUILIBRA, morimos,... “. Los procesos en la célula, el organismo, estan en estados estables, alejados del equilibrio. Equilibrio significa muerte, entropia maxima (maximo desorden), al contrario de la vida en la que todo esta en orden, fuera del equilibrio termodinamico. Cuando se sale del estado estable (de minima entropia - Prigogine), efectivamente se mueve al equilibrio termodinamico, a la muerte de la celula, del organismo. Por eso el analisis energetico de la celula se hace con los recursos de la termodinamica de procesos alejados del equilibrio. La termostatica, sin embargo, es una herramienta para ayudar a comprender algunos aspectos. Lo que si me resisto a buscar similes, “explicaciones”, entre estos procesos y los que rigen a la politica, la economia y las “leyes” puramente sociales. Vale su intento, pero la “Economia Cuantica”, por ejemplo, solo ha logrado chistes en sitios web, algunos muy buenos por cierto. Pero admiro su entusiasmo e interes por estas cuestiones, de verdad!!

  • Carlos Gutiérrez dijo:

    Genial, como siempre, el profesor Montero.

    Yo también estoy de acuerdo en que el socialismo es la mejor de las sociedades vislumbrables desde este punto del camino de la humanidad, sólo que no basta con llamarle socialismo a un proyecto político para que lo sea realmente todo el tiempo. Los nombres no hacen las cosas, ni las mantienen, ni las transforman en lo que no son, aunque parece haber bastantes personas que opinan lo contrario.

    Para mí, socialismo y democracia tienen que ser sinónimos para que se pueda hablar de un socialismo verdadero. Y aquí entra lo de la eterna unidad y lucha de contrarios entre la entropía y la energía, como acertado símil de la dicotomía entre liderazgo y diversidad que usted menciona y en el que yo, yendo un poco más allá, equipararé diversidad con democracia.

    En mi opinión, la democracia en las condiciones prácticas actuales ya no puede significar literalmente que el pueblo gobierne, sino que pueda ejercer un control contínuo y efectivo sobre el Gobierno. Que el público pueda conocer qué hace cada funcionario en cada momento y en cada punto de la estructura gubernamental y que la opinión pública, en base a esa minuciosa y verídica información, pueda influir en el rumbo del Gobierno mediante la libre expresión de las opiniones de cada ciudadano, en foros donde todos los otros ciudadanos puedan conocer la opinión de cada uno. Que ningún grupo pueda apropiarse en exclusiva de la información y la opinión, que son el verdadero poder civil, porque un liderazgo hipertrofiado y sin control conduce a la dictadura y una democracia desmesurada lleva directamente a la anarquía. Lo ideal sería un equilibrio de poderes entre liderazgo y democracia para evitar la desintegración que usted menciona. Pero me parece que la fórmula para balancear esa ecuación todavía no está escrita.

    Saludos.

    • Eduardo Ortega dijo:

      Muy valiosas estas ideas de Carlos Gutiérrez y del artículo del Profesor Montero. Debemos tomar en consideración esos aspectos para ejercer nuestra democracia. Deben existir formas para que el pueblo controle efectivamente lo que se hace por los que tienen la responsabilidad de gobernar. SALUDOS!

  • oscar dijo:

    Estimado Montero, fue usted muy ilustrativo en la introducción pero demasiado parco en el desarrollo. En aquel nos prepara para mucho más y en este nos deja con las ganas.
    Un abrazo

    • Carlos Gutiérrez dijo:

      Oscar; Creo que el profesor dijo lo necesario. Otra cosa es la interpretación que cada uno de los lectores hagamos de sus palabras, según nuestra percepción personal del mundo.

      Para mí es brillante la comparación entre el proceso natural energía-entropía y el proceso sociopolítico liderazgo-democracia, lo cual no significa que él haya caído en el burdo error de igualar ambos procesos, como supone el forista Salustiano. Comparación no es equiparación. En mi opinión, tampoco es dable en esta comparación usar el significado estrictamente técnico de términos como equilibrio y estabilidad. En la sociedad, el equilibrio no es la muerte, sino la perfección, y la estabilidad no es un estado, sino un proceso.

      El escrito de Montero contiene, además, una inapreciable alerta sobre las causas del desastre del socialismo en la URSS : "donde algunos grupos se adueñaron directa e indirectamente de riquezas de todos. Como consecuencia, estos supuestos socialismos se desintegraron. No lograron equilibrio por no cultivar una mejor democracia":

      Y esa alerta es complementada certeramente por el aporte del forista José R Oro al apuntar que: "El término “grupos privilegiados” no se refiere solamente a la apropiación de la riqueza, sino también al uso caprichoso y voluntarioso de esta, a la toma de decisiones económicas inconsultas (con el pueblo) y en fin a la violación de la democracia en la práctica, en la vida diaria. La democracia real es una praxis creciente, no solamente un concepto intangible, doctrinario"

      Conceptos estos que respaldan mi opinión de que la democracia en nuestros días y en nuestro medio sólo puede basarse en el control contínuo y minucioso de la actividad de cada funcionario gubernamental, y en la posibilidad de influir sobre ellos con el poder de la opinión pública, libremente expresada y conocida por toda la sociedad porque, para que los "grupos privilegiados" que destruyeron el socialismo en la URSS pudiesen "adueñarse de las riquezas de todos", primero tuvieron que eliminar el control democrático del pueblo, y para ello les fué preciso secuestrar la información y la libre opinión pública. Y aquello trajo "la desintegración".

      No cometamos el mismo trágico error.

      Saludos.

  • Andrews dijo:

    Excelente articulo del Luis A. Montero Cabrera, creo que solo falto abundar sobre que sucede cuando alguien o algunos tratan concientes o inconcientemente de "secuestrar" el orden natural de las cosas. Se produce "una crisis" y luego un cambio de direccion continuando la "evolucion"y si esta inflexion es muy fuerte se produce lo que se llama una "revolucion", pero la vida siempre se abrira paso en el universo de alguna manera, aunque no sea las formas de vida que los humanos deseamos. gracias.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Complejo y necesario tema profesor, construir democracia es un proceso altamente científico y revolucionario que como bien expresa usted solo es posible llevarlo a su máxima expresión, abrazando el socialismo, hasta ese punto profesor la mayoría de los revolucionarios coincidimos, a partir de ahí, es donde nos viene faltando mucha ciencia, argumento la idea.
    El proceso en que hoy nos encontramos perfeccionando nuestra constitución es clave, es lo primero, y dentro de ello el paso de otorgarle el máximo de autoridad a la estructura municipal es sin duda alguna lo más moderno y revolucionario en materia de democracia que existe, en virtud de que los gobiernos locales constituyen el nivel gubernamental más cercano a la ciudadanía, estas instituciones son cruciales para el fortalecimiento de la democracia y la garantía de la gobernabilidad en todos los niveles, pues el desarrollo viene de lo local a lo global, no al revés, ese proceso de rectificación que venimos haciendo, fruto de la madurez de la revolución, es ahora el reto mayor a la ciencia cubana, es en este punto del procesos de gestión para una buena y eficiente democracia, que estamos obligados a emplear mucha más ciencia, máxime profesor que el actual contexto, protagonizado por la revolución de la información global que vivimos, nos obliga y cada vez será mucho mayor, a usar más por parte de los revolucionarios la ciencia para poder encausar correctamente nuestras ideas y objetivos, ya no basta solo con la nobleza y justicia de nuestros ideales, que es importante, se requiere mucho más, llegar con el mensaje de forma convincente al pueblo, esa batalla de construir una moderna y convincente democracia, clave para nuestro socialismo, tiene como campo de batalla el municipio, ahí es donde debemos triunfar de forma concreta y convincente, de forma tal que sirva de posicionamiento dialectico para un escalón superior, eso transita primero profesor en al actual modernidad, por una excelente comunicación, si no hay comunicación no hay democracia, y mucho menos en el socialismo, comunicación entre la masa dirigida y el dirigente.
    En nuestro socialismo está claro que el ciudadano debe tenerse en el centro de las políticas públicas, precisamente para evitar un distanciamiento Estado-persona ya que no es lo mismo hablar a nuestra audiencia que hablar con nuestra audiencia. En el socialismo la gestión de dirección necesita obligatoriamente lograr esa conexión con el beneficiario del servicio público, lo primero, la prioridad es la comunicación como elemento clave para la calidad de la gestión, para lograr un mejor abordaje de los servicios públicos, se requiere utilizar un conjunto de técnicas del marketing pero sin olvidar que los ciudadanos no son clientes, ni consumidores, y el Estado no es una empresa, la comunicación interviene nuevamente en la difusión de este contrato social entre la institución y el ciudadano. La relación de los gobiernos locales con los medios de comunicación es fundamental en tiempos en que la ciudadanía demanda respuestas con mayor rapidez e intensidad, pero sobre todo en tiempo real a raíz del advenimiento de las redes sociales como mecanismo de comunicación y exigencia inmediata de rendición de cuentas.
    Nuestro reto mayor es la comunicación en ese escalón de gobierno, ahí la ciencia tienen mucho que hacer y asesorar, los dirigentes municipales deben estar capacitados para una alta y efectiva comunicación con su población, poniendo en práctica herramientas que impliquen y comprometan al ciudadano en la gestión como tal, en la práctica los municipios ejercen una especie de auditoría ciudadana implementando el llamado presupuesto participativo que no es más que un proceso de participación donde la ciudadanía puede ser parte de la mesa de la toma de decisiones, es un a cambio obligatorio y necesario en nuestro estilo y conceptos de dirección, nuevos conceptos para el actual proceso de dirección son necesarios para ponernos a la altura de esos nuevos e importantes cambios que trae la constitución, si es importante ese paso en la actual carta magna, el mayor y más difícil reto es cambiar la concepción de dirección en ese vital frente de batalla para una moderna democracia.

  • rccc dijo:

    Profesor: Los preceptos expuestos con su acostumbrado magisterio invitan a la reflexión profunda. Mucho estimula saberse uno comprendiendo con real facilidad asuntos complejos en los que directamente nunca antes se pensaron con tal asociación; conseguido a través de sus precisas explicaciones, por completo, inteligibles.
    El convencimiento que espontáneamente uno va percibiendo en sí mismo, luego del razonamiento de cada idea, va acuñando la apropiación de lo que Ud. ha expuesto. Confirmado también por los excelentes comentarios, expresados con la sinceridad que otorga la convicción por quienes se saben tratando un importantísimo tema; determinante sobre cuanto hagamos por el progreso indetenible de nuestro país y más allá.
    Gracias, un saludo afectuoso, rccc

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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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