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La FEU de Cuba y el 71: Otra anatomía que debe conocerse

bandera-feu-universidad-habanaEl 20 de diciembre del presente año 2017 la FEU de Cuba arribará a su 95 aniversario, aunque como ya expliqué en un artículo anterior,  también cumple este 22 de mayo 46 años de estructurarse oficialmente como federación nacional. El presente artículo que estuvo pensado originalmente como referencia al libro “El 71, anatomía de una crisis”, vio demorada su publicación; y ahora también rinde homenaje a nuestra única FEU de Cuba, la de Mella, Trejo, José Antonio, Fidel y tantos héroes de la Patria.

El prestigioso investigador Jorge Fornet abordó exento de juicios de valor a exprofeso, una bastante bien documentada cronología de los acontecimientos que ocurrieron en el año 1971, aunque haya dado prioridad a los relacionados con el desarrollo de la actividad artística y literaria y su pensamiento político e ideológico asociado. No con el ánimo de polemizar sino de complementar la historia escribo este breve artículo que por razones obvias no abundará en toda su profundidad en lo ocurrido en aquel año en que se lograron verdaderas proezas. Como fui dirigente estudiantil en aquel año, me centraré en la vida universitaria, en que la FEU jugó un rol protagónico.

El año 1971 denominado “Año de la productividad”, se caracterizó por un proceso de democratización de la sociedad cubana, en particular en el fortalecimiento de las organizaciones de masas. La FEU recobró su independencia organizacional, ya que desde 1968 hasta 1970 estuvo fusionada con la UJC en la llamada UJC-FEU.

Entre enero y marzo de ese año se produjo el proceso de elecciones en las cuatro universidades del país (UH, UCLV,UO y Centro Universitario de Camagüey); y en mayo por primera vez queda orgánicamente constituida la  FEU de Cuba, con un Secretariado Nacional electo el 22 de mayo en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Cuando se realizó el primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, que precisamente el pasado 30 de abril cumplió 46 años de su clausura por Fidel, todavía no estaba fundada la FEU de Cuba y la participación fue de las cuatro federaciones ya citadas.

Por razones de espacio, la descripción de la otra anatomía de aquel año, la haré casi a manera de titulares.

La universidad para los revolucionarios

Para no evadir responsabilidades desarrollaré esta última importante acción que es precisamente a la que el libro de Jorge Fornet en buena medida toma como foco.

El 26 de marzo luego de culminar el acto de recibimiento de la brigada juvenil José Martí, que construyó un parque con el nombre del apóstol en Santiago de Chile, llegó Fidel a la Plaza Cadenas. Preguntó por mí y me dijo que si yo pensaba que me había tocado un periodo fácil en la dirección de la FEU, a lo que le respondí que sabía que era difícil.

Fidel estuvo conversando con más de 300 estudiantes y profesores alrededor de  la pequeña escalinata del rectorado hasta pasada las 12 de la noche. Un tema principal fue el de las declaraciones del poeta Heberto Padilla.

Fidel nos dijo que debíamos garantizar que a la Universidad entrarán los revolucionarios, que no se trataba de que no entraran contrarrevolucionarios, sino que entraran revolucionarios, que los neutros eran claudicantes en potencia. Un periodista uruguayo-por cierto Tupamaro-, le preguntó si no estaba siendo muy severo con algunos intelectuales y Fidel le argumentó con firmeza sus apreciaciones; el periodista se desmayó y el Rector J.M. Miyar le pidió al Dr. Oscar García que lo atendiera. Pasada media hora Fidel se interesó por el periodista Martirena, ese era su apellido, y le informaron que ya estaba recuperado. Lo mando a buscar y conversó amistosamente con él, quien respondió que era el colmo de un periodista, venir a desmayarse en el evento periodístico más importante de su vida y le pidió autorización para publicar un reportaje de aquella visita en Prensa Latina, para la que trabajaba. Esa noche Fidel nos llevó a Castro Palomino-Primer Secretario del Comité Universitario de la UJC y a mí para su oficina en la Plaza de la Revolución y allí estuvimos conversando junto al comandante Ramiro Valdés por más de dos horas, sobre el proceso de universalización de la Universidad y de otros temas de suma importancia.

En una conversación amistosa con Jorge Fornet, le hice un comentario y dos preguntas sobre su libro. Le comenté que citar mi discurso del 20 de abril de 1971 en homenaje a los mártires de Humboldt 7, de manera parcial no era consecuente con su investigación histórica, que era una manera de manipulación de la opinión. Las pregunta fueron: que si decidió citarme por qué no intentó hablar conmigo antes; y la segunda fue si él sabía de la realización de la reunión de Jaimanitas, que se realizó el 4 de abril, varios días antes del Congreso de Educación que por decisión de sus participantes tuvo también el apellido de Cultura. Me respondió a la primera pregunta que no sabía si yo vivía y si estaba en Cuba; y de la segunda me dijo que no sabía de tal reunión. Tal vez en algún otro momento escriba mis vivencias de aquella reunión de Fidel con los dirigentes de las organizaciones sociales y de masas en Jaimanitas, en que hubo dirigentes de instituciones afines y varios intelectuales cubanos (Roa, Mendoza, Carlos Rafael, Alfredo Guevara, Miyar, Serguera,…) que expusieron sus ideas y criterios sobre la política cultural de la Revolución. Hubo un vivo debate.

Concluyo planteando que efectivamente se cometieron excesos en algunas decisiones y sus acciones correspondientes, que años después  fueron rectificadas. Entre las más connotadas estuvieron la batida contra los melenudos, la discriminación por preferencias sexuales y por creencias religiosas. También considero que hubo medidas drásticas con jóvenes escritores que la historia se encargó de reivindicar como genuinos revolucionarios y patriotas. Los simbolizo en Eduardo Heras León.

El 71 (1971) no ha de ser signado como un ataque a la cultura, ya que como reseñé y puedo profundizar se realizaron trascendentales y luminosos procesos y obras genuinamente revolucionarias y participativas, que también forman parte de la cultura.

Termino mis palabras con el legítimo orgullo de haber formado parte activa de la FEU, y de seguir llevándola en mi mente y en mi corazón.

Valoro la importancia de lo que la actual dirección de la FEU de Cuba viene impulsando en dos vertientes fundamentales: el diálogo franco y profundo con  y entre los estudiantes, y su participación extramuros en los cruciales procesos que la Revolución lleva adelante, en que la Unidad dentro de la Diversidad ha de ser factor clave del éxito.

Viva el 95 Aniversario de la FEU de Cuba.