El Alavés partía con un esquema de juego ultradefensivo (5-4-1) El planteamiento es sencillo: 5-4-1 con un hombre objetivo, -piensa el flaco Pellegrino. En el fondo, parecido a la Juventus de los últimos años y a la Holanda de Van Gaal en la pasada Copa del Mundo: tres centrales y dos laterales volantes. Ligeramente más adelantados, cuatro hombres en línea y arriba un delantero que sepa custodiar la pelota. Entre la línea de 5 y la de 4 no debería existir espacio ni siquiera para el árbitro. Quizás si lo dejamos que se cuele va y un balón le rebota en la espalda y se nos mete dentro del arco. No podemos dejar que una cosa como esa nos pase a nosotros.
El Barcelona de Luis Enrique partía con Neymar como titular en su primer partido liguero y con Messi y Suárez en el banco de suplentes. Formación de 4-3-3 con Vidal, Mascherano, Mathieu y Digne en el fondo; Rakitic, Busquets y Denis Suárez en el centro del campo y Neymar, el debutante Alcácer y Turan como hombres de ataque. El flaco Pellegrino lo ha leído a la perfección: entre Mascherano y Mathieu puede haber veinte kilómetros de separación. Digne es rápido y tratará de lucir arriba. Mathieu tendrá entonces que cubrir bastante por esa banda y podría ensancharse el centro de la defensa. Por ahí le ponemos a Kiko Femenía, que una vez fue un descarte del Barcelona. Un wing derecho, diría Fontanarrosa, escritor e hincha de los “canallas” de Rosario Central: “y aquí estoy. Como siempre. Bien tirado contra la raya. Abriendo la cancha. Y eso no me lo enseñó nadie. Son cosas que uno ya sabe solo. Y meter centros o ponerle al arco como venga. Para eso son wines. No me vengan con eso de wing 'ventilador' o wing 'mentiroso' o las pelotas. Arriba y contra la raya. Abriendo la cancha para que no se amontonen los forwards en el medio. Nada de andar bajando a ayudar al marcador de punta ni nada de eso. Si el marcador de punta no puede con el wing de él... ¿para qué m... juega de marcador de punta?”.
La narración del primer gol del Alavés ya la había escrito el propio humorista gráfico argentino muchos años atrás: “Entonces yo agarro y la engancho de nuevo para afuera, para mi lado, como para meterle un derechazo cruzado, al segundo palo, a la ratonera. ¡Si habré hecho goles así! Y cuando el rubio me sigue para taparme y el arquero cubre el primer palo, de revés nomás, cortita, la toco para el medio. Y el nueve, sin pararla ché, le puso semejante quema que abolló la chapa del fondo del arco. ¡Qué golazo! ¡Lo que fue eso! Yo lo había escuchado al negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha y vi que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro, lo había escuchado (…) Y lo escuché al Negro que me grita: '¡Ah!'. Y se la toqué. Lo mató al Negro. Lo mató. La hacemos siempre a ésa. Diga que ya nos conocen”.
Hasta este punto, Pellegrino solo pretende seguir apostando por el músculo como modo de vida en el centro y en el fondo, por el contragolpe como iniciativa lejana. Cae el empate. Córner que cabecea Mathieu.
El segundo gol del equipo vasco ya lo había anticipado Raymond Carver en su relato El tren:
“…el hombre simplemente escarbaba el polvo con los dedos y movía un poco las piernas, muerto de miedo. Cuando ella terminó de hablar, cuando dijo todo lo que pensaba de él, le puso el pie en la nuca y le aplastó la cara contra el polvo. Luego guardó el revólver en el bolso y volvió a pie a la estación”.
Trataba de hacerle comprender, dice Carver, que no podía seguir pisoteando los sentimientos de la gente.
Vea un resumen del partido
Otros resultados de este fin de semana
Los líderes goleadores de las principales ligas