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Munich 1972: Teófilo y Mark Spitz

 Lasse Viren.

Lasse Viren.

Para el maestro Carlos Reig

En 1972, Alemania estaba dividida en dos partes, la República Federal, con un sistema capitalista desarrollado y la República Democrática, en la construcción del socialismo. Ambos países eran potencias deportivas, sobre todo la Alemania Democrática, que asombró al mundo con sus logros, después cuestionados por una parte de la comunidad internacional por asuntos, ciertos o no, de dopaje.

Munich es la capital de Baviera, una ciudad de la Alemania meriodional. Está situada a orillas del río Iser, con afluencia del Danubio. Allí radica un arzobispado, la Universidad y una importante Biblioteca, así como varios museos. Se destaca por su producción de cervezas, imprentas, construcciones mecánicas, industrias químicas. Ha sido sede de varias conferencias internacionales y es una de las ciudades más prósperas de la Alemania actual.

Después de su breve estancia en América Latina, los Juegos regresaron a Europa. A Munich 1972 asistieron 7 894 deportistas de 123 países. Los organizadores recibieron el espaldarazo de la familia olímpica. Compitieron 1 171 mujeres, una cifra impensable en los inicios de estas festividades deportivas. Estuvieron bien organizados, pero no fueron puramente deportivos. Algunos hechos comenzaron a marcar negativamente al Olimpismo. Allí empezó a gestarse con fuerza un fenómeno vigente y complejo: el gigantismo deportivo, que en sus diferentes vertientes separa a la familia olímpica por su capacidad económica, gran cantidad de participantes, número desmedido de disciplinas deportivas y colosales instalaciones, lo que prácticamente separa al Olimpismo en países pobres y ricos.

En Munich se puso de manifiesto el deporte del entonces campo socialista. La República Democrática Alemana relegó al cuarto puesto a los anfitriones y la URSS volvió a ser la vencedora, seguida una vez más por los Estados Unidos.

Problemas políticos, ajenos a la filosofía olímpica, dejaron una huella letal, cuando un comando palestino secuestró a varios atletas y federativos israelíes, con una acción de trágico final. Las autoridades alemanas dieron garantías a los secuestradores, pero en el aeropuerto hubo un enfrentamiento que dejó como saldo diecisiete muertos: nueve deportistas israelíes, cinco guerrilleros palestinos, un piloto y dos policías. Por primera ocasión se vio ondear la bandera olímpica a media asta. Nunca se esclarecieron con exactitud los hechos.

En Munich 72 la familia olímpica se vistió de luto, cuando once deportistas israelíes fueron masacrados por integrantes de un comando terrorista palestino que los había secuestrado. Los captores, de la organización ‘Septiembre Negro’, se introdujeron en la Villa Olímpica tomando a los atletas hebreos como rehenes y formularon una serie de demandas. El episodio tendría un cruento epílogo cuando el operativo puesto en marcha por las autoridades oeste alemanas, concluyó con la muerte de varios de los secuestradores, quienes ultimaron a los deportistas judíos. Este ha sido sin dudas el más triste y tétrico acontecimiento en la historia de los Juegos Olímpicos de la Era Contemporánea. [1]

En el orden competitivo, los Juegos fueron estupendos. Nombres como el de Mark Spitz, Varely Borzov, Lasse Viren, Olga Korbut, el pesista soviético Vasili Alexeiev, quien llegó a imponer más de cuarenta récords mundiales en su carrera y Teófilo Stevenson, entre otros, dieron colorido y acción al torneo. Después de Saint Louis 1904, con Ramón Fonst y Manuel Dionisio Díaz, ningún cubano había podido subir a lo más alto del podio, hasta los Juegos de Munich 1972.

América Latina continuaría el rumbo descendente, al conquista solo 3 medallas de plata: Colombia, Argentina y México, y 8 de bronce: Colombia (3), Brasil (2), Argentina, México y Jamaica (1).

Cuba en Munich 1972

Si algunos Juegos no serán jamás olvidados por los cubanos, son los de Munich 1972, pues iniciaron el camino hacia la cumbre deportiva de la pequeña Isla del Caribe. La delegación cubana asistió a una de las citas olímpicas más fuertes, sabían lo que les esperaba, y se obtuvieron ocho medallas entre los tres metales. El boxeo tuvo el honor de conquistar los primeros títulos olímpicos del deporte revolucionario, por ese orden: Orlandito Martínez, un zurdo de movimientos heterodoxos y perfecta defensa, en la división de los 54 kilos, logró el primer título cubano en el torneo de boxeo. Emilio Correa (67 kilos), un excelente peleador de las tres distancias, rápido, pegador, corajudo y hábil, obtuvo el segundo pergamino dorado, después de desbrozar un dificilísimo sorteo. Para muchos, Correa está entre los mejores púgiles del boxeo revolucionario.

Y el camino quedó listo para la entrada de Teófilo Stevenson, quien con una demoledora pegada, destrozó a La Esperanza Blanca norteamericana, algo así como romper el sueño de lograr otro Rocky Marciano. Duanne Bobick fue a la lona en más de una ocasión, hasta la cuenta definitiva. Pero la historia del boxeo en Munich 1972 no terminó ahí. Gilberto Carrillo, ya desaparecido, obtuvo plata en los 81. Douglas Rodríguez, El Boxeador Coraje, con una mano fracturada ganó la medalla de bronce en 51 kilos. La corredora Silvia Chivás llegó tercera en la difícil carrera de los 100 metros y repitió en el relevo 4 por 100.                                                                

Cuba, fuera de todo pronóstico, ocupó el tercer lugar en el baloncesto masculino, venciendo al fuerte equipo italiano, donde se destacaron, entre otros, los recordados Pedro Chappé y Alejandro Urgellés. El torneo de baloncesto en los Juegos de Verano es muy fuerte y tiene, entre Estados Unidos, la antigua Unión Soviética —Rusia en la actualidad—, la antigua Yugoslavia, Italia, Brasil y otros grandes, los primeros lugares. Esa medalla de bronce se disfrutó tanto como las de oro, porque después del béisbol y el boxeo, el baloncesto en ese momento era el deporte más popular en nuestro país.

Para una idea exacta de la actuación de Cuba en Munich 1972, debemos echar un vistazo al medallero.

Mark Spitz                                                                          

Con la delegación de los Estados Unidos arribó un nadador cuyos excelentes registros no eran famosos aún. Mark Spitz, un joven judío norteamericano, se convirtió en el rey de los Juegos. Como precaución por sus ideas religiosas, luego del secuestro por el comando palestino que provocó varias víctimas, fue llevado al aeropuerto y devuelto a su país, después de alcanzar la gloria olímpica.

En el orden competitivo, la figura central de la vigésima edición olímpica fue el nadador estadounidense Mark Spitz, ganador de siete medallas de oro, en una actuación que puede resumirse de la manera siguiente: 100 metros libres (51,2 segundos), 200 metros libres (1:52,78 minutos), 100 metros mariposa (52,27 segundos), 200 metros mariposa (2:00,7 minutos), relevos 4 por 100 estilo libre (3:26,42 minutos), 4 por 200 estilo libre (7:37,78 minutos) y 4 por 100 combinados (3:48,16 minutos). [2]

Después le llovieron las ofertas de Hollywood, que vio en él a un nuevo Tarzán. Los comerciales estuvieron a la orden del día y el inigualable Mark Spitz vivió, solo por un tiempo, el “sueño americano”.

En la selección dada a conocer por el COI en 1999, a través de una Comisión presidida por su entonces titular Juan Antonio Samaranch, Mark Spitz recibió el apoyo unánime como el nadador más grande del siglo, junto con la australiana Dawn Fraser.

Vareli Borzov y Liudmila Turíscheva

La pasión nació en Munich 1972 y concluyó en matrimonio seis años después. Ella, una muchachita trigueña de mirada tímida; él, de fuerte complexión y envidiable somatotipo, con voluntad de acero, culto y dueño de una técnica depurada para las carreras de velocidad. Se admiraron y dieron ánimos, tal y como sucede con los compañeros de equipo en Juegos estivales.

Liudmila y Vareli rindieron estupendas faenas, entre ambos obtuvieron seis medallas de oro, cuatro de plata y cuatro de bronce, para un total de catorce; y no estaban entre los favoritos. 

Nacida el 10 de julio de 1952, en Grozny, Chechenia, Liudmila compitió con su compatriota Olga Korbut, una de las más notables gimnastas de todos los tiempos, innovadora cuyo nombre aparecía en los cintillos del mundo, quien iba delante en la puntuación, pero falló en las barras asimétricas. La Turíscheva se creció y ganó el título más preciado en la gimnasia artística: máxima acumuladora.

El camino de Vareli, quien nació en Sambir, Ucrania, el 20 de octubre de 1949, no fue menos difícil. Los norteamericanos llegaron con la aureola del liderazgo para la velocidad y los relevos. Quien piseía el título europeo, no estaba en los planes, pero ganó sus heats eliminatorios y los cintillos de la prensa. Tenía planificado correr en 100 metros, más el relevo 4 por 100. Ganó los 100, pero no quedó conforme, los corredores de Estados Unidos no habían podido competir por problemas técnicos.

El ucraniano, para demostrar su calidad y romper los comentarios negativos, se inscribió en los 200 metros, donde participarían los mejores del orbe. Ganó por una cabeza y alzó los brazos en señal de victoria. Entonces fue feliz, el más veloz en Munich 1972. Días después, con el apoyo de muchos y miradas fijas, entre ellas la de Liudmila, corrió el relevo 4 por 100 y obtuvo la plata. El batón lo recibió tarde, pero él hizo un magnífico registro. De esa manera, se convirtió en el primer y único soviético en ganar las carreras más veloces.

Seis años después se casaron para conformar una familia deportiva. Ella pasó a destacada entrenadora y él a miembro del Comité Olímpico Internacional, Presidente del Comité Olímpico de Ucrania, de donde ambos son oriundos.

Lasse Viren

En Munich 1972, un corredor de distancias largas logró -en cierta medida- revivir las hazañas que cuatro décadas atrás habían escrito los “Voladores Finlandeses”, con Paavo Nurmi a la cabeza. Fueron necesarios treintiséis años, para regresar a lo más alto del podio. El honor correspondió a Lasse Viren, un atleta nacido para hacer proezas. Con una voluntad envidiable, no puso reparos en nada ni en nadie. Policía, con veintitrés años de edad, estuvo a las órdenes del prestigioso entrenador neozelandés Arthur Lydierd, quien le hizo comprender su fibra de campeón.

En Munich 1972 compitió en 5 000 y 10 000 metros sin obstáculos. En ambas ganó las medallas de oro; fue el cuarto hombre en lograrlo en la historia de los Juegos.

El finlandés Lasse Viren realizó la proeza de doblar el triunfo de 5 000 y 10 000 metros lisos por segunda vez consecutiva, clasificándose quinto en la maratón. [3] (70)

Nacido el 22 de julio de 1949, en Myrskyla, Finlandia, con mucha voluntad, como lo requiere la gloria olímpica, escribió una página inolvidable en los 10 000 metros. Pasada la primera mitad de la carrera, iba en quinto lugar cuando tropezó con otro corredor y cayó al suelo. Rezagado más de 50 metros, se levantó y volvió a la competencia. Acortó la distancia y alcanzó al líder del grupo faltando unos 500 metros. Llegó a la meta con una amplia ventaja e implantó un nuevo récord mundial y olímpico. Después ganó fácilmente los 5 000.

Era el cuarto atleta de la historia en ganar ambas pruebas en los Juegos Olímpicos, tras Hannes Kolehmainen en 1912, Emil Zátopek en 1952 y Vladímir Kuts en 1956. Pocas semanas después de los Juegos estableció en Helsinki un nuevo récord mundial en los 5.000 m con 13:16,4. [4]

En Finlandia fue recibido con los honores de un olimpionike.

Munich 1972.

Munich 1972.

Orlando Martínez.

Orlando Martínez.

Emilio Correa.

Emilio Correa.

Teófilo Stevenson y Duanne Bobick.

Teófilo Stevenson y Duanne Bobick.

Equipo Cuba de Baloncesto en Munich 1972.

Equipo Cuba de Baloncesto en Munich 1972.

Mark Spitz.

Mark Spitz.

Liudmila Turíscheva.

Liudmila Turíscheva.

Varely Bórzov.

Varely Bórzov.

XX Juegos Olímpicos
Munich, 26 de agosto - 11 de septiembre de 1972
Resumen

LUGAR
PAÍSES
ORO PLATA BRONCE TOTAL
1 UNIÓN SOVIÉTICA 50 27 22 99
2 ESTADOS UNIDOS 33 31 30 94
3 REP. DEM. ALEMANA 20 23 23 66
4 REP. FED. DE ALEMANIA 13 11 16 40
5 JAPÓN 13 8 8 29
6 AUSTRALIA 8 7 2 17
7 POLONIA 7 5 9 21
8 HUNGRÍA 6 13 16 35
9 BULGARIA 6 10 5 21
10 ITALIA 5 3 10 18
11 SUECIA 4 6 6 16
12 GRAN BRETAÑA 4 5 9 18
13 RUMANÍA 3 6 7 16
14 CUBA 3 1 4 8
FINLANDIA 3 1 4 8
16 HOLANDA 3 1 1 5
17 FRANCIA 2 4 7 13
18 CHECOSLOVAQUIA 2 4 2 8
19 KENIA 2 3 4 9
20 YUGOSLAVIA 2 1 2 5
21 NORUEGA 2 1 1 4
22 REP. POP. DEM. COREA 1 1 3 5
23 NUEVA ZELANDIA 1 1 1 3
24 UGANDA 1 1 0 2
25 DINAMARCA 1 0 0 1
26 SUIZA 0 3 0 3
27 CANADÁ 0 2 3 5
28 IRÁN 0 2 1 3
29 BÉLGICA 0 2 0 2
GRECIA 0 2 0 2
31 AUSTRIA 0 1 2 3
COLOMBIA 0 1 2 3
33 ARGENTINA 0 1 0 1
COREA DEL SUR 0 1 0 1
LÍBANO 0 1 0 1
MÉXICO 0 1 0 1
MONGOLIA 0 1 0 1
PAKISTÁN 0 1 0 1
TÚNEZ 0 1 0 1
TURQUÍA 0 1 0 1
41 BRASIL 0 0 2 2
ETIOPÍA 0 0 2 2
43 ESPAÑA 0 0 1 1
GHANA 0 0 1 1
INDIA 0 0 1 1
JAMAICA 0 0 1 1
NIGERIA 0 0 1 1
NÍGER 0 0 1 1
    195 195 210 600

 

Agosto de 2016.

[1] Alejandro M. Hernández Sentmanat: De los Juegos Olímpicos y el Movimiento Olímpico Internacional. SIRENA color. Santa Cruz, Bolivia, 1999, pp. 34-35.

[2] Jorge Alfonso: COBI’92. NACEN LOS JUEGOS MODERNOS. Bohemia. La Habana. 1-5-92, p. 16.

[3] Conrado Durántez: Historia y Filosofía del Olimpismo. 5ta edición. Asociación Iberoamericana de Academias Olímpicas. España. 2002, p. 48.

[4] Wikipedia, the free Encyclopedia, 2016.