Así me lo contó el rubio (Relato verídico)
Poco después de que la lucha del pueblo logró sacarnos de las cárceles se nos invitó a Nueva York, a Lolita, Irvin, Oscar y a mí para que habláramos en varias universidades. En una de esas universidades había un joven alto, rubio, de ojos azules, que me seguía a todos lados como una sombra, siempre silencioso. No se separaba de mi lado, y eso me intrigó. Llegué hasta a pensar que era un agente gringo.
Ya terminadas las actividades, caminé por mi cuenta al carro y monté en el asiento trasero en lo que esperaba a los demás. Estaba solo. Bueno, no tan solo pues ahí, al lado del carro, de pie, estaba el rubio. Decidí saber qué era lo suyo. Abrí la ventanilla del carro y lo interrogué. Empecé por preguntarle si hablaba español. Me contestó que un poco. Entonces le dije que lo había visto siguiéndome a cada paso y que ahora estaba ahí, que si podía explicarme las razones. Me contestó que sí, que me explicaría, pero que si yo le permitía primero contarme una historia. Le dije que sí, pues parecía que tendríamos tiempo, y esto fue lo que me contó el rubio.
«Mire –me dice– yo nací y me formé en un sector del “white middle class America”, donde sólo se hablaba inglés. Todos éramos blancos y rubios. Yo era ellos, con sus mismos gustos, prioridades, estilo de vida, Dios allá en el cielo reinando solo y el Presidente acá en la tierra, “Old Glory” flotando majestuosa y la Estatua de la Libertad recibiendo a todos los sufridos del planeta en el paraíso terrenal. El fútbol y el pavo de “Thanksgiving”, ese era yo, el “All-American boy”. Tanto así, que me ofrecí de voluntario al ejército para servir a mi nación, “The land of the brave and the free”, el “All Star Spangled Banner” y “America the Beautiful”»
Al ingresar al ejército, me estacionaron en Guam. ¡Por fin era un soldado de la democracia! El orgullo no cabía en mí. Allá en Guam yo buscaba, naturalmente, a los “white americans” como yo. Eran mi sangre, mis iguales, mi gente. Pero ellos no me buscaban a mí, no compartían conmigo, no socializaban conmigo, algo que no podía entender pues yo era ellos. Físicamente éramos los mismos, el inglés lo hablábamos sin acento, teníamos los mismos valores. ¿Qué pasaba, entonces, que no compartían conmigo? Hasta me evadían, y yo no tenía lepra, ni enfermedad contagiosa alguna.
La situación empezó a preocuparme, casi como una obsesión. En un momento de lucidez sí pensé que había una diferencia entre ellos y yo. Ellos eran Smith, Johnson, Brown, Harrison, Jackson, Rogers, Lee, Marshall. ¡Yo era González! Ahí es cuando empieza el trauma que casi me lleva al suicidio. Le escribí a mi familia para que me explicaran por qué soy González. Me contestaron, casi con dolor y vergüenza, que éramos descendientes de puertorriqueños. Para mí fue una pesadilla. Pasé noches llorando a solas al descubrir que yo no era quien creía ser, que yo no era americano, que era uno de esos puertorriqueños.
Después de un tiempo de agonía, lamentaciones y vergüenza, quise saber qué era ser puertorriqueño. Empecé a leer todo acerca de Puerto Rico y su gente y, por primera vez, a escuchar su música. Estudié su historia, ¡hasta convertirme en un verdadero puertorriqueño!
Así como cuando me creía americano y quise servir a “Old Glory”, ahora quiero servir a mi bandera monoestrellada y por eso estoy aquí, lo he estado cuidando porque me encomendaron ser su guardaespaldas.
Salí del carro, nos abrazamos y, gracias a lo que me contó el rubio, comprendí a tantos otros puertorriqueños –de aquí y de allá. Pero ¿podrán encontrarse a sí mismos esos otros? ¡Ojalá!
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Que historia tan emocionante, como contrasta con los siete mesinos ´´ latino americanos´´ que deseosos de canjear su identidad por cualquier pacotilla made in usa , y peor aún entregar y anexar su país al imperio fratricida
Buen relato, lo que no entiendo Rafael es por qué los boricuas votan en los plebiscitos por el "Estado LIbre Asociado". Creo que será por mantener las prebendas que eso implica.
¡Bonita historia nos cuenta Don Rafael! Lo conocí hace ya varios años en una acto politico de apoyo a su Patria, y me impresionó mucho su personalidad. Lo saludé con todo el orgullo y el respeto del que soy capaz, pero no entablé conversación con él, eran muchos los que se acercaban. Con letra casi ilegible, me dedicó su último libro de entonces, que presté y no he vuelto a recuperar. Desde estas páginas de Cubadebate, le hago llegar mi saludo y mi admiración por la firmeza de su lucha por "otro" Puerto Rico, sin deudas astronómicas, sin politiqueros corruptos, sin dominio de nadie que no sea de su propio pueblo libre y soberano.
¡Sublime!!!, historias de sucesos reales como este, dan fuerzas para seguir, contra viento y marea, contra TODO LO MALO venga de donde venga.
me gusto mucho esa anecdota.
Gracias compañero Rafael Cáncel Miranda por compartir esta historia que es la de la vida de un alto número de nosostros, latinoamericanos.
¡Desgarrador testimonio!
¡Qué pena, cuánto dolor causa el desarraigo!
¡Qué hermoso recuperar la verdadera identidad!
Gracias por publicarlo.
Linda crónica.
Bello Artìculo!!!! Por esto todos debemos conocer nuestros antecesores, la Historia de nuestro Pais, las Luchas por la Indepencia que se han realizado. Y por eso nosotros los Cubanos nos sentimos muy ORGULLOSOS de ser Cubanos, hemos tenido tantos Hèroes Gloriosos caìdos por la de Lucha de nuestra Independencia, tuvimos a Josè Martì, nuestro Hèroe Nacional, tenemos a Fidel Castro, que Orgullo Mayor podemos tener, Verdad?
"VIVA CUBA LIBRE E INDEPENDIENTE" "VIVAN FIDEL Y RAUL"
Rafael mientras más arrecia el consumismo, en el corto plazo, son muchos los que pierden el camino de sus raíces pero cuando sienten en sus espaldas la discriminación por nacionalidad, más temprano que tarde despiertan y llegan al rubio de su testimonio colmado de valores humanos, patrios y si, también literarios.
Generaciones hemos vivido en Cuba carente de satisfacciones materiales y algunos marchan por los cantos de sirena hacia la explotación del hombre por el hombre donde obtienen eso que les faltaba acá, pero sienten pronto la falta de la patria, familiares y amigos, forja de patriotismo, que se revierte y revertirá en más valiosa nacionalidad y patria con todos y para el bien de todos.
Sencillamente ! Formidable ! ! Cuántas explicaciones acerca de la formación de valores y principios expuestas por Sociólogos se muestran claramente en este relato.
y porque tan pocos quieren la independencia?
Porque una mayoría ha sido cooptada, no tiene sentido de pertenencia a su terruño y quieren poder moverse por el territorio gringo aunque sean discriminados.
Como quiera siempre ha habido quienes admiran al poderoso y hacen caso omiso de las injusticas que comete.
"Hay hombres que llevan en sí el decoro de muchos hombres". Esos, son los paradigmas.
Parafraseando: por eso Martí semtenció que Cuba y puerto Rico son las dos alas de un mismo pájaro
Santiago:
Debes informarte, no fue José Martí el autor de esos versos.
Excelente anécdota. Lo triste es que la mayoría de los esclavos en el capitalismo (esclavos mentales o ideológicos, como los del rubio de la historia antes de conocerse) nunca logran desentrañar la dignidad intrínseca a la naturaleza humana.
Bueno, para el forista santiago: pudo ser dicho por nuestro inmenso Martí, pero en realidad lo hizo otra inmensa: Lola Rodríguez de Tió.
Soy de los afortunados cubanos que hemos abrazado en varias ocasiones a Rafaelito y a parte de su familia. Bellísimo relato. Gracias hermano.
Chico y porqué casi todos los boricuas quieren seguir en el abominable status de casi norteamericanos? Parece sabrosa la combinacion de protestar y gozar a la misma vez; Dios quiera y publiquen ésta sincera nota.
Hermoso en verdad, terminé con lágrimas en los ojos.
Bonita historia, ojala y todos los cubanos la interpretemos igual
Cuba y Puertorrico: dos islas y dos pueblos con algo en común, y es que somos del caribe y nos gusta el buen Ron. Gracias Rafael por esta historia tan bonita e interesante que demuestra el amor a nuestra identidad. Viva el pueblo puertorriqueño!!