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En el mismo banco, pero ahora solo y 45 años después

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La memoria histórica a diferencia de los recursos minerales, que se pueden almacenar para extraerlo cuando más convenga, hay que preservarla, que cultivarla o se pierde.

La enseñanza de la historia se debe enriquecer con testimonios de protagonistas, siempre que se tenga certeza de su veracidad y coherencia.

Les contaré lo sucedido aquella madrugada del 20 de mayo de 1970, en que Julio César Castro Palomino y yo estuvimos conversando sentados en ese banco, hasta la salida del sol. Palomino, como le decíamos sus compañeros, fue el primer y único Presidente de la UJC-FEU de Cuba (1968-1970), y luego Primer Secretario del Comité de la UJC de la Universidad de La Habana, cuando se reparó aquel error de fusionar la FEU con la UJC.

Regresábamos del acto en el que Fidel pronunció un histórico discurso, por el retorno de los 11 pescadores de Caibarién, secuestrados por lanchas piratas en mayo de 1970, e hizo público que no se alcanzarían los 10 millones de toneladas de azúcar. Esa meta se había convertido en compromiso de la inmensa mayoría de nuestro pueblo.

El lugar de la movilización fue la explanada frente a la ex embajada de los EEUU, entonces Oficina de Intereses (SINA).

Luego de salir de una reunión en la Universidad de La Habana, el pasado mes de febrero, tuve cierta nostalgia por aquellos años estudiantiles y viendo la tanqueta del Directorio Revolucionario que reposa en uno de los vértices del cuadrilátero en la Plaza Ignacio Agramonte, volví a sentarme en ese banco, pero ahora solo.

Le pedí a una joven estudiante que estaba sentada en el banco de al lado que me tomara una foto, de manera que se viera el banco y la tanqueta.

Al conversar con ella, me percato de que no es cubana, pero habla y entiende bastante bien el español. Ella es de nacionalidad estadounidense-afrodescendiente-, y estaba estudiando temas sociales y de arte en Cuba. Se llama Robyn Farley. ¡Qué coincidencia!

En febrero pasado, en ese banco, estuve pensando unos minutos a pesar del sol y del trasiego de tanta gente presurosa.

Hubiera preferido en lugar de estar solo en el banco 45 años después, estar acompañado por el presidente de la FEU de Derecho. Y escojo esa carrera por dos razones: la primera por ser la carrera de Fidel y así rendirle homenaje en su 90 cumpleaños, y segundo porque en aquella madrugada del 20 de mayo de 1970, tuvimos todo el tiempo a la fachada de la entonces Escuela de Derecho frente a nosotros.

La historia de hace 45 años

Al conocerse el secuestro de los 11 pescadores se produjo una gran movilización diplomática y popular, desde el 12 hasta el 19 de mayo de 1970.

El día 13 de mayo hubo una movilización estudiantil, al costado de la SINA, en la que habló Palomino. Carlos Quintana Secretario General de la UJC-FEU en C. Médicas y yo Miembro del Buró Universitario de la UJC-FEU de la UH, estábamos arengando a los estudiantes allí congregados, esperando la llegada de Palomino, que estaba en Calle 11 reunido con Fidel. Palomino como siempre hizo un discurso brillante.

El día 15 de mayo se produjo un gran acto de masas en el que hubo discursos breves de varias personalidades de la ciencia, el arte, la educación, el deporte, etc.

Recuerdo a Alicia Alonso, Ramón Veloz, Consuelo Vidal, Zoilo Marinello, Tomás Roig (ya muy anciano), Enrique Figuerola, …

Yo fui seleccionado para hablar en nombre de los estudiantes. Recuerdo que también habló un pionero de sexto grado, que en todos esos días me lo encargaron sus padres. La tribuna se montó de frente a la SINA por donde hoy está la Tribuna Antiimperialista.

El 19 de mayo fueron liberados, y todos los oradores de la noche del 17 fuimos a recibirlos al aeropuerto y viajamos con ellos en histórica caravana.

En el acto del 19, hablaron algunos pescadores y Fidel realizó las conclusiones. En una parte de su discurso Fidel habla de la lucha revolucionaria en Camboya, entonces un obrero de la construcción, aprovecha esa coyuntura de lo que razonaba Fidel, y con total naturalidad le dice: “Fidel la victoria de los hermanos camboyanos va como los diez millones”. Yo que estaba en la tribuna muy cerca de Fidel, me percato que aquello le produjo un conflicto emocional, y comienza a explicar las dificultades de la Zafra, hasta que dice oficialmente que no se harían los 10 millones. El pionerito que no se separaba de mí- cuanto me gustaría saber qué fue de él-, me tira fuerte de la mano y me dice: ‘Oye Néstor, ve y dile al Comandante que se equivocó, que si haremos los diez millones”, el niño comenzó a colorar de tristeza y a casi todos se nos anudó la garganta. Fidel no pensaba explicar el problema allí, pero una vez más demostró que no está diseñado para ocultarle la verdad al pueblo por dura que ésta sea.

fidel

Cito parte de sus palabras.

“Un pueblo revolucionario sabe sacar lecciones de las victorias, pero incluso las sabe sacar mejor también de los reveses.”

“De manera que la línea que ha seguido la Revolución es la más amplia publicidad de toda la marcha de la zafra. Y sólo los miserables pudieron haberse imaginado que los esfuerzos que la Revolución realiza –el esfuerzo realizado para combatir a los mercenarios de Baracoa, o para rescatar a los pescadores– hayan sido invenciones para ocultar nuestras debilidades o para ocultar nuestras dificultades”.

“Y nosotros sobre este problema hablaremos oportunamente y explicaremos. No creo que sea este el momento de hacer la completa y exhaustiva explicación acerca de la marcha de la zafra.”

“Pero sí ustedes quieren que les diga con toda claridad la situación, es sencillamente que no haremos los diez millones. Sencillamente. No voy a andar con rodeos para decirlo.”

Fidel terminó sus palabras con una tremenda carga emocional. Esa noche Palomino y yo amanecimos conversando en la Plaza Cadenas, analizando cómo hacernos mejores revolucionarios para apoyar a Fidel.

Todavía estaban cortando cañas en Camagüey, miles de estudiantes y profesores universitarios.

Comenzamos haciendo una valoración autocrítica de nosotros como dirigentes, en todos los frentes del trabajo de la UJC-FEU. Recuerdo que uno de los temas que más tiempo nos llevó fue el referido a la verdadera vinculación con la masa estudiantil, buscando el intercambio abierto y sincero, no dejándonos llevar por los informes escritos, ni pensando que las votaciones directa y pública eran un buen medidor del pensamiento íntimo de los estudiantes y hasta de los militantes. Analizamos el tema de la ejemplaridad de los dirigentes de la UJC-FEU, en primer lugar en el estudio. Palomino y yo estábamos en carreras de la Facultad de ciencias, él en Química y yo en Matemática. Cuántas veces Palomino comenzaba a estudiar casi de madrugada después de largas reuniones, en el Comité Universitario, en ocasiones con sus compañeros de curso que no le abandonaban para que no se quedara dormido en el sofá de su oficina. Algo similar me sucedía a mí cuando llegaba a la Beca de 12 y Malecón. Allí estaba Tony Mesa esperándome para estudiar.

Otra convicción surgida en aquella madrugada fue la relativa a que una manera importante de ayudar a Fidel, era pensando con cabeza propia, defendiendo nuestros criterios sin temor ni superficialidades. No acatar acríticamente las orientaciones, saber que sin una verdadera unidad de pensamiento, la unidad de acción era vulnerable. También hablamos del valor de la Revolución, no como una obra de la vanguardia, sino de todo el pueblo. Recordamos aquella expresión martiana de que al verdadero revolucionario no se le mide por las veces que cae, sino por las veces que se levanta. Y la otra en que nos dijo que “el sol quema con la misma luz con que calienta, los desagradecidos hablan de las mancha y los agradecidos de la luz”.

Palomino falleció en octubre de 1982 en un accidente de tránsito, en el kilómetro 158 de la autopista nacional, estando como Inversionista Principal de la Central Electronuclear de Juraguá.

La historia por hacer

Ahora sentado yo solo en ese banco, sin Palomino al lado, 45 años después estuve pensando que:

Hay principios que se mantienen inalterables: la vinculación con las masas; saber cómo piensan los estudiantes; la ejemplaridad de los dirigentes; pensar con cabeza propia; unidad de pensamiento para la unidad de acción; no dejarse abatir por los reveses; parecerse más a su época que a sus padres, sin abandonar la memoria histórica…

Tal vez se produzca el encuentro con el presidente de la FEU de la Facultad de Derechos, en ese mismo banco, o con muchos más en otro lugar de la histórica Colina Universitaria, para el imprescindible diálogo entre diferentes generaciones que seguimos unidas en el compromiso irrenunciable de una nación cubana, con todos y para el bien de todos.