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Latidos compartidos: Un paso adelante

Cartel publicitario de la telenovela cubana Latidos compartidos. Imagen tomada del Portal de la TV Cubana.

Cartel publicitario de la telenovela cubana Latidos compartidos. Imagen tomada del Portal de la TV Cubana.

Hace unos días llamé a Consuelo Ramírez y sin darle las buenas noches le dije “A mí no me interesa si el Buey se murió o no, sé que no me lo vas a decir, ¡pero que buen punto de giro en el guión!”.

Parece, aunque no me lo confesó, que de pronto la directora de Latidos compartidos, no reconoció la voz, hasta que dijo: “primero, buenas, ¿cómo estás tú?” y soltó la risa, para apuntar con la pausa de buena maestra que la caracteriza: “sin guion no hay obra, si lo sabré yo, pero no te puedes olvidar de la dramaturgia. Nosotros desmontamos el guion trama por trama y escena por escena. Por ejemplo, lo que pasa entre el padre y el hijo homosexual, lo corrimos hacia el final para que se mantuviera ese foco de interés”. 

Amilcar Salatti, Gabriela Reboredo Iglesias, y Yunior García Aguilera, son los guionistas de la telenovela cubana que toca a su fin y han logrado aceptación en un amplio sector público y en la mayoría de los críticos. Entonces la felicitación para ese trío que levantó una historia melodramática, (mejor, varias historias melodramáticas) inmersas en la cotidianidad del cubano de hoy.

Por primera vez se trata una pareja gay que vive como lo que son: una familia que padecen entre ellos los mismos problemas de una pareja heterosexual. Y no es que sean personas perfectas, sino buenas en su sentido de amistad, solidaridad y actitud laboral.

Otro núcleo dramático, el de la familia con una testigo de Jehová, ha sido tratado con todo respeto hacia las creencias de una mujer capaz de querer morir en vez de “traicionar” su fe. En ese mismo núcleo un exrecluso es buen padre, excelente marido y se habla de su reincorporación social como debe ser: con algunos conflictos, al final logra entenderse con el hijo y ¡ojo!, excelente que se diga que en pleno siglo XXI un joven crea que la ruptura del himen siempre ocasiona sangrado.

El tratamiento de los delincuentes de cuello blanco estuvo bien porque el tipo “más malo” es blanco, bien parecido, habla sin jerga y viste de forma elegante.

No quiero en esta suerte de corte transversal dejar de tocar algunos asuntos: muy bien tratada la competencia entre dos restaurantes; la maternidad frustrada de Luz Marina y ese humor que colocado aquí o allá (a veces ha estado forzado), que le da un toque relajante a Latidos.

Consuelo junto a Felo Ruiz como co-director, Lully Larramendi Martínez en la asesoría; Rubén Moro con la música Original; Jorge Zaldívar Romero en la dirección de arte; Michel Pérez y Rubén Moro en la banda sonora; Joaquín Castro-Palomino en la edición; Alexander González en la fotografía y Loly Atencio en producción general, pueden sentirse bien con un producto que no es perfecto, pero es el mejor en su modalidad en los últimos tiempos.

Sigo pensando que para una obra con tantas bondades se debió buscar un mejor título, que fue tomado de la canción tema y que no pudo ser, por derecho de autor, Vereda tropical con los nombres de dos de los centros de más acción.

No hablo de actuaciones porque el elenco es amplísimo. Algunos personajes pudieron ser mejor defendidos, pero en general convencieron. Ojalá que la próxima telenovela tenga, al menos, este nivel de realización. Crucemos los dedos.

(Tomado del Portal de la Tv Cubana)