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Algo para recordar

Cuba ha estado siempre dispuesta a negociar por vías diplomáticas normales o por cualesquiera medios adecuados las diferencias existentes entre la Isla y Estados Unidos siempre y cuando se tomaran en cuenta las afectaciones económicas y humanas que han recaído sobre nuestro país por el bloqueo y los actos terroristas.

Por su parte, en el territorio estadounidense también a través de todos estos años se han alzado voces interesadas en subsanar al menos ciertas agresiones de las que hemos sido víctimas.

En julio de 2001 la Cámara del Congreso de Washington votó a favor de una enmienda propuesta por el congresista republicano por Arizona Jeff Flake prohibiendo al Departamento del Tesoro gastar dinero en la aplicación de las restricciones decretadas para impedir los viajes de norteamericanos a Cuba. Se aprobó por 240 votos contra 186 y otra enmienda presentada por el congresista demócrata Charles Rangel eliminando la aplicación de los mecanismos legislativos que mantienen el embargo económico fue derrotada por 227 votos contra 201.

Luego, en 2003 el comité de la Conferencia Bicameral que examinaba el proyecto de ley sobre Asignaciones Presupuestarias para los departamentos del tesoro y Transporte, decidió eliminar la enmienda que abogaba por una flexibilización de los viajes de los ciudadanos norteamericanos a Cuba a pesar de que tanto en la Cámara como en el Senado la enmienda había sido aprobada por una gran mayoría, lo que demostraba que había una voluntad de normalizar las relaciones con la Isla.

Hasta ahora intereses políticos lo habían impedido, ya que el lobby de inmigrantes cubanos que representa una minoría de los que viven en territorio norteamericano ejercen influencias para obtener sus propósitos y no les ha convenido que haya un arreglo entre los dos países perjudicando los verdaderos intereses de ambos pueblos.

A lo largo de los años se han producido algunas señales por parte de las máximas autoridades de Estados Unidos de discutir esta situación anómala pero salvo la iniciativa del presidente John F. Kennedy en 1963 que parecía encaminarse por cauces normales, las otras se plantearon equivocadamente tratando de introducir en las discusiones elementos ajenos al tema en debate pero Kennedy fue asesinado antes de que se pudiera avanzar en los contactos y discusiones subsiguientes que se iniciaron en Nueva York.

En las décadas del 1970 a 1980 durante los gobiernos de Ford, Reagan y Carter hubo algunos contactos entre representantes de La Habana y Washington. El vicepresidente de los Consejos de Estado y de ministros de Cuba, Carlos Rafael Rodríguez, se entrevistó en México con Alexander Haig, Secretario de Estado de Reagan y luego también con Cyrus Vance, Secretario de Estado de Carter cuando ya se habían abierto las Oficinas de Intereses con personal diplomático de Cuba en Washington y de Estados Unidos en La Habana.

En 1977, Terrence Todman, Secretario Asistente de Estado para Asuntos de las Repúblicas Americanas visitó La Habana y firmó un Convenio de Pesca. Asimismo existe un acuerdo sobre emigración entre los dos países. Son muestras de que es posible establecer diálogos, nada lo impide. Lo que obstaculiza el tomar acuerdos es, sencillamente, que no se establezcan condiciones que desconozcan la soberanía e independencia cubanas como Cuba respeta la de Estados Unidos.

En aquellos años se levantaron también voces en el Congreso a favor de unas relaciones normales. Jonathan B. Bingman, del Partido Demócrata de Nueva York, presentó en la Cámara un proyecto para terminar el embargo económico contra la Isla. El senador Lowell Weiker Jr., republicano de Connecticut, presentó una intención similar.

La Cámara de Comercio norteamericana, el Consejo Nacional de Iglesias y otros sectores han abogado públicamente por una solución pacífica del conflicto entre los dos países, pero algunos ha tratado de silenciar las expresiones sensatas, anhelando un desenlace violento de las diferencias que existen. Son aquellos que disfrutaron de bienes mal habidos antes del triunfo revolucionario o elementos terroristas con cuentas pendientes con la Justicia que esperan regresar a Cuba con el dinero de Washington y su apoyo.

Pero de todos modos continuó la lucha por terminar con esa situación. Existieron gestiones de un grupo prominente titulado Americans for Humanitarian Trade with Cuba, auspiciada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos que apoyaba una legislación que permitiera los viajes.

En los primeros años de la década del 2000 la Asociación Nacional de Abogados de Estados Unidos se dirigió al Departamento del Tesoro para rechazar las regulaciones establecidas por la Casa Blanca para restringir aún más los viajes a Cuba, y cortar los contactos de los estadounidenses con Cuba en materia educativa considerada una medida contraria a la tradición de libertad académica y a los valores de la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana.

En diciembre del 2006 visitó la Isla la mayor delegación de congresistas de Estados Unidos desde 1959, año del triunfo de la Revolución, y se entrevistó con destacadas figuras del Gobierno. El grupo estaba integrado por cinco legisladores demócratas y cinco republicanos.

Ninguno de los que se oponen a la normalización de relaciones cuenta para nada en la Historia, como es evidente. Es una minoría insignificante, que tiene la fuerza del dinero y de la influencia política, que se agota, como ya se está comprobando. Muchos se preguntan cómo es posible que un país tan poderoso como Estados Unidos no haya podido rendir a un país tan pequeño como su vecino tras más de medio siglo de agresiones de todo tipo.

*Algunos datos se tomaron de un texto inédito de Carlos Lechuga Hevia.