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El "Manifiesto cuántico" de la Ciencia europea y nosotros

Un grupo de expertos de la Unión Europea está elaborando un documento programático que han denominado como el “Manifiesto Cuántico”. Acaba de aparecer uno de los borradores finales en este mes de marzo[i] y se espera tener la versión definitiva en mayo de este año 2016. Los borradores se hacen públicos para someterlos a la crítica y modificación de la comunidad científica y así se va elaborando el documento final, buscando consenso[ii].

La mecánica cuántica formalizada en los inicios del siglo XX determinó el curso de la ciencia fundamental más reciente y nos brindó la posibilidad de comprender mejor los fenómenos que transcurren en escalas por debajo de las nanoscópicas (millonésimas de milímetro). Sin la aparición de esta forma de interpretar los fenómenos naturales no tendríamos ni televisión, ni computadoras, ni luz de “led”, ni muchos otros avances que han cambiado a la humanidad. Muchos llamaron este proceso del siglo pasado como la “revolución cuántica”.

En una aproximación simple, de puede explicar que usando un lenguaje algébrico en lugar de solo aritmético y una lógica estadística en lugar de solo determinista, la mecánica “cuántica” del universo nanoscópico logró predecir fenómenos que no tenían explicación alguna con las reglas de la mecánica “clásica” del universo macroscópico, la de las manzanas cayendo de los árboles de Newton.

La forma cuántica de entender la realidad es aún polémica hasta entre los expertos. Los humanos no nos acostumbramos fácilmente a la evidente verdad de que no somos ni los dueños ni los reyes del universo. Solo habitamos uno de sus tiempos y sus espacios y esa es nuestra única pertenencia personal. Y que mientras mejor comprendamos y usemos ese tiempo y ese espacio que nos ha correspondido la pasaremos mejor como individuos y como especie, porque seremos más libres.

Una de las poderosas herramientas algébricas que usa la mecánica cuántica se conoce como el “principio de superposición de los estados”. Se puede expresar el estado desconocido de cualquier sistema (la forma en que ese sistema existe en un lugar y un momento dado) como el resultado de combinar adecuadamente otros estados conocidos y relacionados con él. Usando un ejemplo forzado para ayudar a aproximarnos al asunto, es como si un ser humano se pudiera definir como una superposición o combinación adecuada de sus dos progenitores y de todas aquellas personas que han influido en su existencia, cada uno con la participación que le toca. Es esperable que la de los padres sea muy importante con respecto a las demás y que entonces las “superposiciones” en su combinación no tienen que ser iguales para todos los que contribuyen.

En términos de la mecánica cuántica formal esto puede equivaler a que el tal sistema de estado desconocido que deseamos definir podría también estar al mismo tiempo en todos los estados conocidos que sirven para describirlo, un poco en cada uno, y que ese poco de superposición se puede llegar a conocer.

Esto también implicaría que los estados conocidos de referencia tendrían que estar asociados de alguna forma, “involucrados”, para poder servir como componentes del estado desconocido. Los involucramientos y dependencias mutuas que existieron entre nuestros progenitores para hacernos existir son obvias. Seguramente muy intensos. Menos intensos, pero importantes en diferentes medidas deben de haber sido las de todos los demás componentes de nuestra existencia, aunque solo tengan en común el haber contribuido a nosotros. Pero es justamente esa asociación eventual la que los “involucra”, aunque ellos no lo sepan. Es preciso insistir en que el ejemplo que estamos usando es imperfecto y constituye solo una ayuda para la comprensión de la lógica de estos involucramientos.

Pues resulta que las “superposiciones” y los “involucramientos” concebidos en el formalismo de la mecánica cuántica están siendo considerados como la base de la “segunda revolución cuántica”, la del siglo XXI, si se aplica a las escalas macroscópicas en las que vivimos. Para muchos eso permitirá generar avances que pueden inundar los mercados de necesidades humanas en corto tiempo y también grandes transformaciones tecnológicas capaces de cambiar nuestra existencia.

Relojes cuánticos atómicos sincronizados por medio de localización satelital, sensores cuánticos de alta resolución para detectar depósitos minerales, medios de enlace informático de alta fiabilidad y rapidez entre ciudades, simuladores cuánticos de procesos químicos y biológicos a escalas nanoscópicas y computadoras cuánticas universales son algunos de los avances que pueden lograrse, según los borradores del “manifiesto cuántico”. De hecho, las computadoras cuánticas ya tienen prototipos, aun primitivos, y significan un activo campo de investigación actual.

Como es frecuente en la ciencia, puede que algunas de estas quimeras sean solo eso, sueños. Otras pueden demorar mucho más que lo previsto. Incluso puede ocurrir que existan fallos en la propuesta del “manifiesto cuántico” que invaliden algunos de sus propósitos. Sin embargo, no hay dudas de que goza de muchas virtudes. Podemos mencionar la de que se trata de una iniciativa revolucionaria, que ocurre en el continente europeo como signo de un mundo multipolar y que se somete a la crítica democrática y demoledora de la comunidad científica y tecnológica antes de adoptarse. Lo cierto es que solo la Unión Europea está invirtiendo 20 millones de euros en el programa de este año y el que viene para investigar y desarrollar en el programa de trabajo “Horizonte 2010” de tecnologías cuánticas. Y algunos países que la integran, ellos solos, multiplican varias veces esa cifra. En Asia y en Norteamérica se llevan a cabo también activas investigaciones en estos campos.

¿Y cuál es nuestro momento, el de los cubanos, los latinoamericanos, en este aspecto? ¿Cuál debería ser el papel de una organización como la CELAC en estos campos? ¿Cómo podemos lograr habitar el lugar que nos corresponde en el desarrollo de la humanidad?

Quizás no sea un manifiesto cuántico. Puede ser biotecnológico, o nanotecnológico, o aeroespacial, o de energía limpia, o de muchas otras formas originales, creativas y competitivas de la ciencia y la tecnología a nivel mundial. Lo que resulta evidente es que conformarnos con secundar las iniciativas de otros en estos tiempos, sin tener las nuestras, es perpetuar el papel subordinado que ha afectado a nuestras culturas, y las ha dejado sin poder competir y contribuir como deberían al bienestar propio y de toda la humanidad. ¿No es de revolucionarios cambiar también este estado de cosas?

Notas


[i] Puede descargarse en Cuba desde http://www.scq.uh.cu/Quantum_Manifesto.pdf.

[ii] La noticia de octubre de 2015 aparece en https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/call-accelerate-quantum-technologies-across-europe