Pablo entre nosotros
Mi relación con Pablo de la Torriente Brau se remonta a los años cuarenta del siglo pasado. Yo estudiaba entonces bachillerato en el Instituto de la Víbora y en una de las viejas, destartaladas y hermosas casas donde estaba alojado el Instituto, una de las aulas llevaba el nombre de Pablo, y otras aulas llevaban los nombres de otros luchadores antimachadistas, lo que me hace pensar que muchos de nuestros profesores habían participado también en esa lucha.
Mi generación creció deslumbrada por figuras como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras y por supuesto Pablo. Prueba de ello es que mi primer cuaderno de versos, Elegía como un himno, estuvo dedicado a Rubén Martínez Villena.
Pero no vine a familiarizarme con los textos de Pablo sino cuando ya estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. En esa ocasión apareció la excelente antología Pluma en ristre, que hizo publicar su compañero Raúl Roa con materiales de Pablo, quien produjo sobre todo (aunque no exclusivamente) lo que desde hace algún tiempo se llama testimonio. Ahí están sus evocaciones del presidio, de Rubén, Guiteras y Aponte, hombres de la Revolución como él decía, sus páginas sobre el Realengo 18, así como sus textos estremecedores escritos durante la Guerra Civil Española, en la cual moriría.
En sus últimos textos, Pablo dijo haber descubierto a un poeta entre las filas republicanas. Se trataba, por supuesto, del joven Miguel Hernández, en cuyos versos y al menos una obra de teatro iba a aparecer el cubano, para gran orgullo nuestro.
Siempre me ha parecido alentador que los integrantes de una generación más joven que la mía hayan admirado a Pablo y a los revolucionarios como él. Y ejemplo mayor nos da Víctor Casaus, quien, después de haber ejercido como poeta, cineasta y autor de testimonio (lo que sigue siendo, por supuesto), se ha revelado también un animador cultural de primer orden. A él se debe en gran medida la creación y el mantenimiento del Centro dedicado al héroe de Majadahonda, que llevan adelante, junto con Víctor, otros entusiastas. Gracias a Víctor y a los suyos Pablo de la Torriente cuenta con un extraordinario Centro que ha hecho publicar materiales de Pablo, y también ha acometido otras tareas relativas a la canción joven, a las artes plásticas, a la memoria.
Es de desear que las otras grandes figuras cuyos nombres regían las aulas de mi viejo Instituto cuenten también con centros similares. A cada rato alguien me dice que se va a crear uno que preserve la memoria de Rubén. Mientras eso se hace realidad, me complace saludar con renovada gratitud la tarea ejemplar del Centro Pablo de la Torriente Brau, el cual publica hoy unas páginas suyas que verán la luz cuando el Centro va a cumplir veinte años fecundos. Que cumpla muchos más, para que siga ardiendo el noble fuego de los centropablianos.
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Saludos de paz y bendiciones desde México. Felicidades a los colaboradores, fundadores e integrantes del Centro Pablo de la Torriente Brau por sus 20 años. Interesante artículo del poeta Roberto Fernández Retamar quien es muy apreciado por la calidad de su obra en México, Perú, Venezuela y todos los países de nuestra América. Leer sus poemas, escucharlos en su voz gracias a la edición que hizo Casa de las Américas y reflexionar sobre Calibán y otros ensayos dan vida a las Letras Cubanas y nuestramericanas que son Patrimonio de la Humanidad. ¡Hasta la Victoria Siempre!, Fernando Acosta Riveros, lector de Cubadebate y suscriptor de Granma Internacional, edición impresa
Pablo fue de lo mejor que hemos tenido en la cultura cubana. Como periodista, corresponsal del guerra, escritor...no estoy seguro de que su figura, ahora mismo, sea bien conocida entre los nuevos periodistas.
Coincido con su comentario. Pienso que el periodismo de Pablo y su figura debían ser más estudiados en las facultades de Periodismo nuestras. No todos los jóvenes conocen que Pablo es un referente del periodismo de opinión, de ese periodismo documental capaz de recrear un ambiente, un paraje rural y hacerte sentir que estás allí. La verdad es que este hombre me ha hecho sentir más de una vez el deseo de haber coincidido con él en su época. Además de su calibre como revolucionario y su figura de un carisma y simpatía extraordinarios. Mi tesis consistió en un estudio del periodismo de Pablo a partir de Realengo 18 y me apasioné con ese hombre grande.
Me enamoré de su vida y de su obra, lamento que en mis años de estudio no me acercaran a él y a Rubén Martínez Villena. Pablo es un personaje que fascina a cualquier joven, sus escritor atrapan desde las primeras líneas. Felicidades al colectivo del centro en su 20 aniversario.