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Hablemos de fútbol… y de pelota (Segunda parte)

Cuando el soccer llegó a Cuba, la pelota circulaba por todo el país en su mayoría de edad y una connotación deportivo-cultural-patriótica, que había llegado en momentos de fundación y posterior consolidación de nuestra nacionalidad.

Habana BBC 1880. (Foto de archivo del autor)

Habana BBC 1880. (Foto de archivo del autor)

No es ocioso recordar que alrededor de 1868, a raíz del Grito de la Demajagua, se había fundado el Habana BBC, y un año antes se jugó el que hoy aparece en papel impreso como primer juego en la Isla, el 2 de septiembre de 1867[1], entre los Jóvenes del Comercio Habanero y el Matanzas, integrado por jugadores norteamericanos; siete años y ciento dieciséis días antes que el más promocionado, del 27 de diciembre de 1874, cuyo box score trascendería a la prensa por vez primera. En 1873, que se conserven datos fidedignos, se había jugado otro; los tres en el Palmar de Junco, un símbolo de instalación que se yergue orgullosa.

Estadio Palmar del Junco. (Foto de archivo del autor)

Estadio Palmar del Junco. (Foto de archivo del autor)

Tales hechos deportivo-culturales, le otorga una aureola fundacional a la bella y acogedora Ciudad de los Puentes, aunque ninguno haya tenido un carácter oficial. Tal mérito lo conservan Habana y Almendares, cuando se encontraron en la primera fecha de la Liga General de Base-Ball de la Isla de Cuba, el 29 de diciembre de 1878, nueve días después de inscripta, oficialmente, dicha organización.

José Francisco Martí y Zayas Bazán, jugó beisbol en la posición del campo corto. (Foto del archivo del autor)

José Francisco Martí y Zayas Bazán, jugó beisbol en la posición del campo corto. (Foto del archivo del autor)

Muchos de nuestros mambises jugaron a la pelota, algunos ofrendaron sus vidas como el estelar Ricardo Cabaleiro, con grados de capitán, a las órdenes de Antonio Maceo en el Combate de Loma del Toro, en 1897. Emilio Sabourín falleció en las mazmorras de Ceuta y José Manuel Pastoriza fue macheteado por revolucionario junto a otros, el 27 de diciembre de 1896… Carlitos Maciá, un lanzador histórico, lograría sobrevivir y hasta se conservan box scores donde aparece José Francisco Martí y Zayas Bazán, el hijo del Maestro, defendiendo el campo corto. Otros llegarían a la República envueltos en el sagrado manto béisbol-nacionalidad-cultura, donde el juego de las bolas y los strikes ha sido y es un factor esencial:

Con el transcurso de las semanas, el jugo de la caña se depura y el calor se expande de la caldera a la gran fábrica, invade el batey hasta que todos y cada uno, jóvenes y viejos, intelectuales, obreros, campesinos y cuentapropistas, estamos involucrados en las expectativas del desenlace. La pasión se desborda y atraviesa transversalmente todos los sectores de la sociedad. Es, sin duda, por su fuerza contaminante, el fenómeno cultural de mayor alcance y arraigo.[2]

Van Persie, protagonista de un espectacular gol en el mundial de Brasil 2014. (Foto de archivo del autor)

Van Persie, protagonista de un espectacular gol en el mundial de Brasil 2014. (Foto de archivo del autor)

Un poco a destiempo, que no tanto, en estas minutas recordaré algunas incidencias del Mundial Brasil 2014, la cumbre del soccer. Seguí paso a paso las incidencias y ya espero el Moscú 2018. No me perdí el programa De zurda, con El Diego de la gente y Víctor Hugo Morales. Disfruté un gol del holandés Van Persie que parecía imposible, con el balón golpeado de cabeza ante un excelente portero que venía a su encuentro. El delantero fue capaz de golpear la esférica con una precisión irrepetible en desafío a la ley de gravedad, para dejarla caer en las redes detrás del cancerbero. Entre tantos, fue el mejor gol del Mundial, según creo. La bola le había llegado con efecto desde más de 60 metros y ese hombre fue capaz de hacer la hombrada de su vida.

Gocé varios disparos de Messi a larga distancia y sus pases fabulosos, las entradas y salidas de Mascherano, la furia endemoniada de una Alemania prácticamente invencible, el silencio de Cristiano Ronaldo. Continué admirando el juego desenfrenado, oportuno, simétrico y pícaro de Robben. Sufrí el desdén carioca por la falta de Neymar, pero un árbol no hace ni puede hacer el monte.

He sido testigo, TV por medio, de la llegada de otro grande, ahora con un nombre inglés que él pide en español: el James colombiano, fichado de inmediato por el Real Madrid, donde hace su historia. Y un jovencito alemán de quien mucho se habla, que dejó tendidos a los herederos de Gardel, quienes supieron caer con las botas puestas, igual que en la Guerra de Las Malvinas, donde todas las fuerzas modernas se agruparon para derrotarlos. La defensa de Costa Rica hace época, la eficiencia de Chile, el buen jugar de Colombia… las huellas del portero mexicano, el costarricense, el alemán...

Protesté, esta vez en voz baja, muchas decisiones arbitrales, faltas por penales no cometidos, otros sin decretar, apretones, golpes bajos y altos, eliminación de jugadores por lesiones, incluidos estelares como el propio Neymar y Dimaría.

Confieso que no pude abstraerme de nuestros árbitros de pelota. Los de aquí llevan más culpa, pues están al lado de cada jugada, la miran a pocos pasos y deciden demasiadas veces mal; deuda histórica que debemos vencer. El árbitro principal de fútbol es el jugador número 23 en la cancha, corre tantos kilómetros como cualquiera. En ocasiones se cometen faltas fuera de su alcance, pues siempre deberá buscar donde esté el balón y solo carga un par de ojos.

En fin, aunque sigo pensando que Messi es el mejor del mundo, hasta hoy lo considero por debajo de Maradona y de Pelé. Comprendo que poco pudo hacer con cuatro jugadores teutónicos encima; imposible hallar un buen espacio. Y los rivales lo sabían, reducir a Messi era vencer, como logró derrotar Argentina a Holanda, cuando Mascherano sometió a Robben. No sucedía lo mismo con los alemanes y sus delanteros, cual de ellos mejor.

En el fútbol se gana con goles, en la pelota por carreras. La férrea defensa italiana no vence sin marcarlos. El mejor pitcher jamás podrá imponerse si su equipo no llega a home, saldrá del box por lanzamientos, dolores en el brazo y hasta la desidia, pero no obtendrá la victoria.

Así las cosas, después de ver al España del 2010, un exequipo extraordinario, regresar a casa con el rabo entre las patas, igual que a los también campeones mundiales Inglaterra, Francia e Italia, o el pentacampeón Brasil, donde el fútbol es a ellos como la pelota a nosotros, humillado por los teutones y poco después por los holandeses, queda una indescifrable incógnita, ¿o estaremos ante un nuevo mundo futbolístico? Sabor amargo que costó la salida definitiva del entrenador carioca, quien años atrás los había llevado a la gloria.

el soccer

Zinedine Zidane, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia. (Foto de archivo del autor)

En el fútbol suelen volar y llover los técnicos principales. Nadie perdona jugadas imprecisas o mal elaboradas, como sucede en cualquier deporte, incluida la pelota. Ninguno escapa cuando se sistematizan las derrotas. Por eso Zinedine Zidane, uno de los mejores de la historia, ha sido elevado al rango de entrenador principal en el Real Madrid. Si conserva la inteligencia con la que disertó sobre la cancha, seguramente elevará el nivel de un team venido a menos en los últimos tiempos.

Como podrán observar, estoy empapado en el deporte de pies y redes, lo mismo que el de los encestes, los atléticos… Pero no se equivoquen como los metafísicos, que según Engels, empeñados en ver el bosque no ven los árboles; somos gente de la pelota, porque somos cubanos. Gente que discrepamos con la programación televisiva que nos presenta decenas de partidos de fútbol internacional por semana, casi ninguno del país, y dos de pelota: miércoles y domingos en la noche. Y que se dio el lujo de esquivar la pasada Serie Mundial con un resumen, después de transmitir íntegramente cuanto torneo futbolístico se desarrolle.

¿Por qué no a la inversa? Quizás pudiéramos exportar tal proceder mediático al Reino Unido de la Gran Bretaña, a España, Brasil, Argentina, o Alemania, con tantos juegos de pelota semanales y dos de fútbol. ¿Cuáles serían las respuestas? ¿Cómo es posible que se promocione más otro deporte sobre el nacional?, fuere cual fuere.

El asunto no tiene nada de sencillo. Con la proliferación del soccer foráneo sobre la pelota, quizás sin saberlo o proponérselo, se tuerce una buena parte de la identidad nacional. Los muchachos no saben (se los he preguntado), dónde queda Bayern, si es un pueblo o una aspirina, dicen que Munich es la capital alemana, son incapaces de identificar a Holanda con los Países Bajos. Tal disloque no solo demuestra insuficiencias en la educación.

Peor aún, pocos conocen a los mejores futbolistas del país, o de sus provincias. Sin embargo, hablan con familiaridad del peinado y las novias de Cristiano, la película de Messi o el infortunio de Neymar. No acuden a los juegos de nuestro humilde fútbol, y seguramente cada día lo harán menos; conozco de tales testimonios.

Fenómeno urgente para estudios sociológicos y políticos. ¿Acaso estamos creando seres virtuales? ¿De qué puede servirles a nuestros muchachos tal enajenación? ¿Se pretende sustituir el deporte nacional? ¿Cómo y dónde encontrar una esencia cultural criolla en el fútbol?

En su visita a Cuba, leí declaraciones de Joseph Blatter, expresidente de la FIFA, recientemente expulsado del cargo por estar envuelto en un mega escándalo financiero, ya recurrente en esa Organización. Él afirmó sin remilgos y hasta se vanaglorió, que su deporte estaba desbancando en preferencia al béisbol cubano. Pronunciamientos de sabor amargo, porque (y es lo peor) percibo una especie de asociación mediática, quizás ingenua, hacia ese fin.

Por suerte se ha sistematizado, increíblemente sin un horario fijo, el programa Béisbol de siempre, donde podemos acercarnos los que peinamos canas, y en primicia los más jóvenes, a la pelota cubana de cualquier tiempo, la autóctona de Habana, Almendares, Cienfuegos, Marianao, Matanzas, el Fe, y tantos otros; de los amateurs que proliferaron por toda la Isla en diferentes ligas, de donde surgieron Conrado Marrero, Roberto Ortiz, Natilla Jiménez, Juan Ealo… La profesional de los Dihigo, Miñoso, Camilo Pascual, Pedro Ramos, Cocaína García; las Ligas Negras, las Series Americanas, las Mayores, las Series del Caribe… en fin, una obra instructivamente bien concebida, cuyo equipo de realización ha trillado todos los espacios, desde 1864 con los hermanos Guilló, hasta el Rascacielos pinareño Pedro Luis Lazo y los play off de las Series Nacionales.

Los eventuales Bola viva, Al duro y sin guante (aunque no solo sea de pelota), Con la bola en la mano, Béisbol Internacional y otros programas, ofician como antídotos ante el diluvio futbolístico que nos absorbe. Y nadie podrá acusarnos de enemigos del balompié, un deporte sano, lleno de emociones, que ostenta orgulloso la condición de más universal.

Los siglos de dominio español no nos dejaron una huella deportiva, mas la abrasadora cultura norteamericana abrió paso a los nuevos deportes, encabezados por el béisbol, y nosotros nos lo apropiamos. Nadie podrá negar la influencia cultural del poderoso vecino del norte, que tiene en el centro de su colimador a la pelota. Ellos la han magnificado en numerosos filmes (una deuda cubana), documentales, literatura científica o de entretenimiento. Han sabido llevarla hasta los más recónditos espacios y mantenerla en la vigencia popular.

Hasta el día de hoy, ni siquiera un producto tan bien elaborado como el Mundial, puede compararse con la esencia beisbolera de nuestros clásicos nacionales, que en los últimos años han decrecido en calidad por muchas causas, pero elevado la competitividad, algo que siempre se agradece, a pesar de los pesares.

En el Mundial de marras, cientos de muchachos recorrieron las calles celebrando el triunfo de Alemania, sonidos de bocinas y caras pintadas con banderas ajenas. Otros, más apegados a nuestra región, lloraron por Brasil y el último juego de Argentina. Pero no se vieron ancianas en las calles sonando cazuelas de alegría, muchas de ellas en batas de casa y chancletas, como cuando ganó Pinar del Río, o las veces que lo han hecho por Industriales, Ciego, Villa Clara o Santiago, donde se cierra la Trocha.

Ojalá el Cocuyé no reviente por un deporte practicado en el exterior. Ojalá nuestros futbolistas se ganen un derecho que, en el tiempo y con tesón, cargan a sus espaldas los fundadores y tantos peloteros legendarios inter e intra fronteras, a través de siglo y medio.

Qué oportuna profecía la del Maestro, cuando reclamó al mundo para las Américas, pero con prioridad para el tronco americano. Bien supo avizorar el peligro de “vivir dentro” y “pensar hacia afuera”. Fuente y fin de la transculturación.

Por eso: Me gusta el fútbol… ¡Viva la pelota!



[1] Aurora del Yumurí, Matanzas, año 40, no. 1, 3 de septiembre de 1867, p. 3.

[2] Graziella Pogolotti: La pelota. Juventud rebelde, domingo 10 de junio de 2012.