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Los males del alma

En este artículo: Niñez, Sociedad, Valores
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Fabio, las esperanzas cortesanas / Prisiones son do el ambicioso muere / Y donde al más astuto nacen canas. 

Andrés Fernández de Andrada

Así rezan los primeros versos de la Epístola moral a Fabio, uno de los clásicos de la literatura española recogido en las cien mejores poesías de la lengua por Marcelino Menéndez y Pelayo. La antología era de estudio obligatorio en el bachillerato en mi época. Contenía deliciosos textos del Marqués de Santillana, de Garcilaso de la Vega, de Góngora y Quevedo.

Para los antiguos, el alma se asociaba al último aliento que escapa de los labios del moribundo. Equivale, por tanto, a la esencia de la vida, y en cierto modo, a la defensa de la felicidad. Padece enfermedades, tan dañinas como las que afectan nuestra condición física. Son un ácido corrosivo de efectos nefastos a medida que transcurren los años. Pueden combatirse tan solo mediante la permanente autovigilancia. A modo preventivo, la cultura, en la tradición heredada de las fuentes más remotas de Oriente y Occidente, ha enviado señales que se han constituido casi siempre en códigos de conducta moral y de convivencia social.

La envidia, suele pintarse de amarillo, el color de la bilis. Nace de la observancia sistemática de los bienes y las recompensas obtenidos por otro, acompañada de la incapacidad de valorar lo propio en la vida familiar, en la incapacidad de disfrutar lo hermoso, en la imposibilidad de saborear los resultados del obrar con las manos o con la inteligencia. Mi prolongado vínculo con la docencia me ha proporcionado numerosas alegrías ante el éxito de antiguos estudiantes. Quienes me conocen han escuchado una apostilla que, por suerte, pronuncio con frecuencia: «Fulano fue alumno mío». Reconozco con orgullo la semilla sembrada, aun cuando sus logros superan los que otrora pude alcanzar.

Consecuencias de lo anterior, la amargura es una ponzoña que devora el cuerpo y el alma. El rictus incontrolable produce arrugas y afea el rostro. El más dramático, sin embargo, se produce con la invasión de termitas que socavan la capacidad de seguir dando gracias a la vida. Todos sufrimos pérdidas dolorosas, somos lacerados por traiciones y deslealtades, descubrimos mezquindades tras máscaras sonrientes. Como Caperucita, somos víctimas de la seducción del lobo. Las zonas más ásperas de la realidad mellan las ilusiones juveniles hasta aprender que lo perfecto es enemigo de lo bueno. Observamos la doble moral en escaladores de poca monta, incapaces de afrontar el desafío de subir montañas que «hermana hombres». Hemos visto troncos quebradizos ante la tempestad donde creímos alguna vez haber dejado buena siembra. Estas experiencias lamentables no pueden borrar lo más precioso, bien guardado en el tesoro de nuestra memoria.

Insidiosas, las bacterias nocivas se infiltran desde edades tempranas en el niño vanidoso que exhibe ante sus compañeritos los bienes que no están al alcance de todos, en la comisión de minúsculos fraudes al amparo de sus padres a fin de eludir el esfuerzo propio y recibir sin avergonzarse premios que no le corresponden. Algo más tarde, recopilará fotos de sus 15 resultantes de una coreografía que no corresponde a su vida real. Así se falsea la memoria personal de sus nutrientes verdaderos basados en vínculos afectivos, emocionales, el ámbito familiar, los amigos de entonces, los primeros amoríos, de esos objetos ya inservibles que conservamos toda la vida, casi olvidados hasta que, al tropezar con ellos, se desgarra el telón y regresa un ayer límpido, borrada por el tiempo toda mácula.

Los pequeños fraudes de la infancia conducen a rodar por una pendiente hacia rozar las fronteras del delito, al uso de la zancadilla para eliminar al competidor potencial, a convertir la mezquindad en motor de la conducta, a soslayar soluciones para afincar en la rutina un minúsculo pedazo de poder. La mediocridad es grisura aplastante que cierra todos los caminos, y no obedece a limitaciones de la inteligencia. Es consecuencia de los males del alma consumida por el brete y la visión miope, incapaz de proyectar la imaginación hacia anchos horizontes. Se expresa en la ignorancia prepotente. Paraliza el eficaz ejercicio de la política, asentada en el análisis de los rumores de la sociedad y de los seres humanos que la componen.

En los procesos históricos, teoría y práctica se retroalimentan constantemente. Si esos caminos se bifurcan por interrupción del diálogo necesario, la capacidad para los cambios tropezará con obstáculos que harán más difícil y compleja la tarea. Aislada de la realidad, la teoría se reducirá a mera abstracción, a un intercambio académico de lenguajes crípticos autorreferenciados. Reducida a un mero hacer, la práctica se encontrará apresada en las exigencias de la coyuntura. Los fundadores del marxismo tuvieron clara conciencia de esta verdad. Marx llegó a conclusiones a partir de profundizar en el conocimiento del desarrollo del capitalismo según el modelo entonces dominante, la Gran Bretaña, y analizó rasgos específicos de las relaciones entre política y sociedad a través de la trayectoria de la Francia revolucionaria. En crítica a la Comuna de París, advirtió el papel creciente del capital financiero. Su enjundiosa labor teórica no lo condujo a perder el contacto con las masas para crear conciencia del papel protagónico que les correspondía. La salud del alma es indispensable para el cultivo de los imprescindibles frijoles.

(Tomado de Juventud Rebelde)

Se han publicado 13 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Felicia DM Padron dijo:

    Concuerdo con su reflexion Sra. Graziella Pogolotti .
    (creo que por primera vez)

    • oneforall dijo:

      Sra DM Francisco:
      Quizás está Ud entrando en la cuerda y por eso hoy concuerda con la Dra Pogolotti.
      Felicidades. Nunca es tarde.

  • teresa dijo:

    la entiendo con toda mi alma...

  • KA dijo:

    MUY BUENO EL ARTÍCULO. CON UNA BUENA MEDITACIÓN DE FONDO NOS DAREMOS CUENTA QUÉ DEFECTO PSICOLÓGICO DEBEMOS TRABAJAR.

  • onelia herrera dijo:

    Cuánto la admiramos, usted retrata la sociedad cubana de una forma tan especial, y la verdad que mi esposo y yo coincidimos con sus reflexiones y nos hacen meditar muchoo y tratar de mejorar en todo lo que podamos,felicidades y que siga con esa energía al escribir , que nos ilumina y da fuerzas a todos los que creemos con fe verdadera que un mundo mejor si es posible!!!

  • onelia herrera dijo:

    Coincidencia total.la admiramos cada día más, usted nos trasmite fuerzas con su palabra a todos los que creemos con fe que un mundo mejor si es posible,felicidades!!

  • JNMM56 dijo:

    Siempre que entro a CUABADEBATE y hay algún artículo o ensayo de la Dra. Graziella Pogolotti no pierdo tiempo y lo leo detenidamente pues siempre son fuente de enseñanza, su forma académica y sencilla pero certera de decir las cosas son el ejemplo a seguir por muchos de nuestros maestros y profesores encargados de instruir y educar a nuestros niños y a nuestra juventud. Lo grande de Graziela es que sus enseñanzas sirven para todas las edades, ojalá tengamos a Graziella por muchos años escribiendo para CUBADEBATE

  • Alejandro dijo:

    Son , como siempre , clases de moral y patriotismo las intervenciónes de la doctora Pogolotti . ! Felicidades !

  • Evolucion dijo:

    Profunda reflexión, si pudiera resumir me quedaría con las ultimas frases del ensayo. El ser humano debe aprender a que lo mas importante es aspirar/poseer una extraordinaria riqueza espiritual, para solo así entonces, aspirar a los imprescindibles frijoles.

    Me gusta el ensayo.

  • Jema dijo:

    Leo todos sus escritos y casi siempre semanas o diaz antes de que sale, debatimos en familia las cosas que estan pasando.Doctora Pogolotti usted nos alienta a seguir por el camino correcto, pero la ignorancia prepotente está haciendo mucho daño, La mediocridad es grisura aplastante que cierra todos los caminos como usted plantea, y no obedece a limitaciones de la inteligencia., pero cuanto daño y sobre todo cuanto nos cuesta a los padres hacer ver a los hijos que recien comienzan a trabajar, la justesa de la revolucion y la necesidad de hacer uso racional de los recuirsos, y que un jefe les diga que hay que gastar el presupuesto sin importar de quien es, hoy estamos viendo que no son los mas preparados los que estan en algunos cargos porque no se puede generalizar. Gracias seguiré sus escritos

  • Lucía dijo:

    Muy, pero muy Bien!!! Graciassss...

  • José Angel Turro dijo:

    La gente como tú.
    La gente como tú, carece de un proyecto de vida desarrollador, porque su único proyecto es intentar deshacer proyectos ajenos. La gente así, como tú, goza del fracaso del prójimo, sin percatarse que el infortunio del otro jamás podrá ser, fuente de felicidad duradera, para quién lo promueva.
    La gente como tú, carente de virtudes, ven la virtud ajena como ofensa, no la resisten, la atacan y hacen de alguna victoria pírrica, motivo de festejos, porque las victorias del mal siempre serán efímeras, transitorias, así como sus celebraciones. La gente como tú, incapaz de crear algo original, es siempre la mayor crítica de los creadores, de los hacedores de lo nuevo. Siempre encuentran la mancha en la obra ajena, y solo hablan de ella, sin ver que del resto emergen verdes valles y caudalosos ríos. Sus ojos están hechos solo para ver lo oscuro, para divisar las tinieblas.
    No pueden ver, en la tranquilidad de un parque citadino, el trastabillar de las mariposas en el aire, el vuelo de las aves, la caricia del viento, el olor intenso de las flores, la gracia de los niños que corretean. La gente como tú, carente de valores, padece de infelicidad genética, tienen rabia contra el mundo, se hinchan de odio contra sus semejantes y vician de azufre el aire que respiramos.
    Sí, es verdad, a veces sonríes, pero lo haces solo para engañar, para que baje mis defensas, para intentar conocer qué puedes usar contra mí. La gente como tú no conocen la amistad, la sinceridad y mucho menos la rectitud. Sólo defienden lo que les conviene, por eso cambian frecuentemente de parecer, padecen de falta de coherencia ética y como vulgar veleta apunta siempre a sus intereses. La gente, así, como tú, jamás defiende una idea por justa que sea, si puede ocasionarle problemas, tratan de flotar siempre en cualquier mar. A veces ocultan su rostro tras creencias religiosas hipócritas, o en falsas actitudes familiares, o fingen el cariño que no sienten. Pero no es difícil quitarles la máscara, se le cae sola, solo basta exhibir en su presencia virtud ajena, merito ajeno, éxito ajeno. Entonces, su envidia visceral sale a cubierta y tras el blanco marfil de su sonrisa, asoma la cabeza verde, los ojos fríos y la lengua bífida de la serpiente.
    La gente, así como tú, vino un día fatídico de otro planeta y contaminó el nuestro con su aliento. Están ahora, en cualquier lugar, buscando trabajo, buscando empleo; su especialidad laboral: enemistar, lastimar, herir, confundir, extraviar. El planeta no ha sido jamás el mismo,
    cientos de miles piensan ya en emigrar, se sabe que hay otros planetas donde la gente como tú aún no ha llegado. Hacia allí vamos nosotros, la gente como yo.
    Si, la gente como yo se alegra cada amanecer del sol que nos alumbra, del rio límpido que nos regala su agua, de disfrutar de la gama infinita de colores con se adorna el mundo, de la satisfacción inenarrable de un beso, de una caricia. La gente, así como yo, trabaja todos los días por realizar sus sueños, que no son quitarle los sueños a nadie, sino ser útil, contribuir a la felicidad de los demás, crear algo para la vida.
    La gente como yo, se traza metas que implican esfuerzos, luchamos por llegar a ellas, por eso no tenemos tiempo para la desidia, la traición y la venganza. Pretendemos mejorarnos a nosotros mismos sin afectar a los demás. Si, de veras, la gente como yo no piensa nunca en hacer mal, no tenemos tiempo para eso, tampoco energías. Sabemos que quien odia y anhela venganza, no progresa, sino que retrocede. El mal del otro jamás creará provecho propio, ni será fuente de felicidad duradera.
    La gente como tú, existe, pero también la gente como yo, somos más y vencemos a la larga. El mal, que representa la gente como tú, nunca ha triunfado de forma perdurable, fenece siempre y del lodo oprobioso donde hunden al bien, emerge, como la flor de loto en los pantanos vietnamitas, el bien que alumbra y adorna a la humanidad.
    Es la diferencia, la gente como yo ve el mérito del otro como estímulo, como ejemplo palpable de que el bien existe y se le puede imitar, y reconoce el esfuerzo humano para ser digno y honrado. Es difícil ser honrado, fácil es ser vil. Pero la gente como yo sabe reconocer el bien y lo incentiva y tiene certeza de su existencia; Dios es el bien, también lo sabemos. Por eso merecemos sobre todo, más oportunidades para crear, construir, unir, avanzar.
    Es verdad que existe gente como tú, pero también existe gente como yo, y me complace saber que, somos más…
    José Ángel Turro.
    Baracoa. 11-Julio- 2015.

  • Juan Antonio Hernandez Caraballo dijo:

    Ándame yo caliente y riase la gente, decía Góngora. Quizás Quevedo se reía de su naríz. La Divina Comedia describíó el Infierno y que diría hoy Dantes Alihiere, no se si por fin si Miguel Angel hizo la Capilla de Sixtina, por necesidad o por obligación, lo que si está claro lo que escribe Graziella Pogolotti, eso lo sabemos todos lo que estudiamos de alguna manera el Marxismo, sus orígenes y sus partes, pero además debemos estar claro que con toda su vigencia, es que en la Cuba de hoy hay que darle una lectura muy especial y actual y traerla a este mundo de crisis, y a esta Cuba revolucionaria, pero compleja.

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Graziella Pogolotti

Graziella Pogolotti

Crítica de arte, ensayista e intelectual cubana. Premio Nacional de Literatura (2005). Presidenta del Consejo Asesor del Ministro de Cultura, vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y presidenta de la Fundación Alejo Carpentier.

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