El máximo representante diplomático de Estados Unidos en Cuba, Jeffrey DeLaurentis, visitó el martes los stands estadounidenses en la Feria Internacional de La Habana. Veinticinco empresas del país norteño tienen representación en áreas del Pabellón 7 de EXPOCUBA. Una parte significativa de las firmas asistentes tienen relación con el sector agrícola o la comercialización de alimentos.
DeLaurentis saludó y conversó durante varios minutos, con cada uno de los expositores a los que se acercó sin mucho protocolo. No ofreció declaraciones a la prensa. Ex representante alterno de su país ante la ONU, tiene rango de Embajador desde 2011. En agosto de 2014, es asignado como Jefe de la Sección de Intereses, hasta el pasado 20 de julio, cuando pasó a ser el Encargado de Negocios de la sede diplomática estadounidense en La Habana, el cargo más alto hasta que la eventual confirmación por el Senado de EE.UU. de un Embajador para Cuba.
La Administración Obama envió dos funcionarios a la inauguración de la presente Feria: David Thorne, asesor principal del Secretario de Estado, y José Raúl Perales, secretario asistente de Seguridad Interna para el sector privado.
La normalización con Cuba vista desde Washington incluye iniciativas de diplomacia comercial que, al menos en teoría, buscan una mayor interacción económicos entre ambos países a pesar del bloqueo (y hasta con él). Pero hay un descenso en el único rubro exportable permitido: los alimentos.
El canciller Bruno Rodríguez explicó en un reciente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que las compras cubanas "han disminuido significativamente en el último año, debido a que están sujetas a condiciones discriminatorias y onerosas: cada compra tiene que ser autorizada por una licencia, se prohíben los créditos, Cuba está obligada a pagar en efectivo y por adelantado, a través de entidades bancarias de terceros países, y no puede utilizar barcos propios para transportar estos productos."
El Presidente de los Estados Unidos tiene los poderes necesarios para desbloquear gran parte del comercio y las inversiones con su vecino caribeño distante a 90 millas. Esas facultades se han empleado hasta ahora en adoptar medidas que no modifican aspectos fundamentales de la política de sanciones y restricciones, tal y como explica el informe de la resolución presentada por Cuba ante Naciones Unidas, aceptada por casi todo el mundo y rechazada solo por Israel y Estados Unidos.