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Elecciones de 2016 en EEUU: Pasarela para quince aspirantes

Foto: Impulsonews.

Foto: Impulsonews.

El segundo debate entre los aspirantes a la nominación para la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano tuvo lugar el miércoles 16. El evento se dividió en dos etapas. La primera de hora y media de duración entre los cuatro aspirantes que no alcanzaron rebasar el 1% de preferencia del promedio de las encuestas en el período establecido. El segundo, que se extendió por tres horas incluyó a los once aspirantes con mayor puntuación, encabezados por Donald Trump, Ben Carson y Jeb Bush.

La sede del evento fue la Biblioteca Reagan, en Simi Valley, California con la presencia de unos 500 republicanos. Un avión Boeing 707 Modelo SAM 27000, que uso Ronald Reagan en el tiempo que ocupó la presidencia de los Estados Unidos sirvió como telón de fondo.

Correspondió a la CNN organizar este debate y desde el punto de vida de espectáculo mediático realizó un buen trabajo porque aunque las manifestaciones de los aspirantes ni detallaron ni profundizar en lo ya conocido, al menos se mantuvo un buen ritmo de intercambio e interrelación entre los aspirantes aún en el plano personal.

Sería sumamente extenso hacer un relato sobre todo lo ocurrido en cada uno de los debates y hasta una caracterización de lo expresado y logrado por cada uno de los participantes. Por eso nos limitaremos a algunas consideraciones generales:

En primer lugar, Donald Trump fue colocado a la defensiva. Mucho tuvo que ver en ello la actuación del moderador que tomó la iniciativa en preguntar a los demás aspirantes sus opiniones sobre Trump, a partir de las propias expresiones de este durante la campaña. De esa forma, Trump perdió la iniciativa y tuvo que dedicarse a dar responder los ataques (más o menos velados) que le hicieron sus rivales, protegidos en esta ocasión porque eran relativos a lo ya dicho anteriormente por Trump. ¿Pudiera ser este el inicio de la disolución del fenómeno Trump?

Otro aspecto sobresaliente fue el consenso de los aspirantes en reconocer que en la opinión pública existe una fuerte inclinación a desconfiar sobre el Partido Republicano y sus líderes (y por extensión con todo el establecimiento político tradicional de los Estados Unidos), especialmente de los miembros del Congreso Federal y como consecuencia se buscan líderes que no estén integrados en esos mecanismos e instituciones, lo que en el lenguaje político en los Estados Unidos se califican como “outsiders”. Llama la atención que en este sentido y contrario a las reglas de cortesía en uso se hicieron ataques directos y hasta personales al partido y a individuos señalando debilidad y falta de voluntad de defender los valores y principios conservadores.

Los ataques dirigidos a elementos demócratas se concentraron en las actuaciones y las figuras de Obama, por su actuación como presidente, de Hillary Clinton por mendaz, no confiable y carente de resultados positivos en su actividad política y gubernamental. En más de una ocasión se criticó la actuación de Obama calificándola de “socialista”.

La discusión sobre política exterior se concentró en aspectos relativos a la situación en el Medio Oriente reclamando la eliminación del presidente de Siria Bachar Al Assad, la liquidación de la totalidad de los integrantes del Estado Islámico del Levante, la anulación del acuerdo con Irán sobre el desarrollo nuclear, la adopción de una política de confrontación con Rusia (especialmente contra Vladimir Putin) y con China. Hubo criterio virtualmente unánime de reforzar y dar prioridad al uso de los instrumentos militares en la actuación internacional como forma de recuperar el “respeto” a los Estados Unidos en el ámbito internacional. No hubo ninguna mención a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

En cuanto a los asuntos doméstico se reiteraron los criterios acerca de tomar medidas contra los inmigrantes ilegales, aunque hubo marcadas diferencias en cuanto a las medidas a adoptar. Por ejemplo, prácticamente todos los aspirantes rechazaron la propuesta de Donald Trump de expulsar de inmediato a todos los inmigrantes ilegales en territorio de los estados Unidos. Pero, la idea de construir un muro en la frontera sur de los Estados Unidos con México contó con el consenso de los aspirantes. Otras acciones tales como la reducción de impuestos, la eliminación del déficit fiscal y que forman parte del ideario conservador fueron reclamadas por los aspirantes pero con diversas modalidades. En cuanto a temas sociales, como por ejemplo, el Programa de Planificación de la Paternidad, hubo prácticamente unanimidad en la intención de prohibir el uso de fondos para su funcionamiento.

La atención de cada aspirante por su imagen y procurar un papel protagónico ocupó una parte importante de los esfuerzos dándole una preeminencia a resaltar cada individualidad con los usuales comentarios jocosos o despliegues de agilidad mental. En esta ocasión todos estaban más preparados para el debate, aunque la participación no fue pareja. Como ya señalamos, Trump tuvo que dedicar la mayor parte del tiempo a defenderse, lo cual pudo resultarle conveniente por su evidente falta de preparación para precisar sus propuestas para también pudiera contribuir a detener su impulso. Bush, no tuvo una participación sobresaliente pero un desempeño mostraba que hizo una mejor preparación. Carly Fiorina, John Kasich y hasta Chris Christie brindaron una imagen de más consistencia, pero no así en el caso de Scott Walker. Ben Carson, a pesar de estar ubicado en el segundo lugar según las encuestas, dio la impresión de “jugar sobre seguro” y no tomar riesgos, replicando en algo su actuación del primer deabte. En cuanto a la participación de Rand Paul, Michael Huckabee, Ted Cruz y Marco Rubio, estuvo dentro de los parámetros esperados aunque el último se esforzó por mostrar tener dominio sobre temas de carácter internacional en una intervención en la cual dio señales de estar recitando o repitiendo algo que estaba “prendido con alfileres”.

En los próximos meses, los debates se convertirán en el principal evento mediático antes del inicio de las elecciones primarias el 1ro de febrero de 2016. En octubre los demócratas comenzarán la celebración de debates entre los aspirantes presidenciales y celebrarán seis debates, a razón de uno mensual. El primero tendrá lugar en las Vegas, Nevada el 13 de octubre. Algo similar realizaran los republicanos y el próximo está programado para efectuarse en Colorado el 28 de octubre próximo, hasta llegar a un total de doce debates.

Estos eventos servirán también como un tamiz que irá eliminando los menos aptos.