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Elpidio Valdés

web-elpidio1foto-tomada-cubadebate-1Hace tres años emprendí un documental sobre Juan Padrón: “Hasta la próxima aventura”. Lo tuve que llamar varias veces para que accediera, porque Padrón, un viejo amigo, no busca publicidad ni cámaras, es muy discreto y asómbrense: ¡muy tímido!

También es la persona más ocurrente que he conocido en mi vida. Hablar con Padroncito es una fiesta.

Llegamos a su casa, una mañana, con cámaras y micrófonos, nos hizo pasar a su pequeño estudio. Un estante lleno de libros de historia de Cuba, algunas viejas armas y un ambiente íntimo de creación.

Primero ¿cómo se formó Juan Padrón? Se puede decir que es un ejemplo puro de un artista formado en nuestra sociedad. Pasó el Servicio Militar en la Marina de Guerra, donde conoció a un gran amigo quien sería la inigualable voz de Elpidio Valdés: Frank Gonzáles, un gran actor.

No quería hacer una biografía larga sino comprender a este hombre y tratar de entender de qué lugar emergían tantas maravillas, porque Elpidio Valdés no es sólo para los niños, todos lo disfrutan.

Lo que más llama la atención es que Padrón trabaja basándose en la  historia de nuestro país. Conoce el mambisado, sus jefes, su composición social, las armas que usaban, los uniformes, y por supuesto entre sus recuerdos está un viejo machete Collins, la joya de los machetes.

Pero también conoce los uniformes, grados y armas del Ejército español, sus formaciones de batalla. Tiene grabados todos los toques de corneta del Ejército español y de los mambises.

Cuando uno avanza en la conversación con este hombre afable y bromista, se descubre un espíritu tenaz y no me avergüenza decirlo: un patriota que vive sus aventuras.

Hay personajes muy simpáticos en las filas de los cubanos: negritos traviesos y mambises pícaros que aún apenas sin armas engañaban y derrotaban al enemigo. También existe en su obra un episodio singular: se une a los mambises un contingente internacionalistas con rusos y chinos, simpatiquísima la caracterización que hace de estos personajes.

Padrón me informa que sus episodios, en su mayoría, están inspirados en los pasajes de nuestras guerras de independencia.

El episodio del cruce de los mambises por la legendaria fortaleza española de Júcaro a Morón, es casi un didáctico lleno de incidencias y hechos reales. El personaje de Resoples, el jefe español, es sustituido por el General Weyler, a quien se le ve claramente como un asesino.

Aquí pasamos del cine a la realidad, entre sus libros tiene los tomos escritos por el último capitán general, que se llama Mi misión en Cuba. Un amigo historiador me alertó que Padrón es una de las pocas personas en Cuba que tiene ese ejemplar y tanta información sobre la guerra de independencia. Sus personajes españoles, empezando por el General Resoples, muestran soldados simplistas, brutos, torpes, ineficaces, desconocedores del entorno, incapaces de comprender la guerra con Cuba. Gran parte de los mejores chistes de los episodios de Padrón se basan en estas situaciones, y aquí surge la inevitable pregunta ¿cómo reciben los españoles de hoy la imagen que de ellos dan estos personajes?

Padroncito, con cara de complicidad me pregunta:¿qué hago?¿Mostrarlos como un ejército imperial lleno de asesinos Que viene a Cuba a matar cubanos y apoderarse para siempre de la isla de Cuba? Mientras responde, Padrón abandona un poco su aire de sonrisa, su rostro se torna tenso, está claro, Padrón es un mambí más que nos está diciendo: ¡a la carga!

El ICAIC (Instituto de Arte e Industria Cinematográfica), en mi opinión, tiene la deuda histórica de recuperar todos los episodios de Elpidio Valdés, incluso los más antiguos que pudieran haberse deteriorado por el paso del tiempo, hasta los más modernos realizados con técnica digital.

Elpidio Valdés es un ícono de la cultura cubana, su personalidad y su vida representan lo mejor de la nación. Es para niños y para todos. La realidad histórica desarrollada a partir del humor es la forma más eficaz de transmitir, generación tras generación, los mejores valores que se han forjado en nuestro país a partir de nuestras guerras de independencia. Los cubanos ganamos nuestra guerra, la intervención imperial a última hora, disfrazada de ayuda se convirtió en realidad, los Estados Unidos, si no pudieron anexarse a Cuba fue por ese espíritu de los “Elpidios Valdés” como reconocen muchos documentos de los norteamericanos que describían a los cubanos como levantiscos y peligrosos.

Elpidio Valdés nos cuenta historias de nuestras guerras de independencia en el siglo pasado, independencia que deben mantener las futuras generaciones porque hay muchas intenciones de apoderarse de este país con nuevas técnicas de guerra: económicas, sicológicas, y de todo tipo.

Esperamos que los episodios del Elpidio Valdés estén siempre en nuestras pantallas como un ejemplo del cubano valiente y al mismo tiempo humorista. Sus episodios no envejecen, siempre estarán vigentes.

Me despido de Juan Padrón pero no de Elpidio, quien siempre dice al final de sus episodios: “Hasta la próxima aventura”.