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Now

estatua de la LibertadUna noche en Charleston, Sur de los Estados Unidos, un grupo de feligreses negros se encontraban en la iglesia metodista Enmanuel, una vieja iglesia con una larga historia. Los feligreses practicaban ritos religiosos de leer y estudiar la Biblia.

De pronto, entró un joven blanco, nadie lo vio, y en segundos mató a nueve feligreses, sí a nueve, incluyendo al pastor de la iglesia. Conmoción inmediata en la comunidad negra y al difundirse rápidamente la noticia, conmoción nacional.

El autor fue detenido casi inmediatamente porque dejó a propósito un testigo vivo para ser identificado. No quería escapar sino ser atrapado para, ¡qué horror!, divulgar su mensaje. Su foto recorre el país y el mundo, es un joven blanco de 21 años, peinado hacia un lado y con esa insolencia que me recuerda – y se me ponen los pelos de punta- las fotos de los jóvenes nazis con la actitud desafiante de “la raza superior”.
Al ser interrogado por el Fiscal declara: “Los negros se están apoderando del mundo”.
La comunidad negra y toda la nobleza que hay en la sociedad norteamericana reaccionan con ira, pero pacíficamente. La iglesia se llena de flores y constantemente llegan peregrinos.

¿Qué hacer con el detenido?

El propio Presidente Barack Obama aparece en televisión con el rostro demacrado, condena el hecho con energía, y reconoce con amargura que en los Estados Unidos existe tensión y odio racial, llama la atención a que el hecho, entre otras cosas, se debe a que al no existir un control de armas, Estados Unidos es el único país en el mundo donde se puede adquirir en cualquier tienda, un arma de cualquier calibre.

Obama ha tratado de limitar este uso irracional de las armas, con proyectos de ley y por la vía institucional, pero la poderosa Asociación Nacional del Rifle en manos de multimillonarios blancos, mantiene la Ley y se siguen vendiendo armas.

La herida del odio racial no se ha cerrado desgraciadamente, provocando terribles tragedias humanas, entre otras causas, está el antecedente histórico de la guerra civil entre el norte y el sur que duró de 1891 a 1865. Esta guerra entre el sur aristocrático que basaba su riqueza en la economía de plantación con la mano de obra esclava; y el norte que comenzaba un desarrollo industrial, terminó como sabemos con el triunfo del norte, pero el país quedó devastado y la economía del sur ya no se podía basar en el trabajo esclavo. Un cambio en el modo de producción y en el modo de vida, lo que provocó un resentimiento de los aristocráticos sureños hacia el norte. Recordemos que el propio Presidente Abraham Lincoln  fue asesinado por extremistas sureños mientras estaba en el teatro el 15 de abril de 1865.

Estos acontecimientos me recuerdan un documental clásico de los años 60, exactamente de 1965, época en que se produjo una gran explosión de odio racial. Este clásico del cine cubano es Now, de Santiago Álvarez. Now es un documental profundamente innovador. Santiago hizo por primera vez en nuestro cine un montaje o edición completamente novedosa.

Normalmente se editaba la imagen y después se agregaba la música y el sonido en general. Santiago descubrió que la música maravillosa y rítmica de la canción le permitía editar las imágenes al ritmo de la canción. Esto hace que se logre en solo seis minutos una obra de arte de un impacto emocional tremendo.

Hoy en día se considera a Now como una premonición del video clip actual, así me lo han calificado mis alumnos, a quienes les tengo que explicar que el video clip actual nace del cine digital, la obra de Santiago es mucho más elaborada porque se realizó en un soporte de 35 milímetros, lo que hacía más difícil el montaje de hoy en soporte digital. Afirmo esto porque he trabajado en las dos modalidades y sé cuán diferente son.

Tuve el privilegio de trabajar con Santiago Álvarez, aprendí mucho con este hombre dinámico y creativo. Existen muchos documentales sobre el racismo, pero Now hay solo uno, esta joya de nuestro cine es también un gesto de solidaridad hacia nuestros hermanos que en Estados Unidos viven y enfrentan el racismo diariamente.