- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

La Sección "En Cuba"

en cuba bohemia

[…] que no haya una manifestación de la vida cuyos diarios accidentes
no sorprendan al diarista: eso es hacer un buen diario.
Decir lo que a todos conviene
y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir.
José Martí, “Sobre periodismo”, Patria, 1892.

La Sección En Cuba de la revista Bohemia proporcionó a la publicación una ganancia en calidad y espacio de la información nacional, causa fundamental de su éxito.

El 4 de julio de 1943 apareció la sección En Cuba –fundada por los periodistas Enrique de la Osa y Carlos Lechuga– denunciando con materiales exclusivos aportados por destacados colaboradores los más polémicos temas, muy relacionados con la corrupción, el crimen, el gorilismo, el partidismo y la politiquería en la seudo república. El espacio abordó también situaciones regionales, tales como las acciones interventoras norteamericanas en Latinoamérica.

En Cuba era un látigo. Su vida prerrevolucionaria abarcó el último año de la presidencia de Batista, las administraciones de Grau y Prío y toda la época de la última dictadura batistiana. Fue una etapa de crímenes y latrocinios y la sección siempre llevó una política de castigo sin cuartel a los asesinos y a los ladrones.1

Tras el triunfo de la Revolución, “entablada la lucha ideológica y frente a la agresión imperialista, la sección En Cuba reflejó en todo su valeroso contenido, el heroísmo y la decisión del pueblo cubano en los días difíciles, cuando bloqueado, aislado, blanco de todos los ataques sin otras fuerzas y recursos que su decisión de ‘Patria o muerte’ y la generosa ayuda de la Unión Soviética […] En Cuba conserva una vigencia consustancial a la historia de Bohemia, ahora como exponente de las grandes realizaciones revolucionarias. Ha variado el molde, pero la esencia permanece intacta”.2

Han transcurrido setenta años y más de cincuenta de Revolución. Imposible comparar las situación política económica y social entre estos dos distantes momentos de la historia.

En la prensa anterior a la Revolución se esgrimía el falso concepto de la “objetividad” y la “libertad de expresión”. Pero ellos se manejaban según convenía a los intereses que defendían los periódicos. Los periodistas que ejercían entonces sufrirían impotencia al no poder expresar sin restricciones un criterio.

Lechuga opinaba que el periodismo, como espejo de la actualidad, no tiene sustituto […]. De no ser así, sirve solamente a los intereses de los sectores estrechos, contrarios a los intereses de las mayorías, aseguraba.

Mucho se habla de cómo debe ser el periodismo en esta Isla revolucionaria y trabajadora. Falta superar deficiencias en los contenidos noticiosos y abrir más el diapasón de los sucesos internos sin caer en el amarillismo.

Urge acabar con el silencio en torno a los individuos inescrupulosos, que utilizan sus posiciones para disfrutar de privilegios que les están vedados al pueblo esforzado y trabajador.

En su reciente trabajo publicado en el blog Moncada el profesor Esteban Morales trata el tema y apunta:

Se trata de un asunto al que los honrados pueblerinos no deben el menor temor: la corrupción. […]Pero a la burocracia hay que mantenerla bajo control. Haciéndoles un continuo “arqueo de caja”. […]A todo el que asuma una responsabilidad estatal o política, por vía de la cual de seguro manejara recursos y dinero, hay que obligarlo a realizar una declaración de bienes, tanto cuando entra como cuando sale […].

 y sugiere algunas medidas que se pueden tomar a nivel de barrio para detectar a los malhechores.

En cuanto al papel que puede desempeñar la prensa, subraya: “Amplia divulgación de los casos de corrupción, con nombres, apellidos y fotografías.

Utilización de la prensa para visitas sorpresivas a centros de trabajo, comercios y centros de producción”.

Para nadie es un secreto que el periodismo es un arma ideológica y como tal en esta Revolución Socialista, debe reflejar tanto los logros como los desaciertos y las debilidades que eventualmente pueden generar descontrol.

Notas 

1 Carlos Lechuga Hevia, Barcos de Papel, p. 42, La Habana, Ediciones Unión, 2008.

2 Enrique de la Osa: “En Cuba” Primer Tiempo 1943-1946, p. 17, Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1990.