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La militarización del Oriente Medio o Cómo abrir la caja de Pandora

iraqui-islamico-realiza-ataque-armas-quimicas-irak_1_1_2145768En la cumbre de la Liga Árabe recién concluida en Egipto se acuerda la creación de una fuerza militar panárabe. Al otro lado del océano, los Estados Unidos desclasifican documentos que datan de 1969 en los que se devela uno de los mayores “secretos” de la historia contemporánea: Israel tiene armas nucleares.

Mientras estas dos noticias recorren el mundo, la región sigue vapuleada por conflictos en varios países. Por un lado, la guerra en Siria continua cobrando vidas inocentes, mientras el Estado Islámico sigue agregando fuerzas militares en diferentes países, extendiendo alianzas que llegan hasta lo más profundo del continente africano.

En Libia se mantiene un país prácticamente en estado de coma. Por más que se trate de apaciguar a las diferentes facciones beligerantes, todo parece indicar que no habrá paz por largo tiempo en ese dividido Estado miembro también de la Liga Árabe.

Yemen, al cual le hemos dedicado dos artículos anteriores, termina siendo bombardeado por una coalición de países árabes a solicitud del defenestrado Presidente Abdu Rabu Mansur Hadi. Sufre ese pueblo las consecuencias de muchos años de divisiones internas, que se agravan ahora con la incursión militar desde el exterior.

He mencionado solo tres países árabes en los cuales en estos momentos la situación es extremadamente explosiva. Pero podemos seguir agregando más, si contamos cómo se mueven los conflictos en Irak y Sudán, el terror reciente en Túnez, los acontecimientos en Egipto (a pesar de la supuesta estabilidad alcanzada después de las últimas elecciones), la explosiva frontera entre Israel y el Líbano y así sucesivamente.

Toda esta amalgama de acontecimientos desvía la atención del problema principal en el Medio Oriente, el que dio origen a todas las guerras del pasado siglo y que ha causado una diáspora de proporciones incalculables: el conflicto palestino-israelí. Mientras otros puntos de la región continúen bajo los focos de los grandes medios de comunicación, la causa palestina seguirá alargando su posible solución definitiva.

Y todo esto, a fin de cuentas, beneficia a Israel. En su política de expansión prolongada, esa cuyas líneas fueron trazadas desde el propio surgimiento del sionismo en el siglo XIX, mientras los ojos del mundo puedan dirigirse a otros conflictos, no se moverá un milímetro el proceso de paz entre Palestina e Israel.

La creación de una fuerza militar panárabe de ninguna manera solucionará el principal problema del Medio Oriente. Mientras éste no se resuelva, continuará la desestabilización de la región, que parte siempre desde los pasillos de poder de Tel Aviv. La militarización de la zona en detrimento de las posibilidades de negociación pacífica a fin de cuentas pone otro punto de presión para abrir de manera definitiva la caja de Pandora en el Levante y que, sin dudas, cobrará más vidas de inocentes en esa sufrida parte de nuestro planeta.