Todavía ando emocionado por el valor y coraje de esas muchachas del ciclismo. Arrasaron en la Pista y reinaron abrumadoramente en la ruta. Casi no dejaron títulos para otra bandera que no fuera la de Cuba.
Jóvenes brillantes como Lisandra, Marlies, Arlenis y Yudelmis. Veteranas inmensas que inspiran y halan como Yumary y Yohanka. Una armada de lujo de la que el movimiento deportivo cubano puede sentirse orgulloso.
Desde un cuidado, pero ya obsoleto, velódromo en el este de la capital cubana han tejido la leyenda. Un tenaz colectivo técnico ha pulido sus talentos. Sus nombres son respetados en todos los circuitos del mundo. Ya las han visto brillar Olimpiadas, Mundiales y Copas del Mundo.
Son hoy una de las mejores muestras de eficiencia en el deporte cubano. Una escuadra pequeña, en la que todas multiplican quehaceres. Cada una compite en más de una prueba y son capaces de cosas brillantes como las de este domingo en la ruta centroamericana, cuando soltaron a todo el equipo a la carretera y se llevaron los puestos 1,2,3,4, 6 y 9. ¡Toda una hazaña en la historia de los Juegos Centroamericanos y del Caribe!
Una reverencia para estas damas de las pistas y carreteras. Lo realizado en Veracruz es ya parte de la historia gloriosa del deporte cubano.