De los intérpretes y compositores masculinos que hoy se acercan a los cuarenta me impresionan fundamentalmente Michael Bublé (1975 Burnaby, Columbia Británica, Canadá) y John Mayer (1977 Bridgeport, Connecticut. USA) ambos han venido a vestir la música de nuevos aires en una industria discográfica que contamina con artificios todo lo que puede.
Mr. Bublé con seis discos de estudio y cuatro premios Grammy, además de múltiples Junos (los Grammys canadienses) me convenció desde la primera vez que lo escuché ¿Un nuevo Sinatra? Sí, pero con un timbre propio y juvenil ajustándose el ropaje vocal de los también clásicos crooners; Dean Martin, Sammy Davis Jr., Andy Williams, Paul Anka, etc.
En la producción de sus primeros cinco discos tuvo el privilegio de contar con las guías de su manager Bruce Allen y el productor David Foster quien le acomodó un repertorio conformado en su mayoría por temas antológicos y logró “colarlo” dignamente por la puerta ancha del mundo musical actual. Hoy vende discos y llena estadios por todo el planeta ante multitudes rendidas a su encanto personal e irresistible voz.
Su sexto álbum, el más reciente, “To be loved”, al igual que los anteriores editado por el sello Reprise Records de la Warner, fue esta vez producido por Bob Rock porque ya no está Mr. Foster a su vera y se nota en la estridencia de la grabación. El CD contiene un feliz ramillete de hermosas canciones cantadas con emoción y sabiduría. ¿cómo lo hace? pues con talento, energía, honestidad, y alegría. Esa combinación es sencillamente demoledora.
Los singles desprendidos del álbum, “It’s a beautiful day” que corresponde a su coautoría y el fresco “To be loved” de Berry Gordy Jr. son excelentes temas que integran, entre otros, el CD. Con sinceridad se los recomiendo.
John Mayer: siete discos de estudio y siete Grammys en su bolsillo no se queda atrás, aunque él es otra historia. Compositor, cantante y guitarrista excepcional ha mantenido una carrera sin altibajos reinventándose una y otra vez. Si en sus primeros discos, siempre con Columbia Records, buscó la aceptación inmediata del público; están repletos de temascercanos al pop rock + blues, pero con textos de intachable factura (solo baste recordar Neon) en sus dos últimos CDs; “Born and raised” y sobre todo “Paradise Valley” coproducidos entre él y el imperturbable y eterno Don Was, con quien compartí aquí en La Habana hace un tiempo, son una clara muestra de la evolución de John y su desapego actual a todo lo que no huela a pureza y compromiso con la música en mayúsculas. Sus romances publicitados hasta el delirio por la prensa “del corazón” son otro asunto que no reseñaré aquí.
“Paradise Valley” lo diseñó desde una cama de hospital y durante su angustiosa convalecencia después de una operación para extirparle un granuloma de sus cuerdas vocales y lo grabó cuando estuvo completamente recuperado. Es un disco sublime y compacto. En cada sílaba y en cada nota del álbum se advierten sucreciente espiritualidad y los deseos de seguir adelante, pese a los tropiezos (y excesos) vivenciales a los que casi ninguna estrella joven y exitosa escapa. Hace giras interminables y eso casi siempre cobra factura.
John Mayer tiene treinta y siete años, es decir, todo el tiempo, y mi olfato me dice que a partir de ahora cabe esperar, si es posible, discos cada vez superiores en forma y contenido. Esos que sus admiradores, entre los que definitivamente me encuentro, esperamos de él.
