Obama, mándanos a Michelle
La Casa Blanca hace poco envió a la carretera a su mejor activo político: Michelle Obama, la Primera Dama de los Estados Unidos, quien está en buen momento a los ojos de la opinión pública de su país. Su marido, por el contrario, baja por las escaleras de la popularidad y se sienta en el sótano a pensar qué hacer con los extremistas del Estado Islámico o cómo incomodar a Vladimir Putin.
Al menos esa es la impresión que se lleva una parte de la prensa estadounidense acerca de la rica agenda proselitista de la señora Obama, en contraste con el trato distante que recibe su esposo, a quien algunos candidatos al Congreso prefieren mantener a distancia.
Con tanto loco paseando por las fronteras entre Siria e Iraq, el mundo parece haber olvidado que dentro de unas semanas hay elecciones en Estados Unidos: los ciudadanos de ese país irán a las urnas para decidir quién sale o entra en el Capitolio de Washington durante los dos próximos años.
Los comicios de término medio deberían ser el termómetro que mida el estado de la opinión nacional, pero las peculiaridades demográficasen la distribución de los 435 distritos del Congreso no ayudan mucho en el tema de la adecuadarepresentatividad. Más allá de los arreglos del sistema electoral estadounidense, los republicanos son favoritos para continuar siendo el club político con mayor membresía en la Cámara de Representantes.
Desde sus escaños, los conservadores pueden, de vez en cuando, poner al país al borde de un ataque de nervios, mientras que en el Senado, los demócratas evitan que las cosas se les salgan de las manos.
Ya los candidatos están corriendo en las pistas de las campañas políticas. Algunos demócratas en aprietos han pedido la asistencia de Michelle Obama para movilizar a su electorado. Con la ayuda, de la Primera Dama pueden adquirir notoriedad y mejorar su posición en las encuestas, unos números que tienen un efecto especial en el ánimo del público estadounidense.
Y en efecto, la Primera Dama dedicó uno de sus discursos al tema del abstencionismo, hablando de cuánto daño le hace a su partido que la gente se quede en casa, cuando deberían estar haciendo cola para votar.
La prensa estadounidense se ha percatado de que Michelle está de viaje por los estados, dando discursos y apoyando a los aspirantes demócratas, mientras a su esposo se queda en Washington, motivando en la prensa análisis con títulos como este: “Demócratas desdeñan al 'tóxico' Obama en sus campaña electorales de medio término mientras la popularidad del presidente cae en picada.”
La primera dama estadounidense ha podido conservar su popularidad intacta durante seis años de administración, participando solo en debates nacionales sobre qué haría si hubiese la madre del ahora sicológicamente extraviado Justin Bieber.
En 2013, el día de su segunda toma de posesión, Barack Obama hizo uso de su elocuencia y pronunció un inteligente brindis (¿o piropo?) en honor a la reputación de su esposa: “Hay controversia acerca de la calidad del presidente; no hay controversia acerca de la calidad de nuestra actual primera dama."
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¿Será rival de Hillary para las próximas elecciones?
No conozco el currículum de Michelle.... conozco el de Hillary... inteligente, pero dedicada "al lado oscuro de la fuerza". Creo que con estas consideraciones en cuenta, ya Michelle llevaría ventaja.
Michelle vs. Hillary, me encanta!!!
Estrategias? Hay que esperar y ver, en materia de política no hay nada fortuito, y menos si se trata d ela política norteamericana ¿qué creen?