Se ha dicho en diversas ocasiones, que los 5 antiterroristas cubanos que fueran injustamente condenados en los Estados Unidos y cuya libertad hemos venido exigiendo con creciente empeño, son hombres de cultura y de pensamiento.
Dos de ellos, poetas. Otros, diplomáticos de carrera, y uno instructor de vuelos. Todos, entonces, profesionales y artistas de primer nivel, creadores de ideas, en una circunstancia en la que las ideas -para decirlo en palabras de Fidel- “son más poderosas que las armas”.
William Blake, conocido filósofo y poeta ingles, cuando quiso definir lo que era hacer poesía, recurrió a una figura literaria que tiene enorme belleza y contenido. Es, dijo “ver un mundo en un grano de arena / y el cielo, en una flor silvestre. / Contener el infinito en la palma de la mano / y la eternidad en una hora”.
Digamos dos palabras en torno a esa definición. El poeta es capaz de ver todo lo que existe; aunque lo que vea, tenga una mínima expresión para el común de los mortales.
Y distinguir lo más bello, en lo más cotidiano, en lo que pasa desapercibido, en lo que no se nota porque luce pequeño..
Tomar el tiempo con la simpleza con que se coge un trozo de pan; y vivir para siempre, en el corazón de los pueblos, aunque tome apenas un tiempo limitado en el conocimiento de los hombres.
Y, sí, en efecto, Antonio Guerrero, uno de los tres que aún permanecen en cautiverio, es un poeta como lo son sus cuatro hermanos, víctimas de la misma felonía.
Ingeniero especialista en Construcción de Aeródromos, publicó varios libros con sencillos y sentidos poemas. Por ellos, sabemos las condiciones de su prisión: “Porque un muro es un muro y tú lo sabes / mi celda es casi una mancha blanca / una trampa sin sol, luna, ni espuma / que por momentos se transforma en barca”
Y es así, una celda sin luz, sin hálito de vida que no sea sino le fuerza que brota del cautivo, una trampa miserable tendida contra el mundo, asoma como una barca que llega hasta nosotros en alas de los vientos.
Han pasado ya 16 años de prisión sobre los hombros de Antonio y de sus compañeros de infortunio: Gerardo y Ramón. Dos más, René y Fernando, cumplieron sus condenas, y hoy construyen el futuro de su pueblo. Pero los tres que permanecen tras las rejas convocan siempre la solidaridad del mundo.
Los intelectuales peruanos -poetas escritores, pintores, hombres y mujeres de pensamiento y cultura- les tendemos la mano solidaria.
Nos sumamos a la lucha que se desarrolla en todos los países de la tierra, por esta causa justa. Sabemos que las manos de los hombres de este mundo, habrán de arrancarlos de sus celdas. Con nuestro Vallejo les decimos que llegan nuestras voces. Y es que ellas, “están andando, hermano, están andando…”
*Intervención suya en acto por Los Cinco celebrado este 22 de septiembre en Congreso de la República de Perú.