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Por fin me libero de la categoría de viandero

Aquello de andar siempre con la ropa sucia, las uñas incrustadas de tierra y soportar la humillación de aquellas muchachitas en pleno baile era para mí algo insoportable. En mi tiempo, el guajiro no quería que nadie supiera que era campesino, aunque se le viera por encima de la ropa; el obrero por lo general trataba de ocultar esta digna condición. Esa era la realidad, así eran las cosas…

Alentado por algunos amigos que mucho me querían, comencé a estudiar algunas cosas que eran prácticas, y daban la oportunidad de buscar un trabajo más decente. Comencé a pasar un curso de mecanografía, taquigrafía, en inglés y español, y el idioma inglés. Esto lo hacía por las noches en una Academia que me cobraba cinco pesos mensuales en el centro público que estaba allá en el Municipio.

Todos los días, durante mis travesías hacia las áreas donde realizaría la venta de las viandas y las frutas - casi siempre era hacia las playas de Jaimanitas y Santa Fe- me ponía a estudiar, aprovechando cada minuto. Eso lo hacía en ambas direcciones. Para esto me ayudaba aquel animal que tiraba del carretón y hacía el recorrido por su cuenta, sin tener yo que fijar mi atención en aquello. Con el afán de salirme de aquella situación, estudié febrilmente. Fue el idioma inglés el que me abrió las puertas.

En esta foto se aprecia parte de aquella bestia que tanto me ayudó a superarme.

En esta foto se aprecia parte de aquella bestia que tanto me ayudó a superarme.

En uno de esos viajes de regreso, de la playa a mi casa, me detuve junto a la cerca de lo que era entonces la Havana Military Academy, hoy La Pradera, Centro de Salud Internacional, allí cerca de donde me situé, podía observar un terreno de pelota donde según pude conocer estaba entrenándose el equipo norteamericano de Béisbol, de las ligas menores de Estados Unidos, el Montreal.

Este equipo era sucursal de los Dodgers del Brooklyn, y se estaba preparando de forma especial a quien sería el primer negro que traspasaría la frontera racial de las grandes ligas de beisbol: Jackie Robinson. Esto fue un extraordinario hecho en la historia del béisbol de las Grandes Ligas de los Estados Unidos el 15 de abril de 1947.

Jackie Robinson con el uniforme de los Dodgers de Brooklyn.

Jackie Robinson con el uniforme de los Dodgers de Brooklyn.

En aquellos tiempos el turismo, fundamentalmente de los Estados Unidos, venía a recrearse con nuestro sol y con la bondad del clima tropical. Esto sucedía esencialmente en la temporada de invierno.

Desde muy chiquito yo veía pasar por mi pueblo aquellos carros grandes descapotados, con su carga de americanos que vestían ropas de todos colores, shorts, bermudas y gorritas de largas viseras plásticas transparentes. Por lo general, llevaban espejuelos oscuros. No se me olvida, cuando aparecía la caravana, todos los muchachos nos arrimábamos a la carretera y gritábamos “Mister, one cent”, “Mister, one cent” , y ellos nos tiraban sus monedas.

Cuando hablo de esto, me viene a la mente algo que vi muchas veces años después. En ocasiones, al visitar la orilla del Puerto de La Habana a donde iba con el gallego Rodríguez - excursiones que me encantaban- veía los grandes barcos, sentía el olor a comidas españolas y a salitre, montaba la lanchita que me llevaba al otro lado de la bahía y lo que más me llamaba la atención, aquellos fiñes de 8 ó 10 años flotando en aquella agua negra y sucia gritando a los turistas que aparecían en el malecón o en las barandas de los barcos: “Mister, one cent”, “Mister, one cent” … Y éstos sacaban las monedas y las tiraban al agua y los niños se zabuían con mucha destreza y antes de que el metal tocara el fondo éstos las atrapaban y emergían victoriosamente con la presa en la boca y pidiendo nuevos lanzamientos. Aquel espectáculo complacía a los turistas...